El movimiento MeToo Universidad, que persigue la creación de una red de apoyo a las víctimas de acoso sexual en el ámbito universitario, ha llegado hoy a la UMA. En concreto, al Aula Judicial de la Facultad de Derecho, donde una nutrida representación de alumnado y profesorado ha presenciado el coloquio organizado por el Vicerrectorado de Igualdad, Diversidad y Participación Social para abordar esta temática.
En el encuentro ha participado la vicerrectora de Igualdad, Isabel Jiménez, acompañada de Mar Joanpere, cofundadora del movimiento y primera víctima que ganó un caso de acoso sexual entre iguales en la universidad, y las profesoras Carolina Jiménez y Fátima Cisneros, coordinadoras de la primera “Guía de buenas prácticas docentes en género e igualdad”, publicada por UMA Editorial. También ha intervenido el decano del centro, Juan José Hinojosa.
Desde el 26 de septiembre hasta el 9 de octubre las integrantes de la red ‘MeToo Universidad’ recorrerán distintas universidades públicas españolas para celebrar encuentros con docentes y estudiantado a fin de visibilizar y concienciar sobre la necesidad de tejer una red de apoyo a las víctimas de acoso sexual en el ámbito universitario, así como prevenir estas actitudes.
Hoy le ha llegado el turno a la UMA. Joanpere -cuyo caso estuvo relacionado con el acoso ejercido hacia ella y otras dos alumnas por parte de un compañero del máster que cursaban en la Universidad de Barcelona- ha agradecido el recibimiento que están teniendo en las instituciones académicas que han visitado hasta ahora y ha advertido a la audiencia de que prevenir y evitar el acoso sexual “no es cosa de mujeres, sino de todas y todos”.
Huir en vez de afrontar
“En mi caso, el consejo que recibí de todo aquel al que hice partícipe de mi acoso fue que huyera, que cambiara de universidad, en lugar de que me enfrentara al problema” -ha señalado-, al tiempo que ha animado a “romper el silencio”, ya que en las universidades “al igual que en otros espectros de la sociedad, también se dan casos de acoso sexual, pese a la tendencia a creer que eso no ocurre porque es un espacio intelectual, científico y ético”.
Y una cosa es ser buen científico y otra, buena persona, por lo que este movimiento intenta arropar a las víctimas de casos de acoso sexual para decirles que no están solas y que existen redes solidarias de apoyo para ayudarlas.
En la Universidad de Málaga, por ejemplo, están los puntos violeta ubicados en los recibidores de los centros, que cuentan con un código QR a través del cual las víctimas pueden contactar con el Vicerrectorado para dar a conocer su caso, tal y como ha explicado Isabel Jiménez, quien también ha hecho alusión al Protocolo contra el acoso sexual que la UMA tiene desde 2016.
Por su parte, las coordinadoras de la guía de buenas prácticas docentes en género e igualdad han asegurado que para mejorar como docente “es importante incluir la formación desde la perspectiva del género”. Fátima Cisneros y Carolina Jiménez, ambas profesoras de Derecho de la UMA, aseguran que en las aulas “existen comportamientos machistas que tienen a minimizarse, y eso no puede ocurrir”.
Por eso, la guía, fruto de un Proyecto de Innovación Educativa, incluye tres grandes bloques, dedicados a detectar una mala práctica docente, identificar ámbitos concretos donde se producen casos puntuales de acoso y evaluar posibles prácticas machistas donde el profesorado se convierta en un ‘agente de igualdad’, encargado de no minimizar los episodios, utilizar los instrumentos disponibles en la UMA para evitarlos y dedicar tiempo para que el alumnado los conozca.
Las integrantes de la red MeToo Universidad están haciendo dos rutas por España, divididas en dos equipos que recorren el norte y el sur.