Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) y del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) detectan nuevos aspectos sobre el tratamiento L-DOPA válidos para evaluar alteraciones cardíacas producidas por el parkinsonismo. Adicionalmente, han descubierto que este tratamiento mejora la actividad de las neuronas cardíacas.
El estudio, publicado en Movement Disorders, analiza el efecto que tienen algunas enfermedades neurodegenerativas (Parkinson y otras relacionadas) sobre las alteraciones cardíacas con el fin de favorecer su tratamiento precoz y el establecimiento de terapias personalizadas.
L-DOPA, efectos positivos cardiacos
L-DOPA se ha utilizado hasta ahora para tratar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, pero lo que los investigadores de la UMU y del IMIB han descubierto es que “el tratamiento no es sólo positivo para las alteraciones motoras (de movimiento), sino también tiene efectos positivos cardíacos. Este dato contradice la idea erróneamente adquirida sobre su efecto tóxico en estas enfermedades”, afirma María Trinidad Herrero Ezquerro, una de las investigadoras que lidera el proyecto.
Según la catedrática de la UMU, “se ha evaluado un parámetro que podría ser utilizado como biomarcador protector de miocardio (proteínas de choque térmico, HSP27), que está directamente relacionado con el tratamiento con L-DOPA”.
Además, los resultados del estudio “amplían el enfoque de la terapia L-DOPA al tener en cuenta alteraciones periféricas en pacientes diagnosticados y tratados y, en concreto, las cardíacas”, señala la investigadora. Este avance goza de especial importancia porque evalúa las alteraciones consecuencia del Parkinson que pueden darse a nivel sistémico (por todo el cuerpo) y no sólo en el sistema nervioso central, ya que “hay alteraciones cardíacas, digestivas, salivales precoces e incluso pueden ocurrir antes de los síntomas motores”, explica.
Para realizar el trabajo, el equipo investigador evaluó los efectos cardíacos del parkinsonismo en primates y comparó los resultados con la evaluación desarrollada en humanos. Para ello, llevaron a cabo análisis in vivo y postmortem con el objetivo de determinar la muerte neuronal y los cambios en la actividad cardíaca.
Esta investigación ha sido liderada por las profesoras de la Facultad de Medicina de la UMU María Luisa Laorden (Departamento de Farmacología) y María Trinidad Herrero (Neurociencia Clínica y Experimental – NiCE), yhan participado los investigadores de la UMU Pilar Almela, Lorena Cuenca, José Enrique Yuste, Cristina Estrada, Vicente de Pablos, Víctor Bautista y Emiliano Fernández Villalba, quienes también pertenecen a los grupos de Neurociencia Clínica y Experimental y de Farmacología Celular y Molecular del IMIB.