Por AMANDA DEL RÍO, directora técnica de la Fundación Global Nature.
Voy a decir una obviedad: los humedales son ecosistemas con gran valor natural, social y económico, y son aliados en la lucha contra el cambio climático. Pero el mensaje no ha calado. Si calara este mensaje, quizás la paja del arroz sería una oportunidad y no el problema de un lago lleno de peces muertos. Uno de los grandes desafíos de la actualidad es buscar un equilibrio para compatibilizar la conservación de la naturaleza con los usos humanos. Esto sólo es factible si entendemos que los objetivos ambientales y económicos van de la mano de los sociales y se refuerzan mutuamente.
Los humedales son ecosistemas con gran valor natural, social y económico, y son aliados en la lucha contra el cambio climático. Si calara este mensaje, quizás la paja del arroz sería una oportunidad y no un problema.
La paja del arroz es uno de los residuos más difíciles de gestionar, pero el riesgo de no hacerlo es destruir al humedal, un ecosistema aliado que produce mucho más que arroz, anguilas, o bucólicos paisajes llenos de aves. También nos protege frente al cambio climático y frente a otros desastres ambientales, con su importante consecuencia en lo social.
La gestión de los residuos generados por el cultivo del arroz está creando una situación que necesita soluciones. El modelo de hace 20 años ya no sirve. Las condiciones climáticas están cambiando, las lluvias torrenciales y los otoños más cálidos se repiten en estos últimos años. Europa camina hacia una normativa más exigente en términos ambientales (cambio climático, biodiversidad, economía circular) y la actual situación de L’Albufera es un nuevo ejemplo de la necesidad de que agricultura y naturaleza se entiendan de una vez por todas. Insistimos, es una oportunidad.
Hay que actuar contando con todos los sectores de la sociedad, pero con la guía de una administración firme. Hasta ahora, se han dado importantes pasos con la creación del Consorcio de Gestión Ambiental de la Paja del Arroz, pero la realidad apremia a tomar decisiones de forma conjunta y urgente. Es necesario revisar un modelo de gestión que tenga en cuenta a todos los sectores que conviven, pero sobretodo es necesario pasar a la acción.
En los próximos años, desde FGN pretendemos ensayar soluciones desde proyectos como el LIFE Humedales por el Clima, que cuenta con La Albufera como humedal piloto. El reto es compatibilizar los regímenes de inundación con las soluciones para la paja que se han venido trabajando hasta la fecha desde diferentes colectivos. Es necesario revisar un modelo de gestión que tenga en cuenta a todos los sectores que conviven, pero sobretodo es necesario pasar a la acción. Apostamos por explorar todas las alternativas a la tradicional quema de la paja o a los fangueos, para tener un menú flexible que permita cada año abordar la gestión de este residuo con garantías suficientes para no generar impactos sobre el humedal.
La administración pública debe arbitrar y asumir esta prioridad apoyándose en la experiencia de entidades y colectivos que llevan años trabajando en ello, y haciendo un uso más efectivo de instrumentos de los que dispone como la PAC (actualmente en revisión) y legislación propia.
La inacción ha llevado a la situación actual en La Albufera, ojalá que no se convierta en otro Mar Menor.