Encargado de que todo vaya bien el campus y que tanto investigadores, estudiantes y PAS cuenten con lo necesario para realizar su trabajo. El director general de Infraestrucutras, Campus y Sostenibilidad de la Universidad de Almería, Javier Lozano, se ha acostumbrado a mirar al campus de otra forma, para buscar los desperfectos que hay que arreglar. Javier Lozano pone en valor su experiencia de gestión en un área tan transversal como ésta. En esta entrevista cuenta cuáles serán las principales aportaciones de su área el próximo año.
¿Qué tarea le encomendó el rector?
Entiendo que el rector pensaría en una persona con experiencia en gestión que pudiera acometer tareas como infraestructuras, pequeñas obras, sostenibilidad e incluso seguridad, que requieren de mucha confidencialidad y que se necesitan controlar con la máxima prudencia.
¿Qué peculiaridades tiene su área?
Es una parcela con una enorme cantidad de tareas diferentes y donde es muy difícil profundizar en algunas de ellas. Nuestra misión fundamental es que casi no se note nuestra presencia. En la Universidad, la docencia y la investigación… son los ejes fundamentales, pero para que estos funcionen o para que se cubran las actividades culturales, deportivas o estudiantiles se necesita de una estructura; tenerla lista es nuestra principal misión.
¿El mapa del campus está cerrado?
Cerrado es un término muy contundente. En cuanto a superficie por ahora sí porque contamos con una relación muy correcta entre zonas edificadas y urbanización (paseos y zonas verdes). Respecto a grandes obras, se puede decir que está casi todo edificado, al menos a corto plazo. Sí es cierto que hay necesidades que atender. Por ejemplo, un edificio de usos múltiples para actividades como las de educación musical, psicomotricidad, aula de dibujo… aquellas áreas que tienen unas necesidades especiales, que generan algunos ruidos y que hay que sacar de las zonas comunes.
Y otro, que abordaremos en 2018, es la propuesta de un edificio que albergaría un pabellón de historia natural. Tendría muchos aspectos positivos, como el hecho de traer a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato a la Universidad, para que vean las colecciones de animales, vegetales, suelos, rocas… que son muy interesantes. Tenemos previsto que vaya en la zona de levante.
¿Qué papel juega la sostenibilidad en la UAL?
En esta materia nos hemos volcado muchísimo. Hemos creado la Comisión de Sostenibilidad Ambiental de la UAL, aprobado el Plan de Acción 2017, con un grado de ejecución muy elevado. Y estamos preparando el plan de 2018, además de un Plan Director Smart-Campus.
¿Qué volumen de emisiones se quiere ahorrar con las medidas de sostenibilidad?
Ese asunto está ahora mismo en estudio. Hemos pedido la certificación energética de los edificios y vamos a hacer la auditoría energética de alguno de ellos, a modo de experiencia piloto. En ese sentido estamos a punto de tener resultados.
¿Qué peticiones llegan desde los Centros?
Muy variadas, pero principalmente pequeñas obras y actuaciones de mantenimiento como electricidad, pintura o fontanería; aunque las que más abundan son en equipamientos, y cuando digo equipamientos, me refiero no sólo a mesas, sillas, etc, sino también a cortinas para evitar la incidencia del sol; incluso la Facultad de Humanidades nos ha solicitado estores para las clases de Arte. Esta medida la hemos extendido a la cara sur de los aularios, zonas más castigadas por la intensa iluminación.
En los próximos meses se pondrá en marcha un servicio municipal de alquiler de bicis.
Estamos encantados con esta idea y habrá que ver cómo funciona, porque hace tiempo se puso en marcha el préstamo de bicicletas en la UAL y tuvo sus dificultades de implementación. El préstamo de bicicletas lo hemos tratado mucho en la Dirección General y creemos que quizás a nivel universitario sea más interesante préstamos de más larga duración, porque a la gente le gusta tener su bici con más margen de utilización, por meses o por cuatrimestres. Por otro lado, se requiere de un trazado de carril bici completo. Por ejemplo, la zona norte de la UAL sólo está conectada hasta La Cañada y habría que dar solución a ese problema. Lo que sí tenemos claro es nuestro intento de que en nuestras instalaciones haya una estación que dé servicio a esta necesidad. Todavía no sabemos dónde porque queremos buscar un lugar cubierto y controlado por seguridad para evitar actos vandálicos.
¿Qué porcentaje de objetivos se ha alcanzado?
A principio de año planteamos 44 acciones y se han cumplido 40, lo que supone el 91% de cumplimiento; no va a ser posible cumplir las cuatro que faltan en 2017, pero sí en 2018. Éste área es la que ha presentado más acciones de gobierno a realizar y muchas de ellas de muchísimo calado, que no dependían exclusivamente de nosotros.
¿Y qué asuntos le traen de cabeza?
Tenemos un problema coyuntural en materia de espacios, que no son chicles que se puedan estirar como uno quisiera. Cada vez hay más profesores (este año se adscriben más de 60), a los que hay que buscarles un espacio y mobiliario adecuado. También han llegado más de cien técnicos a los que hay que buscar un sitio idóneo. Y también la circulación en el Campus, que se complica mucho los días laborables. Hemos querido poner en marcha una “app” para fomentar el coche compartido, pero las trabas legales han sido altísimas.