La formación Más País – EQUO ha registrado en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley que insta al Gobierno de España a establecer la prohibición progresiva de anuncios publicitarios y el patrocinio de vehículos contaminantes – es decir, de todos aquellos que no sean de cero emisiones- en cualquier soporte publicitario antes de 2030. Se trata de una iniciativa impulsada desde ECODES en el marco de la campaña europea Ciudades Limpias (Clean Cities en inglés) en la que participa.
Esta propuesta adquiere especial trascendencia si se tiene en cuenta que España debe reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y descarbonizar la economía en los próximos años en un proceso transformador de lucha contra el cambio climático. Lograr la neutralidad climática en 2050 pasa por adquirir compromisos firmes -públicos y privados- antes de 2030. Para entonces, no debe haber lugar para la utilización de combustibles fósiles.
Por ello es urgente actuar en un sector que, según el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero del Ministerio para la Transición Ecología y el Reto Demográfico[i], fue el responsable del 27,7% de las emisiones totales de GEI de nuestro país en 2020. Este sector es uno de los mayores consumidores de combustibles fósiles, generador de emisiones y causante de graves problemas de calidad del aire que provocan daños en la salud de los ciudadanos. Sólo en nuestro país fallecieron más de 40.000 personas por enfermedades asociadas a la contaminación[ii], y más de 300.000 en EU-28[iii].
En este sentido, Mario Rodríguez, director asociado de Transición Justa y Alianzas Globales de ECODES, señala que “la publicidad es utilizada con mucha frecuencia para desviar la importante responsabilidad de los vehículos propulsados por motores de combustión fósil en el cambio climático. En muchas ocasiones se incluye el impulso de tecnologías que, lejos de acelerar la transición ecológica, suelen ser un lavado de cara que obedece más a intereses empresariales que de lucha contra el cambio climático. Agradecemos a Más País su predisposición para iniciar este debate en el Parlamento y esperamos que cuente con el apoyo de una mayoría parlamentaria fruto de un debate constructivo y lejos de la polarización“.
Para 2030 deben reducirse las emisiones en un 23% respecto a 1990. Entre otras medidas, la descarbonización del transporte pasa por un cambio modal y una transformación hacia la movilidad eléctrica, así como por otras formas de movilidad impulsadas por el Plan Nacional de Energía y Clima (PNEC), la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el Plan Nacional de Recuperación y Transformación (denominado “España Puede”), entre otros. El objetivo final de este marco estratégico es reducir el consumo de energía final, las emisiones de dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y otras micropartículas. El contexto europeo apremia a emprender cambios de calado en la industria del automóvil.
A su vez, la ciudadanía está igualmente concienciada sobre la urgencia e importancia de acometer la transición ecológica lo antes posible. Así lo demuestran varias encuestas recientes. Una de ellas, realizada por YouGov que el 63% de los residentes en 15 ciudades europeas apoyan la prohibición de venta de vehículos diésel y gasolina incluso con cinco años de antelación, en 2030. Tres de cada cuatro habitantes de Madrid y Barcelona lo sustentan. Otra, realizada recientemente por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E), desvela que más del 70% de los españoles está dispuesto a pagar más por vehículos menos contaminantes.
A ello hay que añadir acuerdos como el alcanzando en la última Cumbre del Clima de Glagow, cuando representantes de gobiernos, empresas y otras organizaciones con influencia sobre el futuro de la industria automotriz y el transporte por carretera se comprometieron a que todas las ventas de automóviles y camionetas nuevas sean cero emisiones en todo el mundo para 2040 y, a más tardar, en 2035 en los mercados líderes.
Por su parte, Cristian Quílez, responsable de proyectos en ECODES, señala que “el lavado verde y la desinformación están retrasando la acción climática y ponen en peligro la consecución de los objetivos y compromisos. Avanzar en la progresiva eliminación de la publicidad de este tipo de vehículos aumentaría la sensibilización de la opinión pública sobre los productos y tecnologías responsables del cambio climático y de otros daños para el medio ambiente y la salud de las personas.
No hay que olvidar que la industria del automóvil es la que más invierte en publicidad en nuestro país. Hoy es el comienzo de un camino que debe poner fin a esta publicidad y que puede contar con soluciones intermedias que allanen el camino hasta esa fecha”.
El impacto de este sector es más que relevante. Según datos de InfoAdex para 2019[iv], las marcas dedicaron a la compra de medios 564 millones de euros. Es el 13% de la inversión publicitaria total ejecutada en ese año en España, que fue de más de 4.200 millones de euros. En total, hay siete marcas de coches entre los 20 primeros anunciantes de España. La mayoría ya han puesto en marcha su transición al vehículo eléctrico a batería, con el horizonte puesto esta década, por lo que fijar esta prohibición no debería de incomodar ni sorprender.