La Junta de Andalucía y la Universidad de Almería presentan la Guía de buenas prácticas para el uso inteligente, óptimo y saludable de las nuevas tecnologías en la familia, una herramienta básica para el buen uso TICs sustentada en una investigación realizada por la Universidad de Almería con la COVID de fondo y en la que participan 60.000 familias de la comunidad autónoma.
La colaboración institucional ha vuelto a ser clave para dotar a la sociedad del conocimiento necesario para afrontar una nueva realidad con la que convive día a día. Es el caso de la nueva ‘Guía de buenas prácticas para el uso inteligente, óptimo y saludable de las nuevas tecnologías en la familia’, presentada por la Junta de Andalucía en la Universidad de Almería, el mismo campus en el que se ha sustentado científicamente su contenido.
En ese sentido, se ha elaborado en base a los resultados de un estudio realizado por los investigadores Alma D. Martínez de Salazar, especialista en Psicología Clínica y también miembro de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería, la catedrática Inmaculada Gómez y Juan Miguel Flujas, ambos del Centro de Investigación en Salud de la UAL.
El rector Carmelo Rodríguez ha abierto el acto, finalizado con la presentación oficial de la guía a cargo de Rocío Ruiz, consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, después de las intervenciones de Antonia Rubio, directora General de Infancia, y de la propia Martínez de Salazar, que la ha enmarcado en una exposición detallada de este ‘Estudio sobre la conciliación familiar y la educación parental respecto del uso de las nuevas tecnologías en la infancia y adolescencia: análisis de los cambios a raíz de la pandemia por COVID-19’.
Sobre el mismo, Carmelo Rodríguez se ha mostrado seguro de que “va a ser muy útil para situarnos en esta nueva era que afrontamos, puesto que nos permite contar con un diagnóstico apoyado en datos científicos y, por tanto, real y fiable de este proceso de innovación y cambio en el que nos hallamos inmersos”. En la misma línea, ha añadido que “se va a convertir en un material de trabajo fundamental para evaluar las necesidades que la sociedad nos va a ir demandando”. Ello se ha debido, y así lo ha puesto en valor, a “una excelente coordinación entre la Consejería y la UAL”.
El rector ha insistido en que este trabajo “adquiere una gran importancia y trascendencia en los tiempos que corren”, al abordar “desde múltiples enfoques las tendencias y las profundas transformaciones que se están produciendo en los hogares andaluces”.
A su juicio, “la convivencia con las pantallas se ha convertido en algo casi obligatorio y es evidente que supera ya la mera función de informar y comunicar, e incluso de trabajar y educar; hoy son el espacio en el que los menores van forjando su identidad, (…) y de ahí la pertinencia del estudio que se ha realizado, porque indaga en este nuevo ecosistema digital”. Ha advertido sobre que “se está “en un momento álgido de la dependencia y adicción tecnológica, que requiere de respuestas decididas y de la adopción de medidas coordinadas a nivel político, económico, social y educativo”, por lo que toca “asumir nuestra corresponsabilidad en esta materia y seguir nutriéndonos del conocimiento y de la experiencia mutua, desde la transversalidad”.
Rocío Ruiz ha expresado su agradecimiento a los investigadores por su “magnífico estudio” y acto seguido ha precisado, de modo textual, que “estamos respondiendo a una necesidad de la sociedad, atendiendo a un problema fundamental, que es de salud”. La consejera ha situado como la clave tener “las evidencias científicas para poner planificar políticas públicas que realmente tengan impacto”.
Preocupada en la infancia y la adolescencia, “con el enfoque de utilidad y responsabilidad”, ha valorado el consenso a la hora de sacar adelante en julio la nueva ley, en la que se contempla una nueva realidad, “una nueva forma de relacionarse con el mundo, la digital, que hay que afrontar de frente con todas sus ventajas, inconvenientes y riesgos, ante el desconocimiento”.
El estudio “da una clave fundamental, que ese factor de control parental, mediante formación, va a prevenir riesgos”, ya que “si bien no hay una situación alarmante a la luz de la investigación, sí hay riesgo, a muy pocos pasos de que se pueda ir de las manos”. La realidad es que “solo el 23% de los padres y madres ejercen unos límites y un control en las redes sociales”.
La consejera ha advertido sobre el “efecto multiplicador” que reside en los medios digitales respecto al acoso escolar, sexual y de otra índole, apelando a la responsabilidad de “trabajar coordinadamente para que no se produzcan situaciones límite”, sobre todo en infancia y adolescencia: “Hay que proteger al menor y esta ley es pionera, que establece derechos, como el de crecer en familia, establecido por primera, y el de competencia digital, enfoque absolutamente novedoso contando con los niños, con lo que sienten y necesitan”.
Esto acrecienta el valor de la guía “para trabajar con ella en los centros escolares y en las familias, con el papel de orientación primero y también control después, algo que piden los adolescentes porque no son capaces de aplicarlo”. Esa es la perspectiva desde la que se ha elaborado esta herramienta, que servirá para hacer frente a los riesgos, adicciones y peligros del mundo digital desde la prevención, la educación y la regulación, tres aspectos no contemplados anteriormente”.
Por su parte, Antonia Rubio ha valorado la colaboración de la Universidad de Almería “desde el mismo inicio de este proyecto”, y ha subrayado el equilibrio entre la necesidad de la competencia digital y la protección frente a la adicciones.
La directora general de Infancia de la Junta de Andalucía ha insistido en que era necesario basarse en las evidencias “antes y después de la pandemia” y ha ensalzado al equipo investigador, cuyo desempeño ha servido para el fin último, “poder apoyar a las familias andaluzas en la protección ante las adicciones tecnológicas y en el uso responsable de las tecnologías”, sabiendo que el tipo de relación cambia por las redes sociales: “Era un tema que preocupaba y por eso se planteó este estudio, adaptado a la realidad social de Andalucía y orientado a dar un apoyo de calidad a las familias andaluzas”.
Han sido 60.000 de estas familias las participantes en el mismo a través de la plataforma PASEN, con respuestas válidas por parte de 56.000 de ellas, un 10% de los escolarizados en la región.
Los datos obtenidos, según Alma D. Martínez de Salazar, “han procurado dar respuesta a los interrogantes de los padres frente a la mayor demanda de tecnología de sus hijos”, surgiendo en medio la pandemia y el confinamiento, lo que el equipo investigador vio como “una oportunidad”.
Como conclusiones básicas, “el confinamiento ha producido un aumento del uso de las tecnologías, no solo en cuanto a las horas de dedicación a las mismas, tanto en las personas adultas como en los niños y adolescentes, sino también en cuanto a la edad de inicio en su uso, se ha duplicado el número de niños que usan muchas veces las tecnologías para pasar el tiempo libre y ocio, los padres consideran en gran medida que hay un incremento del uso totalmente inadecuado que sus hijos hacen del teléfono móvil y la videoconsola, tres meses más tarde del confinamiento los cambios en los hábitos de uso de las nuevas tecnologías no parecen ir acompañados de un impacto negativo significativo en la salud mental de los niños.
Con respecto a la adicción a las TIC, las puntuaciones se encuentran por encima de la media, excepto para las aplicaciones de mensajería instantánea, probablemente porque han sido un facilitador para las relaciones sociales durante el confinamiento, existiendo diferencias en el uso de las tecnologías de acuerdo a la etapa evolutiva de los niños, niñas y adolescentes”.