El curso 2018-19 comienza en la Universidad de Alicante con un reto añadido a los que debe afrontar año tras año: la drástica reducción del uso de plásticos entre la comunidad universitaria. Un objetivo que se enmarca en el Plan de Responsabilidad Social, aprobado a finales del pasado curso por el Consejo de Gobierno y que será coordinado por el Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Inclusión e Igualdad.
Las diferentes propuestas que tiene previsto llevar a cabo la Universidad de Alicante para frenar el consumo de plásticos se organizan en tres ejes: reducción de consumo de plásticos y envases, aumento de la eficiencia del reciclaje de residuos, y mejora de la sensibilización de la comunidad universitaria.
Uno de los objetivos principales de la estrategia se centrará en los recipientes de bebidas y los envases alimenticios que suponen el mayor volumen de plásticos consumidos. Estos consisten en las botellas PET, latas, bricks y vasos de plástico de máquinas expendedoras por un lado y, así como productos envasados distribuidos en las máquinas de vending o suministrados en envases de plástico en los locales de restauración. El resto de embalajes, bolsas de plástico, material de oficina y otros residuos de plástico también son objetivo de la estrategia, aunque suponen un volumen de productos de menor impacto en el campus.
La vicerrectora de Responsabilidad Social, María José Rodríguez, explica que “se ha realizado un estudio al detalle sobre cómo podemos reducir el consumo de plásticos en al UA y estamos convencidos que podemos lograr un elevado nivel de reducción de un elemento que se ha convertido en tan habitual como perjudicial para nuestro entorno”.
Medidas
Para lograrlo, entre las medidas de aplicación prioritaria, destacan la mejora y disponibilidad de fuentes de agua en todo el campus y sus edificios, el uso de utensilios reutilizables o biodegradables, el fomento de uso de envases reutilizables, así como la puesta en marcha de campañas de sensibilización e información, promoción de la investigación en dicho ámbito y la participación del voluntariado en el conjunto de actividades.
María José Rodríguez ha señalado que “para que la comunidad universitaria reduzca el uso de plásticos, es necesario que desde la Universidad se habiliten los medios que favorezcan esta iniciativa. Si hay más fuentes y con agua de calidad será más sencillo evitar que la gente compre botellas de plástico, pero también deberemos habilitar espacios para la limpieza de los envases y utensilios reutilizables y actuar con la normativa que exija a los proveedores que cumplen ciertas normas que impliquen la eliminación o reducción drástica de los plásticos”.
Una de las medidas que ya se ha implementado se encuentra en las máquinas de café e infusiones, que ya no dispensan vasos de plástico, sino otros biodegradables. Entre las diferentes acciones previstas en el plan de reducción de plásticos en la UA está previsto repartir cantimploras reutilizables o establecer descuentos en la compra de tazas de café propias.
La vicerrectora de Responsabilidad Social ha explicado que “todas estas medidas tienen un impacto directo en la Universidad, positivo en cuanto a la eliminación de elementos nocivos para nuestro entorno ambiental, pero también un impacto económico, ya que algunas de las medidas tendrán un coste que deberá asumir tanto la propia institución como las empresas que presten sus servicios en la misma. Para ello, en los pliegos de contratación pública se incluirán cláusulas medioambientales específicas”.
María José Rodríguez también ha apuntado que “este proyecto supone que la posiciona a la UA como institución líder en crear un campus sostenible, libre de plásticos, adelantándose al cambio normativo que la Comisión Europea ya tiene en marcha vinculado con la reducción de la contaminación por estos residuos”.