Xavier Coller, catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la UNED y Carol Galais, doctora e investigadora del Departamento de Ciencias Políticas y de la Administración de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), han realizado un estudio tomando el escenario español, caracterizado por niveles bajos de personalización en la política, para explorar la brecha de personalidad entre ciudadanos y políticos.
Tendemos a personalizar la política mediante los rasgos y la personalidad de sus políticos. Aunque todavía es escasa la investigación sobre la personalidad de los políticos, sabemos por estudios previos, que esta personalización centra la atención en los propios políticos, que adquieren un papel más destacado, eclipsando el programa del partido o a las propias instituciones. Los ciudadanos infieren esta personalidad a través de las imágenes que se presentan de los políticos, estableciendo así un atajo en la toma de decisión electoral. Incluso algunos estudios han apuntado que cuando la personalidad percibida de los políticos coincide con la de los votantes, aumenta la confianza en el gobierno.
¿Cómo se ha estudiado la ‘personalidad del político’?
Este estudio pretende abordar si existe eso que llamamos ‘la personalidad del político’ y analizar las similitudes y diferencias en cuanto a los rasgos de personalidad entre ciudadanos y políticos a través de sus lealtades partidistas e ideologías en España, donde contamos con un sistema de representación proporcional por listas electorales multipartidistas y, por tanto, no particularmente personalizado.
Para ello se realizaron dos encuestas separadas a parlamentarios y ciudadanos entre abril de 2018 y enero de 2019, donde se les preguntaba por sus rasgos de personalidad. Luego se usaron diferentes modelos de análisis multivariante donde se examinaron estos rasgos de personalidad declarados, aprovechando las opiniones de políticos y ciudadanos, y comparándolos también dentro cada uno de los cuatro grandes partidos españoles.
¿Qué diferencias hay entre los políticos y el ciudadano medio?
Los resultados exponen que hay mayor diferencia entre políticos y ciudadanos para los rasgos ‘perezoso’, ‘sociable’, ‘imaginativo’ y ‘artístico’, diferencias que se estrechan aún más en individuos de la misma ideología, sugiriendo la existencia de la ‘personalidad del político’. Los políticos son notablemente más sociables, meticulosos e imaginativos, así como menos perezosos, artísticos, reservados y nerviosos que los ciudadanos. En ambos casos, la pereza es el rasgo menos confesado, aunque los ciudadanos duplican a los políticos.
En cuanto a las principales formaciones políticas, se observa que los políticos de Ciudadanos son menos ‘nerviosos’ que los españoles. En el PSOE los políticos parecen ser más ‘reservados’ que los ciudadanos. En el caso del PP, los ciudadanos son menos ‘artísticos’ que los políticos. En Podemos destaca en el adjetivo ‘crítico’, donde los políticos son más críticos que los ciudadanos.
No obstante, todos los rasgos de personalidad no son iguales. Algunos están más relacionados a factores sociodemográficos como la edad o el género (como relajado o nervioso), y otras se alinean con la ideología (como en artístico).
Los políticos han resultado ser una población más homogénea, pero la pertenencia a un partido político es más relevante para comprender sus personalidades que para los ciudadanos, al menos entre los partidos nuevos. Ciudadanos destaca por su homogeneidad interna, que se mantiene tanto en sus políticos como en los simpatizantes del partido. Por su parte, Podemos presenta un alto grado de coherencia entre sus votantes potenciales y los representantes, siendo la formación más homogénea en personalidad. En 4 de los 9 rasgos, Podemos representa la menor diferencia absoluta entre los políticos y sus simpatizantes, por lo que sería el partido más cercano a sus votantes en cuanto a rasgos de personalidad se refiere, a diferencia del PP que tiene la mayor división de personalidad.
Parece existir algo diferente en los políticos, unos rasgos de personalidad que los hacen más extrovertidos y trabajadores. Estos rasgos pueden hacer que una persona sea más apta para el cargo y probablemente encaje mejor con la vocación de servicio público y/o ambición política.