Alumnado de la UAL, poco amigo de la dieta mediterránea

La Universidad de Almería publicará un estudio sobre hábitos alimentarios del alumnado en la web del Vicerrectorado de Deportes, Sostenibilidad y Universidad Saludable, realizado por el Grupo de Investigación HUM472 ‘Laboratorio Antropología Social y Cultural’.

El ‘Estudio sobre Alimentación Saludable y Sostenible en la Comunidad Universitaria’ de la UAL, el ASASO, es ya una nueva y valiosa herramienta desde la que avanzar en la mejora del bienestar y la salud del campus.

De él se desprende que existe una brecha entre la percepción de las actividades saludables de los miembros de la comunidad universitaria y lo que de verdad llevan a cabo o conocen sus integrantes. Por lo tanto, se realizarán propuestas de información, como charlas y talleres, en las que se ayudará a no caer en publicidad engañosa y aprender a gestionar la salud y prevención, más allá de las calorías.

Esa es solo una de las medidas que ya se están poniendo en marcha, teniendo en cuenta que se apostará por una información transversal, donde los estudiantes desarrollen una participación activa, contando además con el profesorado de asignaturas afines al proyecto, si bien sobre todo se hará al estudiantado partícipe tanto del proceso de elaboración de acciones como de su implementación.

Francisco Javier Lozano, vicerrector de Deportes, Sostenibilidad y Universidad Saludable, ha enmarcado este proyecto en varios de los objetivos de gobierno de la UAL, contextualizando más en “el estudio de situación y necesidades de salud de la comunidad universitaria”. Además, sigue la línea de uno de los ocho grupos de trabajo de la sectorial de Crue Sostenibilidad, sobre el cumplimiento del concepto de “universidades saludables”.

Ha explicado Lozano que “este estudio se inició en mayo de 2021, con las circunstancias negativas de la falta de presencialidad, aunque nunca se dejó de trabajar y ha ido sorteando obstáculos”. Así, se ha sacado adelante, dirigido “a toda la comunidad universitaria”, siempre alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, “el número 3, de ‘Salud y bienestar’, y el número 12, de ‘Producción y consumo responsables’”.

Patricia Rocamora, directora del Secretariado para la Universidad Saludable de la UAL, ha recordado el origen del trabajo, una propuesta desde el Grupo de Investigación HUM-472 ‘Laboratorio Antropología Social y Cultural’, dirigido por Estefanía Acién y antes por Ángeles Arjona.

“Teniendo en cuenta que aborda una cuestión tan importante para nosotros como la de la alimentación desde el punto de vista de la salud y también de la sostenibilidad, fue acogido con gran entusiasmo”. Ha enumerado los objetivos a los que se ha remitido, “conocer los hábitos alimentarios y de consumo de nuestra comunidad universitaria”, y ha avisado de que “estará a disposición de ella el informe completo con los resultados en los próximos días en la página web del vicerrectorado”. En todo caso, “lo que más nos gustaba es que no se quedaba simplemente en obtener la información, sino que se emplea para realizar una serie de acciones”, ha dicho textualmente.

En ese sentido, desde el Vicerrectorado y el grupo de investigación se está “planificando, priorizando y comenzando a implementar el plan de acción para la promoción y educación para la salud, ello enfocado al desarrollo de hábitos alimentarios saludables y sostenibles, siguiendo las directrices tanto de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN)”.

Ha puesto en valor que se quería contar con la participación de los estudiantes, y “desde su Consejo y delegaciones están siendo muy activos”, además de “con los responsables de los servicios que hay en el campus para la restauración”, pensando en acciones “que redunden en el beneficio de la comunidad universitaria y de estos servicios”. Como ejemplos de medidas que se han priorizado, “consumo seguro en la UAL de determinados colectivos, como celíacos, con la Asociación de Celíacos de Almería, y así con todas las alergias e intolerancias”.

Rocamora ha destacado que se atenderán peticiones que han llegado desde el estudio, como “aumentar la oferta de restauración, llegando a colectivos como los veganos, aumentar la información nutricional sobre la oferta en cada servicio, con elaboración de una serie de fichas nutricionales”.

En definitiva, se irán anunciando “una serie de propuestas y ofertas destinadas a fomentar la adquisición y mantenimiento de hábitos saludables, uniendo alimentación y actividad física”. Ha dado continuidad a esa intención Montserrat Hernández, investigadora principal del estudio, doctora en Ciencias Sociales, diplomada en Educación Física, técnica en Dietética y graduada en Nutrición Humana y Dietética, quien ha explicado los resultados, si bien ha enfatizado en lo siguiente a tener esta información, “llevar a cabo intervenciones efectivas”.

Ha detallado que se ha trabajado con una muestra representativa de cada centro del campus, encuestando a 355 mujeres y 187 hombres, personas de las cuales 141 eran PDI, 363 estudiantes y 106 PAS y trabajadores de otros servicios de la UAL. Se ha visto que la gran mayoría realiza ejercicio físico, si bien solo un pequeño porcentaje cumple las recomendaciones de la OMS”, que “el gasto en salud es bastante más elevado por parte del alumnado que del profesorado”, que “la preferencia de consumo al mediodía es el comedor universitario” y, distinguiendo por Centros, “los encuestados de Derecho son los que mayor uso hacen de servicios de restauración en general, y junto a los de Humanidades son los que menos ejercicio físico practican y menos interés muestran en conocer sobre los productos que consumen”.

Muy extenso y detallado el documento, de él se desprenden detalles significativos. Es el caso de que “ocho de cada diez afirman que lo que con más facilidad encuentran para comer en la UAL son alimentos azucarados y procesados”, así que prefieren traer la fruta de casa. Además, comparando con las recomendaciones de la FAO, se ha observado que “el consumo de legumbres, aceite de oliva, cereales integrales, frutas y frutos secos es inferior, mientras que el de sal, azúcar añadido y mantecas es superior”.

Cabe añadir que “la ingesta de carnes, pescados, verduras, vino, refrescos y leche se mantiene adecuadamente”. Así las cosas, y contra lo esperado, “el nivel de adherencia a la Dieta Mediterránea en general es bajo”, siendo los que han obtenido mejor puntuación los encuestados pertenecientes a Ciencias de la Salud, Ciencias Experimentales y la Escuela Superior de Ingeniería”.

En otro de los grandes apartados, el uso y consumo responsable y sostenible, ha destacado Hernández que “la gran mayoría ha dicho querer aprender cómo su estilo de vida puede ayudar a mejorar el medio ambiente, siete de cada diez separan residuos en casa y ocho de cada diez intentan consumir productos de temporada”.

Por Centros de nuevo, “los pertenecientes a Ingeniería son los que más preocupación muestran por el origen de los productos que consumen y de Ciencias de la Salud por su composición”. A eso se añade que “sólo cuatro de cada diez reconocen las recomendaciones del Plato Saludable, cuatro de cada diez no saben distinguir los alimentos que contienen grasas saturadas de las insaturadas, siete de cada diez no saben distinguir los hidratos de carbono ricos en azúcares simples y seis de cada diez no saben reconocer qué alimentos y tipo de prácticas son más perjudiciales para el medio ambiente”. En general, “se observa poco conocimiento sobre la huella de carbono y la huella hídrica”.