Cuando los neandertales habitaban los Picos de Europa y los sapiens el resto del mundo

El prehistoriador de la UNED Jesús Francisco Jordá Pardo suscribe una investigación sobre la cueva cántabra de El Esquilleu, donde los neandertales habitaron de forma continua, durante decenas de miles de años, sin interrupción, y sin contacto con los humanos modernos. El trabajo es una síntesis de todos las investigaciones llevadas a cabo desde 1997 y abarca una extensión en el tiempo desde haca 60.000 años hasta hace 24.000 años. Titulado “A road to nowhere? The non-transitional sequence at El Esquilleu (Cantabria, Spain)”, ha sido publicado por la prestigiosa revista Comptes Rendus PALEVOL órgano científico del Museo Nacional de Historia Natural y de la Academia de las Ciencias de París.

“Mis sensaciones sobre el yacimiento son, que se trata de un yacimiento único en la penísnsula y en Europa, en donde los neandertales permanecieron aislados en los Picos de Europa, cuando ya los humanos modernos campaban por sus respetos por la cornisa cantábrica y el resto de Iberia. La secuencia es muy larga y muestra una gran variedad de procesos geológicos, por lo que es un buen exponente de los cambios ambientales acontecidos en la Cordillera Cantábrica durante el Pleistoceno superior final”, explica el científico de la UNED.

“A road to nowhere? The non-transitional sequence at El Esquilleu (Cantabria, Spain)” supone la completa síntesis de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en El Esquilleu desde 1997 hasta 2006. Incluye la interpretación geoarqueológica de su registro estratigráfico, el análisis de su posición cronoestratigráfica, el estudio exhaustivo de su registro faunístico desde la óptica tafonómica y el análisis tecnológico de su instrumental lítico realizado por los ocupantes neandertales.

Esta investigación aporta un avance en el conocimiento de la dinámica de las poblaciones neandertales en el norte de la península ibérica, concretamente en la región montañosa de los Picos de Europa, donde su presencia persistió miles años más que en otros territorios, hasta su extinción.

El yacimiento de Castro Cillórigo y sus tesoros científicos

La cueva de El Esquilleu está situada en Castro Cillórigo, Cantabria, en la margen izquierda del río Deva, en el escarpado desfiladero de la Hermida, aguas abajo de la localidad de Potes, y contiene una larga secuencia ocupacional ligada a poblaciones de neandertales. Alcanza una potencia superior a 3 m y consta de cuatro unidades litoestratigráficas: una inferior generada por decantación en un medio hipogeo con evidencias moderadas de ocupación antrópica; una media formada por procesos de arroyada difusa en un medio de abrigo rocoso; una superior generada por procesos de gelifracción que producen la caída de clastos de caliza del techo de la cavidad por la acción del hielo-deshielo, en un medio de abrigo rocoso; y una unidad culminante correspondiente a un espeleotema generado por precipitación química.

Según describe el profesor Jordá Pardo en cuanto a la cronología de la secuencia estratigráfica, la parte central se extiende entre 60.000 y 37.000 años, mientras que los niveles superiores lo hacen en fechas más recientes situadas entre 27.000 y 24.000 años. “Esto supone una larga perduración de los neandertales, que en esta zona de los Picos de Europa quedaron aislados y sobrevivieron varios miles de años más que sus congéneres, sin contacto con los humanos modernos, como atestigua el registro arqueológico de El Esquilleu”.

A lo largo de toda la secuencia, se suceden ocupaciones neandertales que dejaron un importante registro faunístico, así como una muy numerosa colección de instrumental lítico del Musteriense. “Cabe destacar que en los niveles de la unidad media se ha podido determinar que los restos óseos fueron utilizados como combustible de los hogares que se superponen en los niveles de esa unidad”, señala Jordá. “Su estancia en El Esquilleu dio lugar además a una ocupación ecotónica residual en el norte de la península ibérica, que perduró hasta la fase tardía del Paleolítico medio, en los comienzos del Paleolítico superior”.

El equipo de prehistoriadores ha sido coordinado por Javier Baena, catedrático de Prehistoria de la UAM, y cuenta con las firmas, además de Jesús F. Jordá, de la UNED; Elena Carrión, del Museo Regional de la Comunidad de Madrid; Concepción Torres y Pilar Carral, de la UAM u José Yravedra de la UCM.

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