La Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Almería ha dado continuidad a la celebración del 150 aniversario de la creación de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos, ofreciendo la segunda parte de su particular ‘trilogía’, iniciada una semana antes, y que concluirá el próximo 20 de diciembre, siempre dentro de sus ‘Viernes Científicos’. En esta ocasión se ha contado con la presencia de José Manuel Sánchez Ron como protagonista, cuya conferencia ha llevado por título ‘La tabla periódica: de 4 a 118 elementos’. Se trata de un ponente de reconocido prestigio, físico licenciado en la Complutense, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid y académico de la Real Academia Española, en la que ocupa el sillón ‘G’ desde 2003. Como divulgador cuenta con una merecida fama que ha quedado justificada en la Sala de Grados del Aulario IV de la UAL, en la que ha desentrañado la historia en la que experimentación y teoría, química y física, se solapan.
Ha querido dejar claro que en esa historia participaron, además de científicos tan distinguidos como Lavoisier, Dalton, Berzelius, Mendeleiev, Bohr o Seaborg, acontecimientos tan singulares como la Segunda Guerra Mundial y el Proyecto Manhattan: “Esto se hace para celebrar los 150 años de la creación, por parte de Mendeléiev, de la tabla periódica, y la principal lección es que eso esconde una larga historia anterior y posterior, que es además de gran importancia no solo desde el punto de vista científico, sino desde el punto de vista de la vida cotidiana incluso, la de todos, porque de lo que se trata al final es de comprender mejor la estructura de los elementos que nos rodean, y que no solo nos rodean, sino que forman parte de nosotros mismos”. Así, esta historia de los elementos químicos que componen la naturaleza, la de su descubrimiento al igual que cómo se llegó a comprender su estructura, es casi tan larga como la de la humanidad, desde la antigua teoría 4 elementos, tierra, agua, aire y fuego.
En su conferencia ha hecho un recorrido completo, siguiendo “con la física como la mano que mece la cuna, por decirlo de alguna manera, del desarrollo de la ciencia de la materia, modelos atómicos, desarrollo de las técnicas de análisis de la materia de los grandes aceleradores de partículas, situaciones o acontecimientos como sobre todo la II Guerra Mundial y lo que significa disponer de conocimientos en física nuclear”. Ha recordado que “el plutonio no existe ya en la naturaleza, hay que crearlo, y eso fue algo que se consiguió precisamente en los aceleradores de EEUU, principalmente la costa oeste”, avanzando “de ahí hasta los últimos elementos de la tabla periódica descubiertos, ya que ahora hay 118, de los que a partir del Uranio, que es el número 92, todos se tienen que crear porque hace tiempo que han desaparecido”.
En su intervención se ha referido a la vida media de los mismos, “hay minas de Uranio, pero lo gastaremos, y si desaparece este u otro será porque los consumamos”. En todo caso, “el trabajo de crear algunos elementos tiene interés desde el punto de vista científico, pero en absoluto desde el práctico”. En esa línea, ha hablado de “fisión” y de “fusión”, esperando que “en un futuro no muy lejano” se consiga generar energía a través de “grandes proyectos ya iniciados” no con los elementos más pesados, sino más ligeros, haciendo mención al caso del Hidrógeno, “que hay en todas partes” A su juicio, “la gran esperanza es que dentro de 50 años la humanidad esté libre de problemas de desechos radiactivos gracias a la fusión nuclear, el mismo fenómeno que ocurre en el interior de las estrellas, que es muy eficaces a la hora de producir energía, siendo la cuestión las temperaturas tan elevadas a las que llega, que qué contenedor las contiene”.
Cabe recordar que José Manuel Sánchez Ron presenta un currículum en el que se incluyen datos de gran relevancia como que desde diciembre de 2006 es académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y que desde noviembre de 2003 es miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes -Academia Scientiarum et Artium Europaea-, cuya sede central se encuentra en Salzburgo. En diciembre de 2005 fue nombrado asimismo miembro correspondiente de la Académie Internationale d’Histoire des Sciences, con sede en París. Se le ha distinguido con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos en el año 2011 y también con el Premio Nacional de Ensayo en 2015. En su faceta dedicada a la divulgación, ha impartido cursos y conferencias en múltiples instituciones españolas y extranjeras como las universidades de Yale, Minnesota, Boston, Berkeley, Oxford, Marsella, el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Washington, el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia de Berlín o el Colegio de México, de México D.F. Llegó a ser vicedirector del Instituto de Filosofía del CSIC.