El sociolingüista inglés, Peter John Trudgill, ha hecho frente al Paraninfo de La Merced, en la Universidad de Murcia, un alegato para la preservación de los dialectos y las particularidades regionales de las lenguas en Europa y ha alertado sobre el peligro de la discriminación por tener un determinado acento.
La Universidad de Murcia ha vivido este viernes una de sus citas institucionales más importantes con el acto de investidura como Doctor Honoris Causa del sociolingüista Peter John Trudgill, quien ha dedicado parte de su carrera al estudio del habla murciana y se ha convertido en un férreo defensor de sus particularidades y en censor de quienes tienen actitudes de menosprecio hacia ella.
Desde 1992 ha realizado estudios para describir el funcionamiento vocálico y consonántico del dialecto murciano, contribuyendo a su difusión en foros nacionales e internacionales. “Su visión del lenguaje como fenómeno social, estrechamente ligado a la estructura social y a los sistemas de valores de la sociedad, y su defensa de la diversidad y tolerancia lingüísticas como portadores de la diversidad cultural han sido constantes en su obra”, ha afirmado en su laudatio el profesor Juan Manuel Hernández Campoy.
Licenciado por la Universidad de Cambridge en 1966 y doctorado en la de Edimburgo en 1971, Peter Trudgill atesora una hoja de servicios profesional excepcional, habiendo pertenecido al claustro de profesores de las universidades de Reading, Essex, e East Anglia en Inglaterra, Lausana y Fri- 12 burgo en Suiza, La Trobe en Australia, y Agder en Noruega.
Sus investigaciones y publicaciones, que han dado lugar a 44 libros y más de 300 trabajos, se han centrado en revelar, tal y como ha señalado el profesor Hernández Campoy, “que la variación y diversidad lingüísticas no son sólo dialectos regionales sino también sociales con una fundamentación matemática en las frecuencias de uso grupales, como demostraron los resultados de sus experimentos.
Dada la estrecha interrelación entre lengua y sociedad, profundiza en la significación social del lenguaje, entendiéndolo no simplemente como un medio de comunicar información, sino también como un medio muy valioso para establecer y mantener relaciones sociales, y también, incluso, para transmitir información sobre el propio hablante”.
Tras la imposición de los símbolos académicos de manos del rector, José Luján, Trudgill ha pronunciado ante los presentes en el Paraninfo del Campus de la Merced un discurso en el que ha abogado por la importancia de llevar al terreno de la práctica los estudios en sociolingüística, y ha puesto como ejemplo trabajos en los que se utilizan las técnicas de investigación en esta área para analizar la comunicación entre paciente y personal médico para poder mejorarla. Pero, de forma especial, el flamante Doctor Honoris Causa ha hecho hincapié en la importancia de luchar contra lo que ha denominado ‘lingüicismo’, que significa prejuicio y discriminación contra las personas por su lengua, dialecto o acento.
“Lo triste es que, actualmente, el lingüicismo es considerablemente mucho más patente y se muestra mucho más descaradamente que el racismo y el sexismo. Personas a las que jamás se les ocurriría realizar un comentario racista pueden, por el contrario, no ser conscientes de haber criticado a otras personas por ‘hablar mal’, por tener un ‘acento desagradable’ o por hablar una ‘lengua inútil’”, ha sostenido en su discurso, en el que ha lamentado la tendencia por parte de intelectuales, literatos, periodistas, políticos y creadores de opinión a considerar únicamente “dignos de respeto y válidos los principales idiomas europeos”.
Y, ha remarcado, “existe una opinión ampliamente generalizada de que hay una serie de variedades de lengua que son más valiosas, más válidas y, de algún modo misterioso, simplemente mejores que otras”. Trudgill considera que “la conexión entre el idioma y la cultura es muy íntima, y la pérdida de lenguas y dialectos puede conducir fácilmente a la desaparición de las culturas”.
El doctor Honoris Causa ha lamentado que los hablantes abandonen sus lenguas nativas porque se avergüenzan de ellas. Algo que “no es sorprendente si personas poderosas e influyentes les han dicho erróneamente que deberían avergonzarse, que sus dialectos son desagradables y humillantes. Espero que este ya haya dejado de ser el caso del dialecto local del español hablado aquí en Murcia, pero si es así todavía, entonces es algo contra lo que deberíamos luchar”, ha sentenciado.
El rector, José Luján, ha finalizado el acto afirmando que “la Universidad de Murcia celebra con entusiasmo académico, imaginación controlada y gran reverencia la incorporación del profesor Trudgill a nuestro claustro de Doctores Honoris Causa, reconociendo en él al universitario entregado con pasión a la investigación lingüística para descifrarnos el fascinante mundo de la vida de las lenguas y a proporcionarnos una sociedad mejor, más abierta y tolerante, que traspase las fronteras babilónicas desde el poliglotismo multilingüe y multidialectal”.
Peter John Trudgill es el Doctor Honoris Causa número 62 de la Universidad de Murcia, el primero promovido por el departamento de Filología Inglesa.