El catedrático de Química Inorgánica, Javier García Martínez, y el catedrático de Ciencias del Mar y Biología Aplicada, José Luis Sánchez Lizaso, ambos investigadores de la Universidad de Alicante, han participado esta semana en actos por la Cumbre Mundial del Clima (COP25).
En concreto, García ha formado parte de la mesa “De la Academia a la Sociedad. La Transferencia de Conocimiento factor clave para el desarrollo sostenible”, celebrada el pasado 11 de diciembre de 2019 en el Ifema, sede de la COP25, para visibilizar con ejemplos concretos cómo la investigación universitaria y su transferencia son claves para la transformación económica y social que permita el desarrollo sostenible de las sociedades.
Durante el evento en el que ha participado, Javier García Martínez ha detallado las últimas líneas de trabajo del Laboratorio de Nanotecnología Molecular (NANOMOL) de la UA en relación a la lucha contra el cambio climático. En este sentido, ha explicado el desarrollo de celdas solares más eficientes y flexibles para hacer que la energía solar sea una alternativa cada vez más atractiva; y el desarrollo de nuevos catalizadores para la eliminación de contaminantes del aire y del agua.
“Además de los adelantos científicos necesitamos la regulación y los estudios sociales que nos permitan hacer realidad todos los avances técnicos que, por sí solos, no son suficiente para acabar con un problema tan complejo”, ha insistido el catedrático de Química Inorgánica de la UA.
Por su parte, José Luis Sánchez Lizaso ha intervenido en la jornada “Mitigación de los efectos del cambio climático sobre el abastecimiento y saneamiento. Recursos no convencionales” con su conferencia “Minimización de los impactos ambientales de la desalación”. Esta sesión ha tenido lugar el 12 de diciembre de 2019, organizada por la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR) junto con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el ICEX, España Exportación e Inversiones.
Según ha señalado el experto de la UA, “la desalación de agua de mar presenta múltiples ventajas para el abastecimiento en zonas costeras ya que es un recurso ilimitado, no genera conflictos territoriales, es independiente del clima, produce agua de gran calidad y es fácilmente modulable”. Además, en las últimas décadas los avances tecnológicos han producido una reducción muy importante de los consumos energéticos asociados a la desalación y el resto de impactos ambientales se pueden minimizar mediante una buena elección del emplazamiento y actuando sobre la demanda para promover un uso eficiente de los recursos.
En este sentido, ha destacado Sánchez, “la UA ha sido pionera en el estudio de los aspectos ambientales relacionados con la desalación y tiene una amplia experiencia en el estudio del impacto ambiental producido por vertidos de desalinizadoras; en el seguimiento a largo plazo de algunas de las plantas desalinizadoras más importantes; y en asesoramiento a empresas, gobiernos y ONGs en la minimización de dichos impactos en diferentes países del mundo”.