Un estudio de la UNED corrige las investigaciones que atribuían el mayor rendimiento escolar de niños de clases más altas a un buen ambiente emocional en casa, al añadir el juego educativo, la lectura y la implicación del padre como elementos todavía más determinantes en la estrategia de aprendizaje.
¿Por qué los niños de clases más altas suelen tener mejor rendimiento escolar? Factores relacionados con el entorno emocional de los escolares resultan fundamentales en el desarrollo de sus habilidades cognitivas y su capacidad para aprender.
Más recursos materiales en la estrategia de aprendizaje
Sin embargo, en esta ecuación entran en juego otros factores en los que se diferencian las familias de clase media de las que cuentan con más problemas económicos, como la posibilidad de contar con clases de apoyo, más recursos materiales para el estudio o incluso una orientación de mayor calidad por parte de los padres tienen mucho que ver en esta realidad.
Hasta ahora, estudios de las ramas de psicología y sociología han sostenido que el ambiente emocional en casa influye de manera determinante sobre el bienestar psicológico de los menores, así como sobre su rendimiento académico.
Se tenía asumido que un hogar libre de ira, de discusiones y de situaciones violentas, en un principio, podría propiciar que los hijos obtuvieran mejores notas.
Lectura, juego educativo e implicación de padres para mejorar el rendimiento escolar
Sin embargo, un estudio liderado por la UNED pone en cuestión este tipo de afirmaciones, al comprobar que, si bien, el la calma emocional de un hogar tiene beneficios comprobables en el bienestar psicológicos de los niños y niñas, esta condición no está relacionada directamente con sus capacidades para aprender y para destacar en la escuela.
Hay otros factores adicionales que determinan todavía más el rendimiento escolar de los menores, como el juego educativo con los padres y madres, la lectura y, en definitiva, la implicación de los progenitores en el seguimiento de la evolución escolar de sus hijos. Y deben formar parte de la estrategia de aprendizaje.
Por qué niños de clases altas rinden más en la escuela
Esta investigación dirigida por el profesor de Sociología de la UNED, Tomás Cano, ha indagado en las causas de la brecha que existe entre las notas de niños de bajos recursos y los de clase media y alta, y ha llegado a la conclusión de que el ecosistema emocional de las familias impacta sobre determinadas capacidades de los menores, que tienen su repercusión en las notas que obtienen en la escuela.
Hasta el punto de que la exposición de los niños a las emociones negativas puede echar por tierra el efecto psicológico positivo generado por el cariño. Pero que hay otros factores añadidos, tanto o más importantes, que actúan en conjunto sobre el rendimiento de los niños.
Tomás Cano firma un trabajo en el que parte de la hipótesis de que, en todos los países en los que existen datos, los escolares pertenecientes a clases medias y altas consiguen mejores resultados académicos que los de clases menos pudientes.
Antes de ponerse a analizar los datos recabados en esta investigación, el equipo de la UNED pensaba que padres y madres de clases medias y altas se comportaban de manera diferente a como lo hacen los de las clases más bajas y “que esa diferencia es clave para entender la brecha en el desarrollo infantil”, explica Tomás Cano.
Cómo ayudar a los hijos en su aprendizaje
¿Pero en qué difería ese comportamiento con los hijos? Pues básicamente, según las hipótesis de partida en esta investigación, las diferencias radican en ciertas dimensiones de la crianza, como el razonamiento, la agresividad, la disciplina o el cariño, que varían en función de la clase social de la familia.
Según se ha descrito previamente en estudios de las ramas de Psicología y Sociología, se ha demostrado que a medida que se sube en la escala social, más interés muestran los padres en poner en práctica estrategias que beneficien y den ventaja a sus hijos en el plano escolar, como por ejemplo pagar clases particulares de refuerzo o vivir en barrios con mejores servicios.
Del mismo modo, otros estudios han constatado que los padres y madres de clases más bajas tienen peores salarios, mayor desempleo y un situación de precariedad más acusada, que se traducen en más situaciones de estrés, que en ocasiones se manifiestas a través de conflictos familiares que afectan negativamente al desarrollo infantil e interfieren en la estrategia de aprendizaje.
El cariño influye mucho, pero la ira lo hace todavía más
Con esta investigación de la UNED se ha concluido que las emociones que los padres exhiben en casa determinan el desarrollo de ciertas capacidades y dificultades de los hijos. Influyen las positivas, como el cariño o la comprensión, pero todavía más lo hacen las negativas, como la ira. Todas ellas inciden en la autoestima, la hiperactividad, los miedos excesivos o los dolores repetidos de cabeza o estómago.
“Que los padres sean cariñosos con sus hijos impacta muy positivamente en el desarrollo emocional de los pequeños, pero cuando los padres exhiben emociones violentas en casa, el efecto negativo sobre el bienestar psicológico de sus hijos es aún mayor que cuando las emociones son positivas”, ha comprobado el autor de este estudio de la UNED.
Por otro lado, con esta investigación se ha constatado que, a pesar del impacto en el bienestar de los menores, estos aspectos emocionales “no afectan tanto al desarrollo cognitivo; por ejemplo, no afectan la memoria, la lectura o el razonamiento”, afima Tomás Cano.
El ambiente emocional, no es desventaja para el desarrollo cognitivo
En la segunda parte del trabajo, se analiza si existen diferencias entre clases sociales en esas dimensiones de la crianza analizadas. “Apenas las hay”, dice el profesor, y añade que “por ejemplo, a nivel emocional no hay ninguna diferencia significativa entre los padres de clases medias altas y los de clase trabajadora. Sí que hay algunas diferencias en dimensiones de la crianza menos relacionadas con las emociones, como el razonamiento inductivo, un tipo de práctica a la que los padres de clases medias y altas se adhieren más que los de clases más bajas. Sin embargo, estas diferencias eran sustancialmente muy pequeñas”, dice Cano.
En opinión del autor, este trabajo es relevante porque, con datos de panel de muy alta calidad y técnicas estadísticas que controlan algunos de los problemas metodológicos más complejos de este tipo de investigaciones, “los resultados muestran que la desventaja cognitiva o emocional de los niños de clases bajas no parece estar causada por un supuestamente inapropiado ambiente emocional característico de estos hogares, como varias teorías habían apuntado”.
¿Cómo deben actuar los padres en la crizanza?
El segundo planteamiento relevante de este trabajo es que hace muy evidente la importancia de la corresponsabilidad paternal en la crianza y en la estrategia de aprendizaje.
“Los datos que tuve para realizar este trabajo eran muy buenos y me permitieron replicar todos los análisis de la influencia de las distintas dimensiones de la crianza sobre el desarrollo infantil, tanto para las madres como para los padres. El resultado es muy claro: los hombres, cuando se corresponsabilizan en la crianza, impactan en el desarrollo de sus hijos igual que las madres”, apunta el investigador de la UNED.
Una tercera cuestión relevante es que el desarrollo de capacidades cognitivas en la infancia está determinado por factores distintos al desarrollo de capacidades emocionales.
Tomás Cano argumenta que, aunque el desarrollo emocional infantil viene muy condicionado por los cuatro aspectos de la crianza analizados en este estudio, el desarrollo cognitivo está ligado a otras dimensiones del cuidado, como la lectura o el juego educativo, fundamentales en la estrategia de aprendizaje.
“Si bien es cierto que las habilidades cognitivas y las emocionales están muy relacionadas entre sí y se refuerzan mutuamente”, reconoce el autor.
Esta investigación es importante para la educación de los padres. En opinión del profesor, lo es por dos cuestiones: “Por un lado, concienciar a los hombres que son padres de que el tiempo y la energía que dedican a la crianza influye, y mucho, en el desarrollo de sus hijos.
Por otro, quizá pueda ayudar a los progenitores a tomar conciencia sobre el fuerte impacto negativo que la exhibición en casa de una emoción disruptiva, agresiva o violenta puede tener sobre el desarrollo infantil.
Por lo tanto, que las madres y, sobre todo los padres, tomen conciencia tanto de su corresponsabilidad en el cuidado, como del impacto que sus propias emociones tienen sobre sus hijos”, concluye.