El fuego de una hoguera y los restos de pequeños mamíferos han permitido datar la que los expertos consideran una de las herramientas más antigua del continente europeo. Se trata de un hacha de mano hallada hace unos años en la Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar, en el municipio murciano de Caravaca de la Cruz, donde desde 1990 se llevan a cabo campañas arqueológicas, dirigidas por el profesor emérito honorífico de la Universidad de Murcia, Michael Walker.
Nuevos estudios realizados por este equipo de la Universidad de Murcia, en los que se han empleado técnicas geofísicas y paleontológicas, han permitido una nueva datación de esta cueva y de algunos objetos encontrados en ella, así como la reafirmación de las capacidades cognitivas y técnicas del Homo antecessor u Homo erectus, que ya se apuntaban en otros yacimientos.
El hacha de dos caras más antigua de Europa
Los datos obtenidos en los análisis permiten afirmar que el hacha encontrada en la Cueva Negra se remonta a entre 990.000 y 772.000 años, lo que la convierte en la más antigua de toda Europa. Lo mismo ocurre con la hoguera, ya que los investigadores afirman, con datos en la mano, que se trata del fuego intencionado europeo más antiguo de los que se tiene constancia.
Esta nueva datación equipara a este yacimiento con el italiano de Notarchirico o el francés de La Noira, donde se han hallado hachas de mano de algo menos de 772.000 años.
El artículo completo sobre la investigación, que se publicará en 2021 en la versión impresa de la revista Journal of Paleolithic Archaeology, pone de manifiesto el significado de la Cueva Negra para entender el contexto del Pleistoceno Antiguo de Europa.
Cueva Negra, entre los yacimientos paleolíticos más antiguos de Europa
“La confirmación de la antigüedad de la Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar la sitúa entre los yacimientos paleolíticos más antiguos de España”, afirma Michael Walker.
Los habitantes de esta cueva fueron coetáneos con el Homo antecessor de Atapuerca. Sin embargo, fueron algo más adelantados en el dominio del fuego y el uso de herramientas, a juzgar por los últimos avances logrados en la datación del yacimiento.
Los restos del fuego más antiguo
“La evidencia de la combustión, demostrada claramente en restos de sílex y hueso excavados en los sedimentos profundos, nos ofrece el testigo del fuego más antiguo reconocido hasta ahora en cualquier yacimiento del Paleolítico en el mundo fuera del continente africano”, concreta el director de las excavaciones en la Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar.
Este yacimiento también confirma la antigüedad del uso de herramientas más complejas por parte del Homo antecessor, realizadas con la técnica de talla bifacial, como el hacha que ha recibido una nueva datación, así como un conjunto de herramientas líticas, para cuya fabricación se requiere una destreza y un dominio de la técnica relativamente avanzados.
Tecnología avanzada y variedad de materiales
El conjunto de piezas halladas por el equipo de la Universidad de Murcia demuestra una diversidad tanto en la tecnología empleada para fabricar herramientas, como la variedad de materias primas utilizadas para este fin.
El hacha de mano tallada por los dos lados está realizada con piedra caliza. Esta forma se consiguió tras la eliminación deliberada de una treintena de copos de guijarro de piedra caliza. Cuando la hallaron ya había perdido su punta. Sus bordes, por el contrario, siguen afilados y no están desgastados por el agua y su sección transversal horizontal muestra un giro en S, como el que se ve en otras hachas con una datación similar, explican los investigadores de la Universidad de Murcia.
En la misma capa de tierra también apareció una herramienta para picar, con bordes afilados. En ella se aprecia la eliminación de una quincena de copos de guijarro y también está hecha del mismo material que el hacha.
Disco de piedra caliza
Un hallazgo que sorprendió fue el de un pequeño núcleo de piedra caliza y con forma de disco, que a todas luces parece ser uno de los trozos de piedra de los que se sacaron lascas para la fabricación de herramientas líticas.
“Está fuera de toda duda que La Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar ocupa un lugar singular en la Arqueología del Paleolítico en Europa”, asegura Michael Walker.
En cualquier caso, se está ante herramientas muy rudimentarias, en las que se aprecia un trabajo tosco y primitivo. La mayoría de los artefactos excavados en Cueva Negra carecen de “forma formal”, lo cual no es sorprendente porque las materias primas disponibles con mayor frecuencia cerca de Cueva Negra eran adoquines relativamente intratables de piedra caliza, cuarcita y pedazos frangibles sub-paralelepípedos de pedernal tabular que, cuando se golpean, rara vez producen formas cónicas.
Las evidencias del fuego, según explican los investigadores, no dejan lugar a dudas de que se trata de una hoguera intencionada, encendida en la parte profunda de la cueva. Y podría haberse utilizado para calentarse, dar luz, asar alimentos y mantener alejados a animales que pudieran resultar peligrosos.
En diferentes capas de la excavación han aparecido restos de animales muy diversos. Desde pequeños mamíferos, cuyos parientes pueden verse hoy día por los espacios naturales, de los que se han hallado unos 2.500 dientes pertenecientes a diferentes especies de roedores; hasta mamíferos de gran porte, algunos ya extinguidos, como el rinoceronte prehistórico y el ciervo gigante, y otros que ya no se encuentran estas latitudes, como es el caso de las hienas. También aparecieron restos de caballos y de osos.
La presencia de grandes depredadores invita a pensar en un entorno realmente hostil para el género homo, que, con suerte, se conformaba con los restos de carne que dejaban los grandes depredadores después de darse su buen banquete.
La Cueva Negra ha demostrado, una vez más, ser uno de los yacimientos más importantes para conocer cómo era la vida durante el Neolítico, en el que los investigadores tienen todavía mucho trabajo, del que saldrán los pasajes para llenar todos los huecos en el libro de la historia más remota.