Geólogos estudian las galerías submarinas gigantes en el Jurásico superior de Teruel, formaciones únicas en el mundo en peligro

Geólogos de las universidades de Jaén, Granada, y del Parque de las Ciencias de Andalucía, han publicado un artículo en la revista LETHAIA sobre Megaplanolites ibericus, una traza fósil que se encuentra en la localidad turolense de Bueña protegido como lugar geológico en 2013 por ser un caso único por sus gigantescas dimensiones. Sin embargo las características del afloramiento, con grandes escarpes y materiales muy frágiles como margas y delgadas capas de arenisca, hace que se encuentre en potencial riesgo de deterioro.

Vista del afloramiento del Jurásico superior de Bueña (Teruel), con la presencia de las trazas fósiles gigantes de Megaplanolies ibericus. Foto de Matías Reolid.

Megaplanolites es una galería hecha dentro del sedimento del fondo marino del Jurásico superior, más concretamente en el Kimmeridgiense, hace unos 155 millones de años. La presencia de galerías submarinas preservadas en el registro fósil no es extraña, son las denominadas icnitas o trazas fósiles, lo curioso de Megaplanolites son sus dimensiones gigantescas, únicas, ya que alcanza los 32 centímetros de diámetro y hasta 11 metros de largo. Este tamaño hace de Megaplanolites un caso único que ha merecido la figura de protección de Lugar de Interés Geológico en 2013 y está incluido en el listado español de Bienes de Interés Cultural desde 2021.

Código QR de Megaplanolites en el Museo Virtual de Paleontología de la Universidad de Jaén PALEOV-UJA o en el código QR.

Lamentablemente, las características del afloramiento con grandes escarpes y materiales muy frágiles como margas y delgadas capas de arenisca, hace que se encuentre en potencial riesgo. Por este motivo, los Dres. Matías Reolid y Javier Cardenal, geólogos del Laboratorio de Patrimonio Natural del CEACTEMA (Centro de Estudios Avanzado en Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente) han impulsado la realización de un estudio multidisciplinar del afloramiento de Bueña, con el apoyo del Ayuntamiento de Bueña y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Museo Aragonés de Paleontología, en el que también han participado científicos de la Universidad de Granada (Dr. Francisco J Rodríguez Tovar) y el Parque de las Ciencias de Granada (Dr. Luis Alcalá).

En el estudio realizado se ha elaborado un modelo digital del afloramiento en 3D con el empleo de técnicas fotogramétricas y LIDAR, que permitió trabajar sin necesidad de dañar el afloramiento, a la vez que servirá como registro permanente ante la potencial pérdida del yacimiento por erosión.

Galerías fósiles gigantes (30 centímetros de diámetro, 11 metros de largo), del fondo marino #Jurasico de Bueña. Foto de Matías Reolid.

Paralelamente se llevó a cabo un estudio sedimentológico, ichnológico y micropaleontológico para estudiar las características de las trazas de Megaplanolites ibericus e identificar el organismo autor de las mismas, y por otro lado caracterizar el tipo de medio sedimentario.

En total se han localizado y estudiado 34 galerías de Megaplanolites ibericus, todas ellas ubicadas en la misma superficie de muro de un banco de arenisca que se dispone como un plano vertical en el paisaje.

El estudio de las trazas fósiles, de los rasgos sedimentarios y de los microfósiles ha permitido identificar un fondo marino fangoso que se encontraba entre 60 y 80 m de profundidad. A este fondo llegaban de forma esporádica depósitos de alta energía, posiblemente relacionados con la actividad de tormentas o corrientes de turbidez, que depositaban niveles decimétricos de arenas.




Típicos foraminíferos bentónicos del afloramiento del Kimmeridgiense (Jurásico superior) de Bueña (Teruel).

En uno de estos niveles de arenas de grano más grueso, unos organismos por ahora desconocidos, excavaron unas galerías gigantes horizontales, sin bifurcaciones, que se denominan Megaplanolites.

El trabajo realizado, principalmente el estudio de los foraminíferos bentónicos, microfósiles presentes en el sedimento del afloramiento de Bueña, ha permitido caracterizar la profundidad a la que se encontraba el fondo marino en el que se excavaron los Megaplanolites (> 60 m), mientras que trabajos previos de la década de los 80 interpretaron un ambiente de playa.

Respecto al organismo que realizó estás sorprendentes galerías se sabe que las hizo mientras se alimentaba enterrado en el sedimento y que no eran galerías realizadas con el objetivo de cobijarse a modo de madrigueras. Se especula que pudiera ser algún tipo de crustáceo o anélido.