Artículo de PABLO GONZÁLEZ VELASCO. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Salamanca, coordinador del periódico ibérico eltrapezio.eu y especialista en iberismo.
El español y el portugués son dos lenguas que proceden de la misma madre, el latín. Dos lenguas iberorromances occidentales que tienen una historia civilizacional y un espacio institucional consolidado como lo es Iberoamérica. El español es la lengua materna más hablada del mundo tras el chino. El portugués la lengua más hablada en el hemisferio sur. Que los españoles conozcan la lengua hermana, y los portugueses la española no sólo ayudaría a crear iberismo, a vertebrar España y Portugal, también sería un modelo de acercamiento de Hispanoamérica a Brasil, y de éste hacia los países hispanos de América. Un paso hacia la construcción geopolítica de Iberoamérica y la iberofonía en general.
En el artículo VI del último manifiesto del Foro Cívico Ibérico se afirma: “Se reclama la implantación del portugués en España y del español en Portugal, en los sistemas educativos, como lenguas de oferta obligatoria para las escuelas, pero de carácter optativo para los alumnos, de manera que cualquier alumno pueda tener acceso al aprendizaje de las lenguas ibéricas universales“.
Hay que decir que la enseñanza del portugués en Galicia y Extremadura está bastante implantada. Y que del lado portugués, aunque el español pierda para el inglés y el francés, está en una posición mucho más avanzada que en el lado español en relación al portugués.
Además hay que tener en cuenta que el ciudadano portugués aprende rápido el español. En la frontera (incluso en zonas del interior de Portugal), al no contar con televisión en abierto, las nuevas generaciones han perdido conexión con el lado español. Los que tienen 40 ó 50 años son todos bilingües. Y los pueblos portugueses de frontera también. Del lado español pocos son los que hablan portugués.
Es muy grave que no se pueda ver la televisión portuguesa en abierto en España para acostumbrarnos a su fonética. Esto es una reivindicación del movimiento iberista. Por ejemplo, en Andorra pueden verse canales en portugués pero no en España. Esto es culpa tanto de España como de Portugal. La TVE se ve en televisión a cable (de pago) en Portugal en los paquetes normales.
En las Declaraciones de las Cumbres Iberoamericanas siempre hay una referencia a esa reciprocidad del portugués y el español. Hasta hace muy poco el sistema iberoamericano era más hispanoamericano en el sentido que el español dominaba sobre el portugués, ahora se han dado cuenta que hay que mantener un bilingüismo institucional. No obstante, los principales dirigentes iberoamericanos no saben portugués. Hay que señalar que hay fronteras hispanobrasileñas donde predomina el portugués porque es el idioma fuerte. En Argentina y Venezuela se ha extendido un poco la enseñanza del portugués. Aun así, se estudia más español en Brasil que portugués en hispanoamérica.
No obstante, lo que se está promoviendo -con diferentes cursos- es que el hispanohablante entrene la fonética para conseguir la intercomprensión completa, que ya la tienen los lusófonos del español. Así, se puede establecer diálogos cada uno en su lengua materna produciéndose con éxito la comunicación. EL TRAPEZIO y la OEI ha promovido varios cursos en ese sentido.
No hay que duplicar ni sobreponer completamente los dos idiomas, sería un derroche, porque no hay que olvidar que son las dos únicas grandes lenguas (de más de 100 millones de hablantes), comprensibles entre sí, a grandes rasgos (hipótesis: iberofonía), aunque haya asimetrías fonéticas. Especialmente porque el español tiene sólo cinco sonidos vocálicos, heredaros del euskera.
Por otro lado, el portugués brasileño es más fácil de entender que el de Portugal, incluso el portugués africano también lo es.
En su día Brasil suprimió la Ley del Español, donde ponía como oferta obligatoria el español. Cuando desalojaron al PT del Gobierno, la suprimieron. Ahora con la vuelta de Lula al poder en Brasil hay esperanza de que vuelva el español a impartirse en el sistema educativo del país, aunque algunos Estados fronterizos o importantes, la consiguieron mantener de alguna manera.