Balsas artificiales: refugios clave para la supervivencia del sapo partero

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Los anfibios son los vertebrados más amenazados del planeta, y una de sus principales problemáticas la destrucción y degradación del hábitat. En concreto, en la región del Mediterráneo los medios acuáticos que emplean como áreas reproductivas están especialmente afectados por causas como la contaminación, los cambios en los usos del suelo, las especies invasoras y el cambio climático. El deterioro generalizado de estos ecosistemas está provocando la extinción de numerosas poblaciones de anfibios, entre ellos, el sapo partero, y llevando a algunas especies a buscar refugio en estructuras artificiales de usos tradicionales en el medio rural.

Sapo partero común. Foto: Íñigo Martínez Solano.

Un grupo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) ha descubierto que el sapo partero común, Alytes obstetricans, mantiene elevadas tasas de reproducción en puntos de agua artificiales como albercas o abrevaderos como alternativa a las cada vez más escasas y degradadas masas de agua naturales, lo que da esperanza para la supervivencia de sus poblaciones en zonas rurales alteradas.

Cuál es la importancia de los anfibios

Los anfibios tienen un papel fundamental en los ecosistemas que habitan, y su supervivencia depende en gran medida de la disponibilidad de áreas reproductivas y de que estas se encuentren conectadas entre sí para favorecer el intercambio genético”, explica Íñigo Martínez-Solano, investigador del MNCN.

“En un estudio reciente, analizamos los factores ambientales que influyen en la conectividad de las poblaciones de dos especies ibéricas, el sapo partero común y el sapillo moteado común, Pelodytes punctatus. Pese a que ambas coexisten frecuentemente, el efecto de las características del paisaje en la conectividad de sus poblaciones fue diferente en las dos especies. Por ejemplo, el sapillo moteado prefiere zonas abiertas, mientras que el sapo partero común puede encontrarse en las proximidades de áreas urbanas, siempre que existan puntos de agua, naturales o artificiales, en los que puedan reproducirse”, señala el investigador, en relación a los resultados publicados en la revista Landscape Ecology.    

Abrevadero con larvas de sapo partero. Foto: Íñigo Martínez Solano.

“En este sentido, quisimos analizar si los puntos de agua artificiales podrían ser una alternativa viable para la reproducción de algunas especies de anfibios. Para ello, estudiamos dos poblaciones de sapo partero común durante tres temporadas reproductoras, fijándonos especialmente en la abundancia, el éxito reproductor y el uso del espacio por parte de los individuos adultos”, explica Carlos Caballero Díaz, investigador del MNCN, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Asociación Herpetológica Española (AHE).

Qué papel juegan los puntos de agua artificiales para los anfibios

Los resultados, publicados en la revista Amphibia-Reptilia, muestran que los puntos de reproducción artificiales tienen una importancia fundamental para la supervivencia de las poblaciones de la especie a escala regional, ya que concentran las mayores abundancias de adultos y larvas, garantizando que completen su ciclo biológico con un alto éxito reproductor. Por el contrario, los medios acuáticos naturales (charcas y arroyos) son escasos y se encuentran en mal estado de conservación, por lo que las poblaciones de sapo partero común son poco abundantes en estos medios, donde afrontan un alto riesgo de extinción.

“Aunque los datos indican que estos puntos de agua son clave para la supervivencia de las poblaciones de esta especie en regiones rurales con fuerte influencia humana, también observamos que los individuos adultos se congregan en estas zonas y apenas se desplazan, lo que les hace muy vulnerables ante la pérdida de conectividad entre núcleos reproductores”, puntualiza Gregorio Sánchez Montes, investigador del MNCN. “Lo que queremos destacar en este trabajo es que estas construcciones pueden ser una solución frente a la pérdida de áreas naturales de reproducción de esta especie siempre y cuando se gestionen teniendo en cuenta sus requerimientos biológicos, su fenología y se implementen medidas para mantener la conectividad entre poblaciones”, concluye el investigador.