La etapa más difícil de la pandemia de COVID-19, que vino acompañada de restricciones a la movilidad de las personas y el confinamiento de la población, pasó factura a la salud mental de las mujeres embarazadas. Así lo indican diferentes estudios realizados por el grupo de investigación de la Universidad de Granada (UGR) ‘Neuropsicología y Psiconeuroinmunología Aplicada a la Infancia, Adultos y Mayores’.
El equipo de investigación ha desarrollado un programa de intervención para dotar a estas mujeres de las habilidades necesarias para hacer frente a la dura situación, por ello, se ha puesto en marcha una terapia cognitivo conductual (TCC) para el control del estrés. En un primer estudio, en el que se llevó a cabo un calendario de 8 semanas de TCC para el control del estrés en modalidad presencial durante el inicio de la pandemia, se encontró que el grupo que recibió la intervención aumentó sus niveles de resiliencia al final del mismo, en comparación al grupo que no recibió dicha terapia.
Qué resultados se obtuvieron con este programa de intervención con mujeres embarazadas
Dada la situación de aislamiento del confinamiento, se realizó un estudio piloto para comprobar la viabilidad del programa de terapia adaptado a la situación de pandemia y aplicado de manera telemática (a través de videoconferencias síncronas). “Los resultados fueron impresionantes, en el grupo de mujeres embarazadas que recibió la intervención se produjo una reducción de las preocupaciones prenatales, el estrés percibido, la vulnerabilidad al estrés y la psicopatología, así como un aumento de la resiliencia”, detalla la investigadora principal de este proyecto y catedrática del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR, Isabel Peralta.
Por ello, el equipo de investigación decidió aplicar esta solución durante la pandemia de manera telemática en un ensayo aleatorizado controlado, el cual contó con un total de 207 participantes divididas en tres grupos: un grupo que recibió la TCC, un grupo que recibió apoyo psicológico (principalmente psicoeducación) y un tercer grupo que no recibió intervención.
El estudio ha comprobado que las mujeres embarazadas que participaron en el grupo de TCC aplicada de manera telemática presentó menores tasas de estrés específico del embarazo y de estrés percibido, así como una mayor resiliencia y menores síntomas de ansiedad, depresión y obsesiones-compulsiones. Estos datos, publicados en la prestigiosa revista Journal of Psychiatric Research, exponen la eficacia del programa de tratamiento aplicado de manera telemática y confirman, por tanto, la importancia de emplear este tipo de intervenciones psicológicas durante el embarazo a mujeres que lo necesiten, especialmente en periodos de gran estrés, como puede ser una pandemia, concluye el investigador José Puertas, investigador del proyecto.
Análisis de la salud mental de las embarazadas
Las investigaciones desarrolladas por este grupo han comprobado que las mujeres embarazadas en España durante los primeros meses de pandemia presentaban mayores niveles de estrés, síntomas de depresión y síntomas de ansiedad fóbica que aquellas mujeres que habían experimentado su embarazo antes del comienzo de la aparición del COVID-19. Además, el estrés percibido, el estrés específico del embarazo y el insomnio se encontraron como predictores de los síntomas ansiosos (obsesiones y compulsiones, ansiedad y ansiedad fóbica) y depresivos relacionados con la enfermedad.
“También estudiamos la resiliencia psicológica en las mujeres embarazadas, tanto antes como durante la pandemia, entendiendo esta como el conjunto de recursos personales de un individuo que le permiten afrontar de forma óptima las dificultades y los factores estresantes”, explica la investigadora principal de este proyecto, Isabel Peralta. En dicho estudio, en el que se contó con una muestra de 690 participantes, se ha demostrado que la resiliencia es capaz de reducir los niveles de estrés percibido y de estrés específico del embarazo y, además, los síntomas de ansiedad, incluyendo obsesiones-compulsiones, somatizaciones y ansiedad fóbica “La resiliencia es un factor protector del impacto psicológico que siempre debería ser estudiado en situaciones de adversidad”, añade Peralta.
Este aspecto cobra especial relevancia, al revelar posibles objetivos terapéuticos destinados a reducir el estrés y los síntomas psicopatológicos que pueden impactar en la mujer embarazada, los cuales, experimentados de manera persistente durante el embarazo, pueden aumentar la probabilidad de depresión posparto, así como el riesgo de preeclampsia e hipertensión, de abortos, de partos instrumentados, de partos prematuros y de bajo peso al nacer. “Además, los hijos de las mujeres que experimentan grandes cantidades de estrés en el momento de su embarazo tienen una mayor probabilidad de desarrollar déficits cognitivos y de comportamiento, así como una mayor probabilidad de sufrir problemas de salud psicológica más adelante en la vida”, afirma Carolina Mariño, investigadora de la UGR que también trabaja en este proyecto.
Los trabajos focalizados en investigar el impacto psicológico de la pandemia en el proceso de postparto también han descubierto que las mujeres que daban a luz durante la pandemia tenían más posibilidades de presentar depresión postparto, estaban menos satisfechas con la calidad de los cuidados recibidos y presentaban mayores niveles de estrés durante el parto. Además, presentaban niveles superiores de síntomas psicopatológicos (somatizaciones, obsesiones y compulsiones, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica y psicoticismo) que aquellas que dieron a luz antes del comienzo de la pandemia.
Por lo tanto, la etapa más complicada del COVID-19 pudo haber desempeñado un papel en el aumento de los síntomas psicopatológicos tras el parto. La detección de dichos síntomas juega un papel crucial, ya que permite intervenir y prevenir en el desarrollo de psicopatologías. Por último, se han estudiado las variables relacionadas con los síntomas de estrés en las madres, encontrándose que los síntomas de ansiedad que presentaban las madres durante la pandemia aumentaban los niveles de estrés percibido. “Como era de esperar, encontramos que los niveles de estrés parental aumentaban en relación al número de hijos”, afirma Borja Romero, profesor de la Universidad de Valladolid e investigador en este proyecto.