Una investigación de la Universidad de Castilla La Mancha constata los beneficios para la salud de las pausas activas en el trabajo. Realizar veinte minutos de actividad física durante la jornada laboral repercute positivamente en la salud física y mental del personal, y contribuye de forma notable a mejorar el ambiente de trabajo, según se desprende de un proyecto piloto de investigación de la UCLM en el que participaron setenta y una personas.
Implementar pausas activas que rompan con las rutinas sedentarias en el puesto de trabajo entraña beneficios para el personal y para la propia actividad laboral. Así se desprende del proyecto piloto de investigación desarrollado durante el pasado curso académico por el grupo Investigación en la Gestión de Organizaciones e Instalaciones Deportivas (IGOID) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), y en el que participaron un total de setenta y un empleados y empleadas de la institución académica.
El proyecto #UCLMmuévete se planteó el propósito de mejorar la salud y el bienestar del personal de la Universidad que voluntariamente comenzó a introducir pausas activas de veinte minutos durante su jornada laboral que consistían en caminatas, paseos en bicicleta o ejercicios de fuerza con material accesible en el propio puesto de trabajo (libros, carpetas o botellas de agua).
Las personas que participaron en el proyecto recibieron una pulsera de actividad y acceso a una aplicación móvil desarrollada por el propio IGOID con el propósito de que los investigadores pudieran monitorizar los cambios en indicadores como la frecuencia cardíaca.
En este sentido, una de las principales conclusiones del trabajo radica en la reducción de casi un veinte por ciento de la tasa de sedentarismo entre los participantes una vez que concluyó el experimento. “Además, muchos de ellos consiguieron incorporar hábitos saludables diarios, aparte de las pausas activas (desplazamiento activo al trabajo, entrenamiento de fuerza en el gimnasio, etc.)”, según explica la investigadora María Jesús Marín Farrona, coordinadora del proyecto.
En cuanto a los beneficios psicológicos, el 96,4 % reportaron que las pausas activas fueron un factor motivante en su día a día, y el equipo de investigación constató un incremento del 6,25 % en los denominados “recursos mentales” del personal, que engloba sentimientos como el de disfrute, sentirse activo, lúcido y esperanzado hacia el futuro.
La introducción de estas pausas activas también mejoró la salud social de los empleados y las empleadas que participaron en el proyecto. La realización de las actividades en equipos de entre tres y cinco personas favoreció la relación interpersonal para el 70,3 % de los voluntarios, mientras que el 74,8 % percibieron una mejora en la interacción con el resto de la comunidad universitaria.