El reloj biológico de las plantas no está en hora y la floración se adelanta cada año. El adelanto de la primavera, inviernos cada vez más suaves y los cambios bruscos de temperatura están detrás de que la vegetación tenga que cambiar su antiguo reloj suizo de cuerda, por otros sistemas más modernos y dinámicos para calcular los tiempos de su actividad floral, acordes a una meteorología que ha roto con los patrones de las últimas décadas.
Investigadores de la Universidad de Málaga (UMA), especialistas en la fenología de las plantas, advierten de un conjunto de cambios en la floración, de consecuencias inciertas. Están observando que las plantas recurren a otros mecanismos y señales alternativas a las empleadas hasta ahora, basadas principalmente en la temperatura, para determinar el inicio del periodo de floración.
A qué se debe el cambio de la floración de las plantas
El investigador postdoctoral del área de Botánica de la UMA, Antonio Picornell, explica que el cambio climático y la alta variabilidad de las temperaturas ha llevado que la floración sea cada año más errática, y que, según ha comprobado en laboratorio, algunas plantas dejen de orientarse por la temperatura, para guiarse por las horas de sol, un método alternativo que esta aletargado y que ahora está tomando una relevancia especial.
«Es una adaptación que hemos observado, pero no sabemos hasta qué punto esta manera de actuar funcionará a la larga y si va a funcionar igual que la temperatura», afirma este investigador de la UMA.
Una de las especies que más ha estudiado Antonio Picornell es el olivo, un árbol vital para la economía del Sur de la Península Ibérica. La floración del olivo se ha vuelvo cada vez más irregular. Lo normal es arranque en abril y se prolongue hasta mayo, pero en años como este 2024 la floración se ha adelantado y desde marzo ya se pueden ver olivos cargados de flores.
«Las plantas regulan su metabolismo con la temperatura ambiente. Cuando empieza a hacer calor se ponen en marcha los mecanismos para la formación de las flores. Y si las temperaturas suben muy rápido a principios de año, se acelera la acumulación de calor necesaria para el proceso de floración, por lo que acaba adelantándose», explica Antonio Picornell.
Qué problemas conlleva el adelanto de la floración de las plantas
El problema del adelanto de la floración no es tanto que la flor salga antes o después, sino que la flor se expone a una inestabilidad en cuanto a las temperaturas y fríos, que pueden dañar sus tejidos y dejan de estar tan bien preparadas para formar frutos. Como ha ocurrido este año, con días en enero y febrero en los que se han superado los 20 grados, que han estado seguidos de otros en los que las temperaturas han vuelvo a los parámetros normales del invierno.
Desde el punto de vista antrópico, «eso es peligro para la agricultura, porque si un año en concreto se adelanta mucho, la fructificación ocurre más temprano; hace que las condiciones en las que comienzan a formarse el fruto no sean las idóneas y que las cosechas no sean buenas», aclara el investigador de la Universidad de Málaga.
Cómo afecta el adelanto de la floración al olivo y árboles caducifolios
Las altas temperaturas dan lugar a que en el olivo se solape la época en al que se forman las yemas florales con el engorde del fruto. Ante esa situación, el árbol debe repartir los recursos disponibles entre esas dos funciones, de manera que ninguna de las dos se llega a realizar en las condiciones adecuadas, y como consecuencia se llega a una baja producción de aceituna, así como en la aparición de enfermedades.
El adelanto de la floración no afecta de manera igual a todas las especies. Por ejemplo, en el caso de árboles caducifolios, el adelanto de la floración y la aparición de las primeras flores antes que las hojas tiene sus consecuencias.
En un año normal, las hojas nuevas brotadas poco antes que las flores se encargan de captar luz del sol y transformarla en energía mediante el proceso de fotosíntesis, de manera que el árbol cuenta con los recursos necesarios para llevar a cabo esas funciones vitales. Sin embargo, cuando la floración se produce antes de la aparición de las hojas nuevas, el árbol entra en una situación de estrés, de falta de recursos, y se ve obligado a hacer uso de reservas energéticas, con el peligro de agotar esos recursos de emergencia que le ayudarían a salir de otras situaciones difíciles.
Qué problemas ambientales genera que las plantas florezcan antes
El adelanto de la floración de las especies también tiene consecuencias desde el punto de vista medioambiental, en la medida en que se rompen los equilibrios por los que se rige el ecosistema. Entre las especies que más sufren las consecuencias de la floración irregular son los polinizadores, ya que se produce una desincronización entre la producción floral y la eclosión de insectos.
«Se ha observado que algunos insectos son capaces de adaptar su actividad al nuevo calendario de la flor. Sin embargo, hay otras muchas que no han podido modificar su conducta y se están viendo afectadas negativamente. Así llegamos a una desincronización que altera el sistema, de manera que se encuentran exceso de flores frente a polinizadores, y viceversa».
Al adelanto de la floración afecta también a otras muchas especies de fauna, aparte de los insectos. Los frutos y las semillas son fuente de alimento fundamental en el medio ambiente, con lo que una baja producción como resultado del nacimiento temprano de las flores, tiene consecuencias directas sobre la biodiversidad.
El cambio climático ha traído como consecuencia un adelanto generalizado de la floración, que es más acusado en zonas de interior alejadas de la costa. Y, si el cambio climático continúa avanzando al ritmo en que lo hace en la actualidad y se confirman las previsiones, «en los próximos años tendremos una situación más caótica, con un desajuste elevado y complejo», afirma Antonio Picornell, que también adelanta consecuencias graves para los ecosistemas.