Media docena de fragmentos de cuarzo chocado confirman lo que se sospechaba desde hace años: que un meteorito de entre 500 y 1.000 metros cayó en la provincia de Almería hace ocho millones de años y abrió un gran cráter de cuatro kilómetros de diámetro, el primero localizado en España.
Cuando el pasado 14 de octubre las cámaras de vigilancia del observatorio astronómico almeriense de Calar Alto captaron el destello de un bólido, se sabía que ese no era como los que se ven casi a diario. Tras un análisis más exhaustivo con la instrumentación del proyecto SMART Espectroscopía de Meteoroides en la Atmósfera mediante Tecnologías Robóticas (Spectroscopy of Meteoroids in the Atmosphere by means of Robotic Technologies en inglés), que desde el observatorio almeriense, el granadino de La Sagra, el toledano de La Hita y Sevilla hace un estudio de los objetos que entran en la atmósfera y sobrevuelan el Sur de la Península Ibérica, en seguida se confirmó que esta bola de fuego había caído a la tierra en forma de meteorito, y que debía encontrarse en un punto de la provincia de Cádiz, cercano al municipio de Rota.
Este fragmento de roca espacial debe tener el tamaño de una nuez, según las estimaciones realizadas por la trayectoria de caída, muy vertical en este caso, y la velocidad que llevaba. Y apenas levantaría una pequeña nube de polvo en el lugar en el que cayó. O cayeran, porque no se sabe bien si han sido uno o varios los fragmentos que sobrevivieron al rozamiento tan brutal al que la atmósfera somete a este tipo de objetos, que en la gran mayoría de los casos se desintegran en una bola de fuego que deja un bello espectáculo y maravilla a los afortunados que tienen la suerte de verlos en directo.
Cuál es el primer cráter hecho por un meteorito en España
El caso de este meteorito recuerda que la Tierra no está exenta de sufrir el impacto de un objeto llegado del espacio y que la atmósfera no siempre tiene la capacidad de desintegrar todo lo que recibe, sobre todo cuando se trata de objetos de gran tamaño, con una gran capacidad de destrucción, como el que posiblemente cayó en la provincia de Almería hace unos ocho millones de años y que originó lo que parece un cráter de unos cuatro kilómetros de diámetro.
Un grupo de investigación de la Universidad de Almería está convencido de que están ante el primer cráter de esta naturaleza que se documenta en España. La certeza todavía no es total, ya que la comunidad científica exige que para considerar que realmente se trata de un socavón provocado por un meteorito se necesitan una veintena de fragmentos de cuarzo chocado, y aquí solamente han aparecido media docena, pero el resto de indicios sí que se cumplen a rajatabla.
Se está a la espera de estudios más avanzados, para determinar de una vez por todas, y con total seguridad, que las anomalías geológicas detectadas en el entorno de Alhabia, un pequeño municipio a una treintena de kilómetros de Almería y uno de los enclaves más frecuentados por ciclistas de toda la provincia, corresponden a la caída de una roca de grandes dimensiones, que en su época debió provocar un cataclismo en decenas de kilómetros a la redonda y que lanzó piedras que pudieron llegar a las provincias de Granada y Murcia.
Por qué se piensa que es el cráter formado por un meteorito
Por qué los investigadores de la Universidad de Almería, Juan Antonio Sánchez Garrido y Sebastián Sánchez Gómez, sostienen que lo que han descubierto realmente se trata de las huellas dejadas por un meteorito. Pues porque han aparecido media docena de fragmentos de cuarzo chocado, un tipo de mineral que solamente se forma bajo unas condiciones de presión correspondientes a una explosión nuclear, algo totalmente descartado porque se trata de muestras geológicas formadas hace ocho millones de años; o por el impacto de un meteorito de gran tamaño, que según el cráter que creó estaría entre los 500 y los 1.000 metros de diámetro, y habría sido capaz de haber desatado una presión de entre 10 y 30 gigapascales.
La confirmación de que en la zona hay cuarzo chocado ha llegado tras el análisis de miles de fragmentos de roca, realizados en a Universidad de Lund y la Universidad de Copenhague. Pero claro, como se puede imaginar, los investigadores del grupo de Edafología Aplicada de la Universidad de Almería no llegaron a este entorno del Desierto de Tabernas y probaron suerte buscando las huellas de un meteorito.
Cuáles fueron los primeros indicios de la caída de un meteorito
Hace más de una quincena de años ya comenzaron a observar anomalías geológicas tanto en Alhabia como en otras zonas aledañas del Desierto de Tabernas que evidenciaban que ahí se había registrado un fenómeno extremadamente violento, que podría corresponderse con la caída de un meteorito.
La morfología de la zona fue el primer indicio. Los especialistas detectaron que hay una capa de sedimentos de unos mil metros de espesor, lo que hace pensar que en su día ahí hubo un agujero, al menos, de esa profundidad, que la erosión está exponiendo, argumenta Juan Antonio Sánchez Garrido.
Este indicio no fue el único. En un radio de unos diez kilómetros se ha constatado la presencia de rocas que no deberían estar ahí. Como explica Sebastián Sánchez Gómez zonas del Desierto de Tabernas, como las faldas del Cerro Alfaro, justo al lado de la A-92, están llena de rocas de procedencia sospechosa, que probablemente salieron despedidas debido al impacto y que denotan la situación caótica que se pudo vivir en este fenómeno.
Pero además, en unos 30 kilómetros a la redonda hay múltiples surgimientos termales, entre los que todavía están en uso como balneario los de Alhama de Almería, que habitualmente empleaba en sus tratamientos el presidente de la Primera República, Nicolás Salmerón; y el de Sierra Alhamilla. El impacto fue de tal calibre que se llegó a fracturar la corteza terrestre, lo que favoreció la aparición de fuentes de agua caliente. Y no solamente eso, sino que es probable que la riqueza minera de todo el entorno estuviera asociado también al desbarajuste que causó la caída del meteorito.
Cuándo cayó el meteorito en Almería
En la época en la que se supone que cayó el meteorito, hace ocho millones de años, esta zona estaba debajo de las aguas del mar. Era un entorno somero, pero esa circunstancia ayudó a paliar la fuerza del impacto.
Una vez hallados estos datos, presentados en el Congreso Científico Europlanet 2022, celebrado en Granada, los investigadores de la Universidad de Almería están buscando financiación para taladrar en la zona donde se localiza el cráter, hasta alcanzar una profundidad de mil metros, donde están seguros de que encontrarán nuevas pruebas de que efectivamente, Almería no solo cuenta con la primera ciudad fundada en territorio europeo, como fue Los Millares, a unos 15 kilómetros de allí, sino también con el único cráter formado por un meteorito en España.
Cada cuánto tiempo cae un gran meteorito
Afortunadamente, la caída de meteoritos de este tamaño no es un fenómeno frecuente. En todo el mundo se conocen tan solo unos 200 cráteres de este tipo. El más grande, de 160 kilómetros de diámetro, se encuentra en Sudáfrica; seguido del que provocó el meteorito que acabó con los dinosaurios, encontrado en la península de Yucatán (México), de unos 150 kilómetros.
Sin embargo, aunque la estadística dice que cada 10.000 años se produce una colisión de un objeto de entre 100 ó 200 metros, conviene estar preparados, con una tecnología que sea capaz de desviar la trayectoria de estos objetos y evitar la colisión con la Tierra.
Cómo defenderse de grandes asteroides
Esto mismo es lo que se ha realizado en el marco de la misión DART (Double Asteroid Redirection Test en inglés), que el 27 de septiembre consiguió desviar de su órbita el asteroide Dimorphos. El éxito de la misión fue rotundo, porque se logró una desviación de 30 minutos, mucho más de lo esperado, afirma el astrofísico de la Universidad de Alicante, Adriano Campo, cuyo equipo de investigación se encarga de estudiar las consecuencias de la colisión sobre el asteroide, a partir de las imágenes recibidas tras la colisión.
En esta misión, la nave DART, del tamaño de una máquina de refrescos, impactó contra este objeto de unos 160 metros diámetro, a una velocidad de 23.000 km/h. “El objetivo ha sido comprobar si se es capaz de desviar un objeto de estas características con una colisión. Y ha funcionado, porque el objeto tardaba en completar su órbita unas doce horas y ahora la hace en once y media, por tanto se ha conseguido una desviación mayor de la esperada”, explica Adriano Campo.
Sin embargo, no tiene mucho sentido contar con una nave lista para despegar en caso de emergencia. Primero, porque no se sabe cuándo se producirá, y en el caso de hacerlo, se sabrá con varios años de anticipación, gracias a que se conocen prácticamente los más de 2.000 cuerpos de gran tamaño orbitan cerca de nuestro planeta y, por el momento, no hay noticias de que ninguno de ellos vaya a impactar contra la Tierra en los próximos cien años. Por otro lado, el ritmo al que avanza la tecnología es tal, que cuando haya que actuar ya se dispondrá de naves mucho más avanzadas, con una capacidad de actuación mayor que la que se ha enviado ahora.
Cuánto tiempo se necesita para desviar un asteroide
El tiempo mínimo de reacción con la tecnología actual, en caso de detectarse una amenaza, sería de unos cinco años. En un plazo menor no daría tiempo a hacer prácticamente nada, porque habría que preparar la nave; lanzarla en el momento adecuado, ya que debido a la dinámica orbital, el tiempo de alcance puede variar en función de cuando se lance; además, no bastaría con una sola nave, para garantizar el éxito de la misión convendría repetir la colisión varias veces, a fin de lograr así un desvío todavía mayor.
Y la idea de destruir un asteroide no es factible, porque habría que hacerlo con bombas nucleares y de esta forma se conseguiría tener una lluvia radiactiva, además de multiplicar el número de problemas, porque no se tendría solamente un objeto en dirección a la Tierra, sino miles.
Qué asteroides representan el mayor riesgo para la Tierra
El mayor peligro, dice este investigador de la Universidad de Alicante, lo representan los objetos más pequeños, asteroides de entre 700 y 100 metros, de los que solamente se conocen el 30 por ciento; y los de menos de 100 metros, todavía muy desconocidos por la comunidad científica, que solamente ha sido capaz de registrar el 1 por ciento de todos los que hay en torno a nuestro planeta.
Los objetos de menor tamaño pasan muy desapercibidos, porque no tienen luz propia y son muy difíciles de identificar por los telescopios. Muestra de ello fue el meteorito que cayó el 15 de febrero de 2013 en la ciudad Rusa de Cheliabinsk, que tenía un tamaño de unos 20 metros, justo cuando telescopios de todo el mundo seguían al asteroide Duende, que pasó muy cerca de la Tierra. Y es que, hasta ahora solamente se han podido ver tres objetos de este tipo antes de que impactar.
¿Hay algún objeto que amenaza la Tierra?
El responsable del proyecto SMART y la persona que mejor conoce los bólidos que cruzan el cielo del sur peninsular prácticamente a diario, José María Madiedo, está convencido de que por el momento no hay ningún objeto preocupante a la vista, pero al mismo tiempo afirma que no hay que bajar la guardia, ya que la amenaza está ahí.
Este investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía trabaja también en el proyecto MIDAS (Moon Impacts Detection and Analysis System), con el que se trata de averiguar el riesgo de que llegue un objeto de dimensiones preocupantes, por encima de los 50 metros, con capacidad de generar un desastre. Y que, desde el año 2008, monitoriza la región no iluminada de la Luna a través de distintos telescopios y dispositivos OCD de alta sensibilidad.
Con la información recogida en el marco de MIDAS se podrá determinar por ejemplo la frecuencia con la que la Tierra recibiría estos impactos rocosos. “MIDAS utiliza a la Luna como un gran laboratorio que nos indica la frecuencia de las colisiones contra la Luna y nos informa también de cuál es la masa, cuál es el tamaño de esas rocas que están impactando, de modo que lo podemos extrapolar a La Tierra para saber con precisión la estadística de impacto contra nuestro planeta”, añade José María Madiedo.
¿Caen ahora más bólidos?
En los últimos meses se han registrado bólidos de una gran espectacularidad, entre los que se incluyen el que dejó caer algunos meteoritos el 14 de octubre. Eso ha incrementado la sensación de que están llegando más objetos a la atmósfera, sin embargo, José María Madiedo afirma que no es así, ya que se está en unas cifras que se corresponden con lo sucedido en años anteriores, así que nada por encima de lo normal.
Este experto del Instituto de Astro Física de Andalucía aclara que los bólidos son objetos desprendidos de cometas o de asteroides que, al ingresar en la atmósfera, se descomponen en una bola de fuego, de ahí el resplandor que originan. Los bólidos que acaban convertidos en meteoritos es una fracción muy pequeña, apenas tres al año en la Península Ibérica, y a escala global, unos 3.000, lo que no quiere decir que se recuperen todos, ya que o bien son de un tamaño tan pequeño que resulta prácticamente imposible hallarlos o caen en el mar.
Es cierto que son pocos y la inmensa mayoría de muy pequeño tamaño. Pero a lo largo de la historia han ocurrido sucesos catastróficos asociados a estos fenómenos, así que mejor estar preparados, con una estrategia desarrollada para atajar esa amenaza, que además también valdría para defender futuras estaciones humanas en la Luna.