Investigadores de la Universidad de Jaén comprueban que las zapatillas deportivas modernas provocan la deformación de la pisada natural, frente a un calzado más minimalista.
Las modas no van siempre en consonancia con la salud. Y en las del calzado, mucho más. De sobra son conocidos los efectos del uso de zapatos de tacón en el pie de las mujeres. Pero lo que no se tenía tan claro es que un calzado tan cómodo como las zapatillas de deporte pueda afectar al patrón de pisada en el suelo, debido al nivel de impacto en el suelo y con el riesgo de lesión.
Zapatillas de deporte y patrón de la pisada
Un estudio de la Universidad de Jaén ha demostrado que zapatillas deportivas modifican el patrón de pisada, tanto en población adulta como en niños y adolescentes, de manera que altera la posición del pie desde un apoyo de metatarso o con la parte delantera del pie (más habitual cuando corremos descalzos ) a un apoyo retrasado o de talón, que se ha asociado con un mayor riesgo de lesión.
Investigadores del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal han realizado un estudio con cerca de mil menores de entre 3 y 16 años, en el que se han analizado diversos aspectos relacionados con el patrón de pisada, como la superficie de contacto inicial en el suelo y las rotaciones del pie; todo ello relacionado con el efecto de la edad, el sexo y la condición calzado-descalzo.
Cuanto más pequeños menor apoyo con el talón
El responsable de esta investigación es Pedro Ángel Latorre Román, que explica que en edades preescolares la prevalencia de apoyo con el talón es mucho menor que en la adolescencia, periodo este último con valores semejantes a la población adulta. Y esta forma de caminar incrementa el pico de impacto con el suelo, lo que algunos autores asocian a un riesgo de lesión.
Durante su investigación, el equipo científico de la Universidad de Jaén ha descubierto que cuando los menores se descalzan reducen la prevalencia de apoyo con el talón, al tiempo que se incrementa el apoyo de metatarso, una forma de caminar identificada con un mayor rendimiento deportivo y menor pico de impacto. A su vez, la prevalencia de rotaciones del pie y desalineaciones tanto en el eje vertical como anteroposterior se incrementan en escolares de mayor edad.
Calzado deportivo y apoyo con el talón
A raíz de los resultados obtenidos en el estudio, Pedro Ángel Latorre sospecha que el uso de calzado deportivo entre escolares puede ser el origen del cambio o deterioro del patrón de la pisada. De ahí que considere más saludable y beneficioso para la pisada ‘natural’ el uso de un calzado con escasos sistemas de amortiguación y control de movimientos, zapatillas ligeras y flexibles tipo “minimalista”, menos sofisticado que las zapatillas de deporte.
El análisis de las pisadas de los menores se ha realizado con la técnica OptoGait, un sistema de obtención óptica de datos, que permite estudiar en profundidad la cinemática de carrera, así como cámaras de vídeo de alta velocidad.
En el estudio, el 46 por ciento de los niños de entre tres y seis años apoyaban antes el talón que el resto del pie. Y este porcentaje asciende hasta el 92 por ciento en los adolescentes.
“El automatismo de la carrera hace que en los primeros años de vida se vaya consolidando el patrón de pisada, de ahí la importancia de buscar la forma en que prevalezca el patrón más natural y por lo tanto más saludable”, destaca el autor de este estudio.
La pisada, un movimiento automático
La pisada es algo que se hace de manera automática y en lo que no se repara. De ahí que resulte importante trabajar un patrón de pisada saludable desde edades tempranas.
Y por ello, el uso de zapatos o de zapatillas deportivas más sencillas. Como también es recomendable, según este experto, que los menores de entre 3 y 16 años caminen descalzos el mayor tiempo posible, ya que les ayuda a ‘naturalizar’ la pisada.
Sin embargo, en los adultos que ya tienen la pisada modificada, caminar descalzos en superficies duras no es tan saludable.
“En el adulto el patrón de pisada puede estar ya deteriorado, y si usara la carrera descalza como medio de locomoción habitual podría correr riesgos importantes de lesión, recomendando el empleo del barefoot (carrera descalza) como un medio más de entrenamiento, no como una forma habitual de locomoción y competición, para lo cual se requiere un proceso largo de adaptación”.
Esta investigación ha sido publicada en diversas revistas científicas de impacto como Gait & Posture, Jorunal of Sports Science o European Journal of Sport Science. En el proyecto han participado además de Pedro Latorre, el catedrático de la UGR y director del Instituto Mixto Universitario de Deporte y Salud, Víctor Manuel Soto Hermoso; el director del grupo de la UJA Actividad Física y Salud, Juan Párraga Montilla; y varios investigadores del grupo de investigación de la UJA como Felipe García Pinillos, Pedro Consuegra González y Melchor Martínez Redondo.