La escalada es un deporte con miles de aficionados en nuestro país. Se calcula que en España hay más de 1.200 sitios adecuados para la práctica de esta actividad, que se caracteriza por una conexión con la naturaleza y por una exigencia física al nivel de cualquier persona. Ahora, la UNED ha descubierto un motivo para no practicar la escalada en una zona que ha sufrido un incendio.
Los incendios forestales se encuentran entre las causas más comunes de daños catastróficos a los afloramientos rocosos, así como a las estructuras y activos hechos de roca. Los efectos de los incendios son particularmente importantes en la región mediterránea, donde los veranos se caracterizan por altas temperaturas y largas sequías, y se espera que los incendios forestales aumenten en frecuencia en futuros escenarios de emergencia climática.
Por qué no se debe practicar escalada en una zona afectada por un incendio
Un grupo de investigación interuniversitario, en el que se encuentran especialistas de la UNED, han constatado, en un estudio publicado en la revista MDPI, que los incendios forestales provocan descomposición térmica y cambios mineralógicos en las rocas, lo que compromete la seguridad de la actividad de escalada.
Pequeñas modificaciones en las rocas y su agarre pueden provocar cambios importantes en la dificultad y características de las vías de escalada. Esto es especialmente significativo en rutas de alta dificultad, donde las bodegas son tan pequeñas que ligeras modificaciones pueden afectar significativamente su dificultad.
En algunos lugares, donde las rutas de escalada son icónicas por su dificultad y porque han sido hitos importantes en la evolución de la escalada como deporte, los incendios pueden tener consecuencias dramáticas modificando estas rutas para siempre.
Qué se ha estudiado sobre los efectos de los incendios en las superficies de escalada
El objetivo del estudio era cuantificar la pérdida de resistencia mecánica y los efectos mecánicos superficiales de los incendios forestales en varias áreas de escalada que podrían generar problemas de seguridad, como desprendimientos de rocas, deterioro de las presas de escalada y daños en los anclajes (pernos) de escalada.
Los investigadores seleccionaron dos zonas de escalada situadas en España, que habitualmente son destino para diferentes tipos de escaladores. El primero en Oliana situado en la provincia de Lérida, que es un destino privilegiado para escaladores de talla mundial y, por lo tanto, puede considerarse un verdadero ‘patrimonio cultural de la escalada’. La peña de calizas y areniscas de Oliana se vio muy afectada por un incendio en 2022.
La segunda zona se sitúa en Cadalso de los Vidrios, Comunidad de Madrid. Dispuesto como varios riscos de granito, a menudo está lleno de escaladores locales debido a la alta concentración de habitantes en áreas cercanas. Este ejemplo de sitio de ‘escalada masiva’ bajo mucha presión, se vio afectado en 2019 por uno de los incendios más devastadores en el área de Madrid de las últimas décadas. Las diferencias en la intensidad y severidad del fuego (mucho más intenso en Cadalso), los efectos del fuego (homogéneo en Oliana, heterogéneo en Cadalso), las diferentes litologías (siliciclástica y calcárea en Oliana, granítica en Cadalso), y los diferentes tipos de los riscos (lineales y continuos en Oliana, dispersos en Cadalso) ponen de manifiesto la amplia variedad de situaciones para la evaluación del efecto de los incendios en las zonas de escalada y la necesidad, para próximas investigaciones, de valorar cada área antes de abordar su estudio.
Qué cambios sufren las rocas a consecuencia de un incendio
Se reconocieron dos cambios en las rocas asociados a los efectos de los incencios: descomposición térmica y cambios mineralógicos. Las alteraciones que sufren las rocas abarcan un amplio abanico de condiciones, tanto en la superficie como en el subsuelo, por lo que requieren instrumentación específica para su evaluación. Estas condiciones se pueden evaluar con varias Técnicas No Destructivas (NDTs), que son particularmente útiles ya que no requieren la extracción de muestras, en concreto se usaron Ultrasonic Pulse Velocity (UPV) y Schmidt Hammer (SH), y se realizaron dos tipos de mediciones: mediciones aleatorias en cuadrícula y mediciones a lo largo de las rutas de escalada.
Los resultados del uso del SH muestran una relación entre la disminución del valor de rebote y el daño mecánico observado. Las observaciones de campo mostraron meteorización mecánica, como agrietamiento, desconchado, desagregación granular y meteorización termoquímica con diferentes umbrales de temperatura. Las reacciones termoquímicas observadas incluyeron enrojecimiento, CaCO3 calcinación, descomposición de rocas y craqueo de cuarzo. Este conjunto de cambios implica una importante transformación de los afloramientos rocosos y una aceleración de los procesos de meteorización inducidos por el fuego. Ambas áreas exhibieron más efectos en la parte inferior de la pared.
El trabajo realizado se enmarca en la línea de investigación sobre ‘Geología y escalada’, incluida en el programa de Geociencias de la UNESCO. Ha sido realizado por Manuel García-Rodríguez, profesor de Ciencias Analíticas en la Facultad de Ciencias de la UNED, junto a Pablo Yeste-Lizán, investigador del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la Universidad Complutense; Miguel Gómez-Heras, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid; Raúl Pérez López, investigador en el Área de Riesgos Geológicos del Instituto Geológico y Minero de España; Luis Carcavilla, investigador del Área de investigación en patrimonio geológico minero del Instituto Geológico y Minero de España y José A. Ortega-Becerril, profesor del Departamento de Geología y Geoquímica en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid.