Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en la cueva de La Garma (Cantabria) han permitido documentar con gran detalle una cabaña que se construyó hace 16.800 años, una de las viviendas paleolíticas mejor conservadas de todo el mundo.
El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias, y el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, Roberto Ontañón, ambos al frente del proyecto de investigación, presentaron los resultados de estos trabajos en el Museo Arqueológico Nacional, acompañados por la directora de la Fundación Palarq, Carolina Bähr Vollenweider; la directora del Museo Arqueológico Nacional, Isabel Izquierdo, y los investigadores del proyecto, Rodrigo Portero y Carlos García-Noriega.
Cómo es la vivienda neolítica documentada en Cantabria
La vivienda es un espacio oval de unos 5 metros cuadrados, delimitado por una alineación de bloques de piedra y estalagmitas que fijaban al suelo una estructura de palos y pieles apoyada contra una cercana cornisa de la pared de la cueva.
En el centro de la cabaña había una pequeña hoguera, alrededor de la cual se ha encontrado multitud de vestigios de diversas actividades cotidianas del grupo de cazadores y recolectores magdalenienses que la habitó: fabricación de instrumentos de piedra, asta y hueso, procesado de las piezas de caza, trabajo de las pieles…
Qué objetos han aparecido junto a esta casa con 16.800 años
Junto a esta casa neolítica se han documentado 4.614 objetos, en su mayor parte huesos de ciervos, caballos y bisontes, pero también 600 piezas de sílex, azagayas, agujas y un protoarpón, así como conchas de moluscos marinos. Y no solo se han localizado restos de fauna e instrumentos ligados a la subsistencia; hay también huesos decorados (entre ellos una espectacular falange de uro perforada, con una representación grabada de este mismo animal y de una cara humana; pieza única en el Paleolítico europeo) y varios colgantes que los moradores de la vivienda llevaron como adornos.
Una reproducción de esta estructura se instalará próximamente en la instalación expositiva del Centro de Arte Rupestre que ha creado el Gobierno de Cantabria en la localidad de Puente Viesgo.
La documentación de este hábitat del Magdaleniense medio ha requerido dos años de trabajo continuo de un equipo interdisciplinar dirigido por el catedrático de la Universidad de Cantabria Pablo Arias y el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) Roberto Ontañón.
Qué metodología se ha empleado para conservar esta vivienda prehistórica
Con objeto de preservar este excepcional testimonio de la Prehistoria para las futuras generaciones, se ha aplicado una innovadora metodología, basada en la aplicación de técnicas no invasivas, entre las que se puede citar la realización de una gigaortomagen verdadera continua de los suelos, la cartografía 3D a alta resolución del campo magnético, el análisis molecular y genético de suelos y objetos paleolíticos, la determinación de restos de fauna a partir de espectrometría de masas sobre colágeno óseo (ZooMS) o el análisis hiperespectral de imágenes.
El equipo del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) que ha realizado los trabajos está integrado por los arqueólogos Rodrigo Portero Hernández y Carlos García-Noriega Villa, quienes han realizado todo el trabajo de catalogación y determinación de los restos del interior de la cabaña, Jorge Vallejo, Patricia Fernández Sánchez y Alba Ruiz Cabanzón.
Se ha contado también con la colaboración de los investigadores François Lévêque (Universidad de La Rochelle), Alexandre Lucquin (Universidad de York), Ron Pinhasi, José Miguel Tejero, Pere Gelabert y Katerina Douka (Universidad de Viena), Jaime Lira (CNRS-Universidad de Toulouse), Esteban Álvarez (Universidad de Salamanca), Christopher Bronk Ramsey (Universidad de Oxford), Débora Zurro y Juan José García-Granero (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), de los técnicos de la empresa Gim Geomatics Vicente Bayarri y Jesús Herrera y de la restauradora del MUPAC Eva María Pereda.
La Garma es un excepcional conjunto arqueológico, incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en el que, desde su descubrimiento en 1995, se desarrolla un ambicioso proyecto de investigación, financiado ininterrumpidamente por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.
Junto con los excepcionales suelos paleolíticos en los que se localiza la vivienda magdaleniense, incluye un magnífico conjunto de arte rupestre paleolítico, una de las secuencias estratigráficas más completa de Europa, representativa de los últimos 400.000 años de Historia, varios contextos sepulcrales del Calcolítico, la Edad del Bronce y el período visigodo y un castro de la Edad del Hierro.
En la actualidad, además de la aportación de la Fundación PALARQ, las investigaciones en La Garma cuentan con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del Proyecto PrehMIND, un programa sobre el desarrollo del pensamiento simbólico de las poblaciones del Paleolítico dirigido por el profesor Pablo Arias.