Una investigación de la Universidad de Granada analiza la labor de Leopoldo Torres Balbás (Madrid, 23 de mayo de 1888 – Madrid, 21 de noviembre de 1960), un arquitecto que realizó trabajos fundamentales para la conservación y restauración de la Alhambra. El profesor del Departamento de Construcciones Arquitectónicas de la UGR Juan Manuel Barrios Rozúa ha realizado este estudio, que se recoge en el artículo “La conservación selectiva de la estratificación histórica en Leopoldo Torres Balbás. Crítica y conocimiento en la restauración”, publicado en la revista ‘Arqueología de la Arquitectura’.
La publicación de Juan Manuel Barrios radiografía dos aspectos: la formación del arquitecto restaurador y los criterios para conservar o retirar elementos añadidos a un monumento a lo largo de la historia. La estratificación en un monumento, de la que habla el artículo, la componen los elementos que se han añadido en las reformas del mismo a lo largo de los siglos. “Transcurridos 600 años de su construcción, cualquier espacio de la Alhambra ha sufrido cambios”, explica el investigador Barrios Rozúa. Esos cambios son parte de la historia del edificio y pueden tener valores estéticos u ocultar o deformar el monumento medieval, según este trabajo.
“Torres Balbás era partidario de hacer una lectura crítica de esos añadidos que permitiera seleccionar aquellos elementos que serían respetados y suprimir los añadidos que carecían de interés o este era inferior a lo que ocultaban”, detalla Juan Manuel Barrios.
Qué intervenciones en la Alhambra llevan la firma de Torres Balbás
El artículo cita varios ejemplos de intervenciones de Torres Balbás. En el Mexuar de la Alhambra, antigua sala de justicia musulmana reconvertida en capilla cristiana en el siglo XVII, suprimió el altar, quitó el suelo del coro (pero respetó la barandilla de este), abrió una antigua puerta musulmana que estaba cegada y cerró otra de época cristiana. Además, recuperó el nivel del suelo musulmán, el cual había sido rebajado en época cristiana. Con estos cambios logró que se pudiera intuir cómo estaba configurado el espacio musulmán. A la vez, permitió ver elementos que hablan de su uso como capilla cristiana (respeta unos escudos de los Reyes Católicos, las ventanas abiertas en época castellana, la barandilla del coro, etc.).
Otra intervención de Torres Balbás, “que fue un gran acierto, pero levantó mucha polémica”, como indica Barrios Rozúa, fue suprimir el cupulín que Rafael Contreras y Juan Pugnaire habían puesto en uno de los pabellones del Patio de los Leones a mediados del siglo XIX.
“Ese cupulín era un disparate, una restauración equivocada que Torres Balbás considera una página ilegítima de la historia del monumento. Por ello, tras un serio estudio, reconstruyó de manera simplificada el tejado piramidal que dicho templete tuvo en época islámica”, opina el profesor de la UGR Juan Manuel Barrios Rozúa.
Cuál era la metodología de trabajo de Torres Balbás
Tomar decisiones en una materia tan delicada como la estratificación requería una seria investigación que incluía el estudio de archivos, el análisis de imágenes antiguas, sondeos arqueológicos en el subsuelo y catas para ver la estratigrafía muraria (o sea, las reformas que había sufrido un muro, tales como cegar o abrir una ventana, adornos ocultos por enfoscados, etc.).
“Torres Balbás era un magnífico historiador y estaba muy bien preparado para esta labor, de manera que sus decisiones fueron por lo general acertadas. Pero era consciente de que la mayoría de los arquitectos de entonces no estaban preparados, para empezar porque no sabían ni historia de la arquitectura, ni arqueología, ni investigar en un archivo”, argumenta Barrios Rozúa. Por ello, según el estudio, a esos arquitectos les pedían la máxima prudencia, es decir, que alteraran lo menos posible el monumento. “Él creía que en España debía haber unos cuantos arquitectos de alta cualificación que supervisaran lo que hacían los arquitectos con menor formación en este ámbito. Así se estructuró la conservación del patrimonio español en 1929”, explica Barrios.
Torres Balbás supervisaba las restauraciones que se realizaban en la parte suroriental de España (Granada, Málaga, Almería, Murcia, Alicante…). La obra de este arquitecto ha despertado interés en investigadores como Carlos Vílchez, Alfonso Muñoz Cosme, Antonio Orihuela o Julián Esteban Chapapría, que lo consideran el mejor arquitecto restaurador que hubo en la España de la primera mitad del siglo XX.
“El ejemplo que nos dio Torres Balbás sigue estando vigente y hay que añadir que su metodología es preferible a la que se ha aplicado en muchas intervenciones poco satisfactorias que se han hecho en las últimas décadas sobre edificios históricos, en las que ha habido un exceso de creatividad artística y poco criterio histórico”, concluye Juan Manuel Barrios Rozúa.