El catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Jaén, José Domingo Sánchez Martínez, ha ingresado como académico de número en la Academia Andaluza de Ciencias Regionales. “Es un gran honor poder formar parte de una institución de la que forman parte profesores ilustres y grandes maestros de la Ciencia Regional, donde están representadas todas las universidades de Andalucía”, ha declarado José Domingo Sánchez.
En este sentido, el catedrático de la UJA explica que la Ciencia Regional es una disciplina que tiene por objeto el análisis de las relaciones entre la economía, la sociedad y el territorio, de manera que concede a la mirada geográfica un papel destacado. “Además, frente a la tendencia a la especialización, esta rama del saber tiene un carácter interdisciplinar, propiciando la cooperación de investigadores procedentes de distintas tradiciones científicas en el campo de las Ciencias Sociales”, indica.
Discurso de ingreso
José Domingo Sánchez realizó su discurso de ingreso titulado ‘Los territorios olivareros europeos en el contexto de la globalización’, siendo contestado por el académico de número Francisco Rodríguez Martínez. Su discurso fue una síntesis de resultados de investigación sobre las respuestas que se están produciendo en cuatro regiones olivareras europeas ante los desafíos que supone la globalización. “El objetivo último es obtener información relevante que pueda ser aplicada al establecimiento de orientaciones y políticas que redunden en una mejora del desempeño que tienen los territorios olivareros en Andalucía, especialmente aquellos donde predomina el modelo tradicional”, explicó el profesor Sánchez Martínez.
Las zonas que se han analizado y comparado pueden considerarse como las más representativas de sus respectivos países: Andalucía, Alentejo, Apulia y Provenza. Entre las cuatro acumulan más de la mitad de todo el olivar europeo y en ellas conviven diferentes modelos de negocio y se llevan a cabo diferentes estrategias para alcanzar un desarrollo que, en gran medida, pasan por adecuarse a un entorno global que cada vez es más competitivo.
Las respuestas, por otra parte, están condicionadas por el contexto institucional, tanto formal como informal, que se existe en cada caso: aquí es tan importante considerar las acciones de los gobiernos como la mentalidad de los agricultores, en aspectos como el apego a la tierra o su capacidad para cooperar y relacionarse con otros actores y sectores.
“En términos generales, los agricultores tradicionales se enfrentan, cuando los precios en origen del aceite pasan por una coyuntura crítica, a una decisión estratégica que se plasma en tres grandes opciones: abandono, resignación y reacción. En la última categoría, donde el protagonismo de los agricultores profesionales toma mayor importancia, cabe diferenciar, a su vez varias categorías diferentes, que no son excluyentes entre sí: el neoproductivismo (incremento de cosechas y reducción de costes, cuyo paradigma son los modelos intensivos y súper intensivos); la mejora de posición en la cadena de valor, previa obtención de un producto cualificado y diferenciado que se pretenden envasar y distribuir en destino; y la diversificación concéntrica (oleoturismo, producción de energía, desarrollo de la cosmética, etc.)”, afirmó.
La principal conclusión es mostrar cómo cada una de las regiones ha reaccionado de una manera diferente ante los desafíos de un mismo entorno competitivo. “En todas ellas, de forma más o menos intensa, han proliferado los olivares más modernos, pero las reacciones son mucho más diversas y también se han encontrado ejemplos que demuestran que las regiones olivareras tradicionales tienen entre sus principales fortalezas la cultura acumulada a lo largo de los siglos y que, en determinadas circunstancias, esos valores culturales pueden ser una fuente de inspiración para afrontar con éxito los retos de la globalización y la sostenibilidad”, expuso José Domingo Sánchez.
