«El crecimiento turístico de la Semana Santa plantea el reto de equilibrar cultura y espiritualidad»

La Semana Santa, una de las festividades religiosas más significativas del país, se celebra con fervor en varias regiones, siendo un evento que mezcla devoción, arte y cultura popular. Sin embargo, su creciente proyección turística ha otorgado a estas conmemoraciones una visibilidad sin precedentes, incrementando la afluencia de visitantes nacionales e internacionales.

El profesor titular en Dibujo, Diseño y Representación de la Arquitectura de la Universidad Europea de Canarias, Pablo M. De Souza Sánchez y Bárbara Fernández Abad, coordinadora del Grado en Diseño y Creación de Moda del Creative Campus de la Universidad Europea, analizan su valor artístico y su influencia en la identidad regional

Semana Santa, en riesgo de convertirse en un mero espectáculo

“Este auge exige equilibrar la difusión cultural con el respeto a la esencia devocional, para evitar que la celebración pierda su carácter espiritual y se convierta en un mero espectáculo”, asegura Pablo M. De Souza Sánchez. A pesar de compartir esta dimensión turística, cada lugar vive la Semana Santa a su manera, reflejando la diversidad cultural de España. 

En Andalucía, por ejemplo, el estilo de las procesiones se caracteriza por la emoción barroca, la teatralidad de los pasos ricamente ornamentados y la música solemne que inunda las calles. Además, tal y como comenta Bárbara Fernández Abad, “el barroquismo visual se hace patente en los bordados dorados, el uso del encaje y el protagonismo de los mantos bordados a mano, elementos que no solo tienen un fin estético, sino que también expresan identidades culturales profundamente arraigadas”.

Por el contrario, en Castilla y León, la escenificación se presenta más sobria y austera, con imágenes en madera sin vestir y un silencio que potencia la atmósfera de recogimiento. Según Fernández Abad, “las vestimentas en esta zona tienden a ser más contenidas y reflejan una religiosidad más austera, mostrando que las diferencias no son meramente estéticas, sino que expresan diversas identidades dentro del marco común de la Semana Santa”. 

Una fiesta cargada de simbología

La profesora de moda del Creative Campus también recalca que “la simbología es central en la indumentaria procesional. Cada color, tejido y diseño cumple una función comunicativa, remitiendo tanto al mensaje teológico como a la historia de la cofradía. Estos matices textiles no solo embellecen la puesta en escena, sino que refuerzan la conexión emocional de la comunidad con su tradición”.

El profesor Pablo M. De Souza Sánchez, por su parte, enfatiza que «si bien la Semana Santa tiene un gran valor religioso, su componente artístico es innegable. Las iglesias, los pasos, las imágenes y la música conforman una manifestación cultural única, no solo religiosa«. Sin embargo, también destaca que «el turismo está transformando la experiencia, haciendo que algunas celebraciones se conviertan en un espectáculo que atrae más por su valor visual que por su esencia religiosa».

Además, De Souza subraya que «la Semana Santa es un acto comunitario de gran valor social. No solo es una ocasión para el culto religioso, sino también para que las comunidades se reúnan, celebren su patrimonio cultural y compartan una experiencia colectiva. La celebración también refuerza los lazos sociales, ya que la participación en las procesiones es una tradición que se transmite de generación en generación».

En ciudades como Sevilla, Valladolid o Toledo, el arte sacro y la arquitectura histórica se fusionan con la devoción popular, generando una experiencia única para los fieles y los visitantes. El auge del turismo, sin embargo, ha traído consigo el debate sobre la transformación de lo devocional en lo comercial, haciendo que algunos se pregunten hasta qué punto es posible preservar la esencia religiosa sin desvirtuar el espectáculo. Para De Souza, “lo importante es mantener el equilibrio entre la difusión cultural y el respeto a la dimensión espiritual, reconociendo el valor patrimonial de estas manifestaciones sin caer en la banalización”.