Juan Antonio Samaranch y su gran apuesta por Almería

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    Juan Antonio Samaranch ha muerto. Su labor por la universalidad del olimpismo y del deporte llegaron también a Almería. El presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI) apostó por nuestra provincia desde 1969 con la puesta en marcha del Polo de Desarrollo Deportivo y luego impulsando los Juegos Mediterráneos Almería 2005 y el espíritu del olimpismo regional. Su generosidad quedó plasmada en la donación de una escultura a la ciudad. Sirvan estas líneas de homenaje a quien entregó su vida al servicio del deporte. Un amplio resumen de este artículo se publicó en La Voz de Almería, el 1 de mayo de 2010.

    Ha muerto Juan Antonio Samaranch Torelló. Para quienes lo conocimos y creemos en el deporte, ha sido un día triste, pero lleno de recuerdos. El presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI) se nos ha ido, pero ha dejado su huella imborrable. Si el Barón de Coubertin fue el fundador, el Marqués de Samaranch ha sido el auténtico impulsor del movimiento olímpico, quien lo universalizó llevando el mensaje a todos los lugares de los cinco continentes. Fue el artífice del olimpismo moderno en todas sus vertientes.

    Nos llenó de emoción el hecho de ver a Samaranch en Almería aquel verano de 2005, en el palco de autoridades del Estadio de los Juegos Mediterráneos en la inauguración de Almería 2005. Flanqueado por doña Pilar de Borbón y Jacques Rogger, presidente del COI, Samaranch siguió emocionado la ceremonia que abría los «mejores Juegos de la historia del movimiento mediterráneo». Antes, en abril de 2004, el Comité Organizador de los Juegos Mediterráneos (COJMA2005), como depositario del movimiento olímpico regional, en un gesto de justo reconocimiento, homenajeó al presidente de honor vitalicio del COI. Un merecido tributo a quien se debía la restauración del esplendor de los Juegos Olímpicos, gran impulsor y defensor de los Mediterráneos y su Carta del Deporte y avalista del proyecto almeriense de 2005, con el que siempre estuvo identificado. El marqués de Samaranch pudo lucir con orgullo en aquel entonces el tercer escudo de oro que concedía el COJMA. Tal distinción la recibieron antes Alfredo Goyeneche, ex presidente del Comité Olímpico Español, tristemente desaparecido, y Claude Collard, presidente del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos (CIJM), quien también murió después.  

     

    El Comité Olímpico Español apostó siempre fuerte por la Carta del Deporte Mediterráneo. No sólo avalado por la importante participación en todas las ediciones de los juegos de forma masiva y continuada, sino también por el peso específico consistente desarrollado dentro del CIJM. No podemos olvidar aquí, por lo que representó en su momento,  la consolidación del recién nacido acontecimiento, a través de una organización modélica (Barcelona1955). En todos estos aspectos la figura de Juan Antonio Samaranch fue siempre decisiva y pocas veces se reconoció públicamente en este sentido. Primero desde sus responsabilidades en el deporte barcelonés, que le llevó a formar parte del comité organizador de la II Edición mediterránea con un papel determinante, luego como dirigente de la delegación nacional de Educación Física y Deportes (actual Consejo Superior de Deportes), más tarde desde su puesto de vicepresidente del CIJM  y finalmente como presidente del COI. Samaranch fue un defensor a ultranza de los Mediterráneos y trabajó como nadie, a veces en la sombra, para que perdurasen en el tiempo, a pesar de las vicisitudes, muchas graves, por las que ha pasado la ribera mediterránea: conflictos bélicos y crisis políticas y económicas. 

     

    Juan Antonio Samaranch también mostró siempre su apoyo, cariño y consideración al proyecto de Almería 2005 desde que le fue presentado cuando lideraba el COI. Su entusiasmo por los Mediterráneos y la coincidencia de cumplirse el cincuenta aniversario desde que Barcelona y España fuesen sede en 1955, le hizo mostrar siempre una especial sensibilidad por la organización almeriense.

    TRAYECTORIA OLÍMPICA

    Pero cuando se quiere destacar la figura de este español universal es imposible evitar su impecable y extraordinaria trayectoria olímpica. Miembro del COI desde 1966 y veintiún años al frente de este organismo le hicieron el segundo presidente más longevo en el cargo, sólo superado por el Barón de Coubertin, que permaneció 25 años. Samaranch pasó momentos malos y buenos en este periodo. Entre los positivos, según el propio personaje, la inauguración de Barcelona 92 fue su día más feliz.

    En el bagaje de los momentos difíciles hay que contemplar cuando en diciembre de 1998 se enfrentó a una crisis en el seno del COI, creado por el abuso de confianza de algunos miembros, lo que le llevó justo un año después, en 1999, a realizar importantes reformas en la estructura de la organización para evitar situaciones similares. Mari Carmen Izquierdo, presidenta de la Asociación Española de la Prensa Deportiva, para destacar la labor de Samaranch en el COI, después de hacer referencia a que un español nacido en la ciudad de Coca, nada menos que emperador, Teodósio I, fue el que suprimió en el año 939 los antiguos Juegos, afirmaba: Coincidencias de la historia, fue hace unos pocos años comparado con los que tienen los propios Juegos, cuando otro español, esta vez marqués, Juan Antonio Samaranch, restaura un esplendor naufragado entre las guerras de finales de siglo, y la incapacidad para que el espectáculo cautive y llegue a millones de espectadores aunque no peregrinen a la ciudad olímpica que esté de turno. El actual presidente de honor del COI es quien consiguió convencer al mundo de la importancia que tienen las Olimpiadas, como hace milenios. Su vocación de servicio al movimiento deportivo, entrega y trabajo han sido muy valorados siempre. Pero a la vez, hay que destacar su sencillez, humildad y sentido práctico, como lo demuestran estas declaraciones realizadas por él mismo, al concluir su periplo activo en 2001 y como respuesta a cómo le gustaría que le juzgaran: Como una persona que vino del deporte, sirvió al deporte durante toda su vida, y también demostró que servir al deporte no es una obligación, sino un placer. Y es lo mejor que puedes hacer para tus semejantes, sobre todo porque el deporte incide enormemente en la educación de la juventud y para mí la educación es la gran riqueza de un país. 

    Significado especial de aquella visita de 2004 tuvo el encuentro con los voluntarios, sobre todo con los jóvenes, a los que siempre mostró su afecto y cariño, resaltando la labor fundamental que desarrollan. No olvidemos que durante su mandato en el COI fue cuando el voluntariado olímpico se ha desarrollado de forma esplendorosa. La jornada de aquel sábado de abril de 2004 quedó con letras de oro en el camino de los Mediterráneos de Almería.

    SAMARANCH CONFIÓ EN ALMERÍA DESDE 1969

    La confianza en el porvenir deportivo almeriense que el propio Samaranch depositó en Almería en 1969 se convirtió en una realidad llamada XV Juegos Mediterráneos, treinta y seis años después. En el 69, hace cuarenta y un años, el aquel entonces delegado nacional de Educación Física y Deporte vino a Almería para poner las bases de un desarrollo deportivo que estaba pidiendo a gritos nuestra provincia. Fruto de aquello, con muchas dificultades y un camino muy sinuoso, llegó el primer pabellón cubierto, hoy apellidado Rafael Florido, que representó una nueva etapa para el deporte de nuestra tierra. Ya en aquel tiempo, Samaranch depositó su confianza en el porvenir del deporte de nuestra provincia. Visitó Almería el 20 de junio de 1969 y desarrolló una densa jornada de trabajo, sin apenas descanso. Por la mañana estuvo en el campo de la Federación de Fútbol de La Cañada y la pista polideportiva recién terminada de la Escuela de Hostelería en su antigua ubicación en la carrera de Alhadra.

    A mediodía, Samaranch presidió el acto central de su visita, poniendo la primera piedra de las obras del futuro pabellón de deportes y complejo polideportivo, que después pasarían al municipio, en la confluencia de la avenida del Mediterráneo y la carrera del Doctoral. Como anécdota, recordamos que el presupuesto del que se llamó en un principio palacio municipal de deportes era de 16 millones de pesetas y se destinaría a baloncesto, balonmano, boxeo, gimnasia, hockey sobre patines La capacidad contemplada era para 3.500 espectadores y la finca adquirida ocupaba una extensión de 35.700 metros cuadrados. Lo que no sabía Samaranch en aquella época es que ese proyecto después pasaría por múltiples avatares, rectificaciones, dejadez, desidia y hasta abandono. El esqueleto de hierro oxidado estuvo campeando en la zona hasta que doce años después, el 29 de abril de 1981, el secretario de Estado para el Deporte, Jesús Hermida inaugurara la instalación. El costo de la construcción sobrepasó ligeramente los cien millones de pesetas, de los cuales el Consejo Superior de Deportes puso el setenta y tres por ciento, unos setenta y siete millones de pesetas.

     

    La jornada de Juan Antonio Samaranch en aquella visita del 69 continuó con un recorrido por el Hogar Provincial, donde se construía un complejo deportivo, que hoy está ocupado por el Pabellón Moisés Ruiz de la Diputación. También estuvo en los terrenos donde se construyó una pista polideportiva para Sección Femenina, en el hoy Museo Arqueológico de Almería, y supervisó la primera fase de las obras de las Instalaciones Sindicales de Las Almadrabillas, donde se invertían 8.600.000 pesetas. La segunda fase supuso más de diez millones. Hoy el recinto lo integran el complejo de piscinas y pistas que llevan el nombre de Ismael Moratón.

    Especial significado tuvo también la visita a la sede del Automóvil Club Almería, donde la Junta Provincial de Educación Física y Deportes le ofreció un vino de honor. Los locales se habían inaugurado hacía unos meses, en diciembre de 1968, en el edificio Belén de la avenida Federico García Lorca. En aquel momento las instalaciones comprendían un amplio hall, oficinas, sala de juntas, bar y salones sociales. La directiva del Automóvil Club estaba presidida por Emilio Pérez Manzuco y la integraban Ramón Gómez Vivancos, Manuel Arqueros Cayuela, Juan Belmonte Ruiz, Jaime Díaz Gálvez, Juan Barón Urrutia, Andrés Troyano Ortega, Juan Maldonado Hernando, José Ruiz Montes y Ricardo Conde Burguera.

    Prosiguió Samaranch su visita con un recorrido por la exposición de planos y maquetas de obras incluidas en el Polo de Desarrollo Deportivo de Almería, que se instaló en el Club de Mar de Almería, en su antigua ubicación, junto al edificio de la Aduana del Puerto. Correspondían a proyectos en trámite por un importe de 53 millones de pesetas. 

     

    Concluyó aquel viaje de hace 41 años con una reunión del pleno de la Junta Provincial de Educación Física y Deportes donde se ofreció un amplio informe de la realidad y futuro del deporte almeriense. Tomó posesión de su nuevo cargo el delegado de dicho organismo, Lanzaco Bonilla. En este mismo escenario, Samaranch impuso la Medalla al Mérito Deportivo de plata a José María González Gay, que había desempeñado con singular celo su labor al frente del deporte provincial. El presidente de honor del  COI, en su discurso, resaltó la conciencia deportiva que se estaba creando en todos los españoles y en concreto al referirse a Almería indicó: Esta provincia necesita mucho más para cubrir sus necesidades en cuando al deporte respecta, pero la considero afortunada en estos momentos. Me voy satisfecho.

    Luego, tuve el privilegio de ser testigo de la entrevista que el Marqués de Samaranch concedió a mi padre, Manuel Román, y a mi querido compañero, ya desaparecido, Manuel Falces. Samaranch se lamentó, en primer lugar, de la situación del fútbol, ya que meses atrás acababa de desaparecer el C. D. Almería, que militaba en  tercera división junto al Adra. Después afirmó: Tengo una enorme confianza en el porvenir de esta provincia. Me ha producido una gran impresión el carácter práctico de las instalaciones visitadas. Por otra parte, he comprobado una gran inquietud deportiva. 

     

    Samaranch, tras presenciar la ceremonia de apertura de los Juegos de 2005 exclamó satisfecho que estábamos ante los «mejores Juegos Mediterráneos de la historia». Su generosidad también se demostró al donar a la ciudad una estatua que luce desde entonces en Las Almadrabillas, ahora retirada por las obras del aparcamiento subterráneo, y su visita a la Universidad de Almería para clausurar un máster.

    Desde aquí nuestro homenaje, agradecimiento y reconocimiento a quien entregó su vida por el deporte al servicio del olimpismo, del movimiento deportivo regional y deldeporte y proyecto mediterráneo almeriense, de manera particular. En paz descanse.

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