Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han hallado por primera vez restos de una especie arbórea que ya no existe en Cordillera Bética occidental. Se trata de la primera evidencia de Pinus tipo sylvestris-nigra descubierta en la Cordillera Bética occidental mediante el análisis del carbón vegetal presente en el suelo, por lo que constituye un hito en la reconstrucción del área de distribución de este tipo de pinos de alta montaña en el sur peninsular.
El hallazgo, que aplica la metodología pedoantracológica, se localiza en la Sierra Blanca de Igualeja, una montaña de la Serranía de Ronda situada entre la Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja. Los resultados confirman el papel de esta montaña como refugio de pinares de alta montaña durante las primeras etapas del Holoceno, con varios fragmentos de carbón de Pinus tipo sylvestris-nigra (posiblemente Pinus nigra) fechados entre 11.210-10.565 y 8340-7940 cal BP (años calibrados antes del presente) en localizaciones orientadas al norte. Además, la identificación de carbón vegetal de Abies (posiblemente Abies pinsapo) confirmaría la presencia reciente del pinsapo en Sierra Blanca (143-25 años cal BP).
Por qué este hallazgo es sorprendente
Lo sorprendente del hallazgo es que se ha realizado en enclaves en los que actualmente estas coníferas de montaña no están presentes, ya que Sierra Blanca de Igualeja se encuentra prácticamente deforestada en la actualidad. Pero los restos de carbón vegetal procedentes de incendios forestales se preservan en el suelo, y sólo hay que saber buscarlos para localizar antiguas poblaciones de especies leñosas que cubrían esta sierra en el pasado.
De acuerdo con el responsable de la investigación, el catedrático de Geografía Física de la UGR José Gómez Zotano, “la Serranía de Ronda es un laboratorio paleoecológico excepcional para el estudio de la dinámica de la vegetación a lo largo del tiempo. Muchas de las montañas que forman parte de este vasto territorio se encuentran hoy deforestadas; es el caso de Sierra Blanca de Igualeja, cuya ubicación geográfica en el corazón de la Serranía de Ronda hace que tenga un enorme potencial como encrucijada biogeográfica: la presencia ocasional de especies como el pinsapo (Abies pinsapo), el pino resinero (Pinus pinaster) y la encina (Quercus rotundifolia), sugiere que alguna vez estuvo cubierta por un bosque mixto de coníferas y frondosas”.
En cuanto a Pinus tipo sylvestris-nigra, los autores atribuyen los fragmentos de carbón identificados al pino salgareño o laricio (Pinus nigra) basándose en los registros polínicos y los restos de esta especie encontrados en distintos yacimientos arqueológicos del entorno (Gorhan, Cueva de Nerja, etc.), junto con la mayor proximidad de ciertas masas relictas de Pinus nigra (Sierras Tejeda y Almijara) en comparación con Pinus sylvestris (Sierra Nevada). El pino salgareño fue introducido en la Sierra de las Nieves, donde constituyen algunas masas de repoblación, “ahora se sabe que con acierto”.
Estos hallazgos, unidos a otros anteriores realizados por el equipo de investigación, refuerzan el papel de la Serranía de Ronda como refugio de altura para las coníferas durante las etapas cálidas del Holoceno y como centinela de la extinción local de las coníferas de montaña. La información paleoecológica obtenida puede utilizarse como indicador de la dinámica que pueden experimentar determinados pinares relictos de montaña en un contexto de Cambio Global como el actual, ayudando a su gestión adaptativa.
A escala local, los investigadores lamentan que la falta de investigación ambiental, y la explotación de una gran cantera de áridos que surte a la Costa del Sol, haya provocado la exclusión de la Sierra Blanca de Igualeja del Parque Nacional Sierra de las Nieves, del que debería formar parte dada su importancia biogeográfica y su papel en el conocido como corredor del pinsapo de la Serranía de Ronda.