Identidad, cuerpo y muerte son las claves de la exposición que la artista Marina Núñez presentará en la Madraza el próximo 6 de octubre de 2016, organizada por el Aula de Artes Visuales, Centro de Cultura Contemporánea de la UGR. Con el título “Identidad y vestigio” la pintora palentina presenta una selección de su prolífica obra, y un “site specific art”. Con esta muestra individual, el Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada inaugura la nueva temporada y propone, por primera vez en la programación de este curso, la obra de una mujer artista española contemporánea reconocida en el ámbito internacional.
“Identidad y vestigio” –señala la comisaria de la exposición, Concha Hermano– anuncia tres de las temáticas que Marina Núñez ha tratado desde otras perspectivas a lo largo de su carrera artística: identidad, cuerpo y muerte. “La identidad nos define, nos diferencia del otro. Marina Núñez habla de una identidad alterada visiblemente en la obra”Monstruos”, tres retratos de caras deformadas y mutables que proyectan una imagen distorsionada de la persona y una rara visión de la belleza. Algo parecido ocurre en el vídeo ´La carne fluye` y en la serie ´Caras líquidas`, una secuencia de cuatro rostros de mujeres bellas que sufren una trasmutación en la piel por el efecto de un fluido viscoso invasivo. Es la identidad artificial, símbolo de un prototipo alterado, la que nos recuerda sus ´monstruas` de otra época. Aunque no hay intención de destacar la temática de género, estas obras son una constatación de la presencia constante de la mujer en la obra de la artista”.
La esencia de la pintura
Para Concha Hermano, “la obra visual digital de Marina Núñez se nutre de la esencia de la pintura, ahora creada con fluidez con los pinceles electrónicos de su ordenador. Así lo confirma la obra titulada ´El volcán`, remasterizada y adaptada al espacio expositivo. Inspirada en fotografías aéreas y por satélite de Pompeya, ´El volcán` representa una carta geográfica. En la imagen, tres mujeres se nos muestran etéreas, como recuerdos de lo que fueron, sobre los restos de la erupción del volcán. Una de ellas es definida por un paisaje calcinado, otra yace envuelta en llamas en medio de una ciudad en ruinas, y la tercera, sumergida en el mar, resurge en forma de microorganismos evocando un posible renacimiento tras la catástrofe. En otro muro de la sala, las imágenes digitales de ´Aparición`, revelan unos paisajes de ciencia ficción en donde surgen unos cuerpos amorfos sobre pedestales. Mientras, en un ángulo, descubrimos ´Grieta´, una proyección con una extraña especie de fósil en su interior, una visión del misterio reinante, en perfecto diálogo con los restos arqueológicos que la Sala de exposiciones temporales de la Madraza conserva en su interior”.
Por último, en la Sala de la bóveda una instalación de dimensiones variables exhibe –siempre según la comisaria de la exposición– un conjunto de 20 piezas en infografía sobre papel y metacrilato, troqueladas y retroiluminadas, cuyo contenido de múltiples ojos fundidos con la materia sugiere la persistencia de la ciencia genética en el presente y alude a la emergencia de una identidad individualizada. Espacio, ser y territorio conectan en esta exposición de Marina Núñez con la vídeo-creación de ´Oasis`, un paraje donde la vegetación crece espontáneamente, y la presencia de unas esculturas totémicas nos hacen reflexionar hacia la necesaria evolución de un ser más humanizado”.
La exposición podrá verse del 6 de octubre al 16 de diciembre en la Madraza.