Tras el éxito de la primera edición del Congreso Iberoamericano de Neuropsicología, este año se celebrado una segunda cita en la Universidad de Almería, que además coincide con un año muy especial para la UAL en sus bodas de plata. En esta ocasión el encuentro cuenta con catorce conferencias plenarias y doce talleres impartidos por profesionales provenientes de nueve países, siete de ellos de las más prestigiosas instituciones de los Estados Unidos, ocho de diferentes países europeos y cuatro de Latinoamérica. Además, se han planificado seis sesiones de comunicaciones orales y cuatro sesiones más de pósteres, desbordando todas las previsiones. Toda la información está contenida en la web www.neuroalmeria2018.com, donde además del programa está disponible el currículo de todos los ponentes. Está reconocido como Actividad Formativa de Doctorado por la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad de Almería y coincidente con el XIV Congreso de la Sociedad Andaluza de Neuropsicología, haciendo honor a su lema “Soñar es posible”.
Juan Carlos Arango, impulsor de la cita, ha destacado que “este es un congreso de muy alto nivel porque tenemos a cuatro o cinco de los más importantes ponentes en el ámbito mundial, y es un hecho histórico poder contar con las mejores personas”. Este investigador del Instituto Biocruces de Bilbao es además el director de este II Congreso Iberoamericano de Neuropsicología, y tuvo la idea de “unir a las diferentes personas que trabajan en esta área y trabajar conjuntamente sobre las últimas técnicas que hay para la rehabilitación de estos pacientes”. El hueco no se había dado por cubierto al tratarse de “una disciplina muy joven, el cerebro no se conoce muy bien todavía y es ahora cuando se está aprendiendo a rehabilitarlo, con cada vez mayor número de profesionales en el mundo hispano preparados para darle servicio a las personas afectadas”. Ellas han sido el eje de esta cita en la Universidad de Almería, con especial atención “a los ictus, a enfermedades neurodegenerativas –Alzheimer o Parkinson por ejemplo- a demencias o a causas externas, como los accidentes de distinto tipo, incluidos los de tráfico”.
Estas circunstancias y padecimientos pueden afectar al funcionamiento del cerebro, y el grado de éxito en la rehabilitación depende de la persona tratada y del contexto. Sobre todo ello se ha dado cuenta, aferrados a los avances, en un congreso muy cuidado, como ha manifestado Inmaculada Fernández, directora del Centro de Evaluación y Rehabilitación Neuropsicológica de la UAL –CERNEP-: “Ha sido un verdadero honor organizar un evento de esta magnitud en Almería; hemos sido capaces de atraer a personas, hay casi 600 aquí, que provienen de muchos países, ya que han llegado de Europa, de Latinoamérica y de todos los rincones de España, y la verdad es que para el centro que dirijo, el organizador local, ha sido una oportunidad traer a todos estos ponentes de primer nivel y atraer así a tanto público, ello en el ámbito de la neuropsicología, que es muy especial, específico y especializado, con lo cual tiene un doble valor”.
En esa misma línea de excelencia en la cita se ha expresado Gonzalo Brito, ponente llegado de la Pontificia Universidad Católica de Chile: “La calidad del congreso es realmente fantástica, con ponentes de primer nivel mundial, además de una organización bastante brillante, así que yo me siento muy contento por poder ser parte del mismo, incluso no siendo neuropsicólogo, pero aprendiente mucho de la experiencia”. La aportación de este psicólogo clínico se ha centrado en la posición central de la figura del terapeuta: “La terapia centrada en la compasión se destina a personas con altos niveles de autocrítica y vergüenza, base de varias psicopatologías, y es un tipo de terapia que pone mucho énfasis en la calidad de la relación terapéutica y cómo poder entrenar habilidades ‘compasivas’ en la relación del paciente consigo mismo y con los demás; es enorme la relevancia de la calidad del vínculo terapéutico, la figura del terapeuta es fundamental”.
Brito ha recordado que “vivimos en una sociedad altamente competitiva e individualista, en la que vemos cómo estamos rindiendo en comparación al promedio, lo que eleva la autocrítica”. A esto se suma que “el cerebro humano tiene un sesgo negativo, se fija más en lo que anda mal que en lo que anda bien por una necesidad de supervivencia, y cuando se instala en la relación con uno mismo es muy complicado vivir con ello aunque sea muy común”. La “buena noticia” que ha dejado este ponente de tan elevado prestigio es que pese a que “no está bien visto todavía ir al psicólogo, hay muchos prejuicios sobre ello”, sí es cierto que “hay herramientas para tratar todo esto”. Gonzalo Brito ha matizado que “la compasión en este contexto no se entiende como ‘lástima’ o como ‘algo blando’, sino como la capacidad de relacionarnos con el sufrimiento de una manera constructiva, es decir, sin añadir más sufrimiento”.