El Instituto de Geomorfología y Suelos de la UMA es ya un referente tras tres años de vida

Muestras de suelo para su análisis en el IGS-UMA.

Pese a su juventud, el Instituto de Geomorfología y Suelos de la Universidad de Málaga, IGS-UMA, se sitúa ya entre los mejores centros de la investigación avanzada sobre análisis del suelo, gracias a su equipamiento científico de primera, entre el que destaca un espectroradiometro de última tecnología que permite medir las principales propiedades indicadoras de la salud edáfica, así como su georreferenciación.

Ubicado en el edificio de investigación Ada Byron, este centro adscrito a la UMA da un paso más a la analítica tradicional y avanza en la determinación de la calidad de los suelos, del balance de carbono y de su capacidad para retener agua útil para la vegetación, muy importante en ecosistemas como el nuestro en los que el agua escasea, según destaca José Damián Ruiz Sinoga, director del Instituto. Pero también, investiga en las técnicas de regeneración de suelos degradados, mediante la aplicación de enmiendas.

“Lo que nosotros hacemos son ‘librerías espectrales del suelo’, claves para la determinación de su estabilidad y calidad. Extraemos muestras de puntos georreferenciados de la provincia de Málaga y analizamos sus propiedades físicas, químicas e hidrológicas. Del campo al laboratorio, desde donde podemos trabajar siempre en las mismas condiciones espectrales y obtener el menor ruido posible en las respuestas de las curvas espectrales del suelo”, explica el catedrático de Geografía Física José Damián Ruiz Sinoga.

“Gracias a la infraestructura con la que contamos, hemos dado el salto a las técnicas tradicionales. Ahora analizamos unas 300 muestras en un mes, antes 50, y, además, con un nivel de confianza altísimo”, continúa el profesor de la UMA.

Con tres años de funcionamiento, el Instituto de Geomorfología y Suelos de la Universidad de Málaga ofrece soporte analítico a la investigación, así como servicios de consultoría a particulares y organismos, en ámbitos de actuación muy variados que van desde campos de cultivo de todo tipo hasta entornos naturales, y también en campos de golf o parques urbanos.

Así, el análisis de materia orgánica, estabilidad estructural, salinidad, conductividad hidráulica o la granulometría son algunas de las propiedades del suelo que se estudian en IGS-UMA.

Ruiz Sinoga afirma que, tras las recientes lluvias y dada su intensidad, se ha producido un incremento de los niveles de degradación del suelo mediante procesos de erosión en las laderas de los Montes de Málaga y la Axarquía.

Un hecho que, especialmente, se manifiesta en ese color marrón que adopta el mar, que no es sino parte del mejor suelo que progresivamente se va erosionando y depositando en el litoral, disparando las tasas de degradación del mismo, en las zonas en donde más se necesita, es decir, las cabeceras de las cuencas. “Asistimos en directo a la incidencia del cambio climático, en las relaciones suelo-agua- planta”, asegura el experto.

El Instituto de Geomorfología y Suelos de la UMA, compuesto por un equipo de ocho personas, entre investigadores y técnicos, ha sido financiado con Fondos FEDER, gracias al impulso del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia.

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