El aumento de la esperanza de vida retrasa la edad de ingreso de los mayores en residencias

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Los mayores cada vez tienen un envejecimiento más activo.
Los mayores cada vez tienen un envejecimiento más activo.

El aumento de la esperanza de vida y su calidad están retrasando la edad de ingreso de las personas mayores en una residencia, según se desprende de un estudio realizado en la Región de Murcia, que revela que la edad media de las personas que residen en este tipo de instituciones tiene una edad hasta tres años superior que hace diez años.

Las mujeres ingresan hasta tres años y medio más tarde que los hombres, con un mayor nivel de dependencia y mayor prevalencia de incontinencia y demencia.

Las diferencias relativas al sexo se deben a la existencia de roles de género distintos para ambos, que proporcionan un mayor grado de autonomía a las mujeres: En general, los hombres ingresan antes que ellas en las residencias.

Estos datos derivan de la investigación que dirige el doctor José Antonio Pascual, responsable de investigación del Centro de Salud de Calasparra, publicada este mes en la revista Journal of Life Sciences, en la que han participado todos los médicos del centro, adjuntos y residentes.

El perfil del residente

Para la realización de este trabajo se tomaron datos de casi 600 pacientes de cinco residencias geriátricas de la Región murciana, públicas y privadas, de ámbito rural o urbano y diferente localización.

La existencia de una problemática social que condiciona a la persona para vivir en su domicilio es el motivo fundamental para el ingreso en una residencia geriátrica, muy por encima de la patología neuropsiquiátrica y de una situación de dependencia física.

El perfil del residente tipo estudiado es el de mujer (63 por ciento de los casos) con 82 años y más de 4 en la residencia. Es, mayoritariamente, viudo (51,2 por ciento, frente a 14,6 por ciento casados, 25,8 por ciento solteros y 8,3 por ciento divorciados) y no tiene hijos o solo uno. El motivo de ingreso suele ser por una problemática social (48,7 por ciento, frente a 24,6 por cien de dependencia física y 26,5 por ciento de enfermedad neuropsiquiátrica).

Un 55,9 por ciento presenta algún tipo de deterioro cognitivo patológico, de los cuales un 42 por cien corresponde a enfermedad de Alzheimer (22,9 por ciento de los residentes), un 12,7 por ciento han sufrido un accidente cerebro-vascular y un 34,1 por ciento algún tipo de trastorno psiquiátrico. Casi un 60 por cien presenta una dependencia severa o total y tres cuartas partes utilizan psicofármacos.

Equipo de investigación

El equipo de investigación del Centro de Salud de Calasparra se planteó conocer la realidad de las personas que residen en estas instituciones en su entorno para prestar una mejor atención sanitaria. Este estudio, que inicialmente estuvo circunscrito a su zona de salud, se amplió a otras localidades y ha sido objeto de comunicaciones en varios congresos en sus distintas fases de realización.

El último grupo de comunicaciones, con el estudio completo, ha sido en el 22 Congreso Europeo de WONCA (organización mundial que agrupa a los médicos de familia) celebrado en Praga el pasado mes de junio.

De los pacientes se recogen datos sobre sexo, edad de ingreso, edad actual, estancia media, estado civil, hijos, motivo de ingreso, financiación, grado de dependencia al ingreso y actual, patologías limitantes asociadas como demencia, Alzheimer, trastornos psiquiátricos, enfermedad cerebrovascular, así como otros aspectos como la incontinencia o el uso psicofármacos. El análisis de estos datos facilita la planificación e intervención de la asistencia que se presta a estos pacientes.

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