La región del sur de México es conocida por sus abundantes yacimientos de oro y plata, metales que comenzaron a explotar los pueblos autóctonos y que continuaron como una fuente de riqueza tras el descubrimiento de América. Estos filones han sido objeto de diferentes estudios, pero ninguno hasta ahora ha dado una razón para explicar la abundancia de estos metales preciosos. Ahora, el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC) acaba de describir los procesos geológicos que dieron lugar a tal riqueza en oro y plata.

Los yacimientos filonianos de tipo epitermal concentran gran parte de la producción histórica de plata en México, de cuyo metal es el mayor productor mundial. La explotación del oro en el sur de México tiene un origen prehispánico, remontándose a más de 900 años atrás. La legendaria riqueza en oro de las civilizaciones autóctonas, como la Zapoteca, la Azteca o la Mixteca, catalizó históricamente la conquista de la Nueva España y la fundación de varias capitales construidas gracias a la actividad minero-metalúrgica, incluyendo notables innovaciones técnicas.
A pesar de las importantes investigaciones realizadas sobre el origen de los yacimientos minerales de México, persiste la necesidad de explorar todos los posibles procesos geológicos que dieron lugar a su singular enriquecimiento en metales nobles.
Cómo se formaron los yacimientos de oro y plata del sur de México
Según esta investigación, publicada en Nature Communications, del grupo Nature, los investigadores documentan por primera vez la presencia de nanofundidos ricos en oro y plata en yacimientos epitermales del sureño estado de Oaxaca. Estos nanofundidos metálicos se segregaron durante el ascenso de magmas originados en regiones profundas de la corteza terrestre, posteriormente transferidos a los fluidos hidrotermales que depositaron los minerales metálicos de interés económico.
El caso oaxaqueño constituye la primera evidencia en el continente americano que muestra la formación y transporte de nanofundidos ricos en metales, los cuales se transportan como gotas suspendidas en los fluidos hidrotermales, dando así origen a los filones mineralizados. Este tipo de transporte desafía los modelos tradicionales que aseguran que los metales viajan únicamente disueltos en dichos fluidos geológicos.
Este trabajo es el resultado del proyecto de investigación de la Tesis Doctoral de Néstor Cano, hoy investigador del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrollada durante una estancia de colaboración en el IACT-CSIC mediante el financiamiento concurrente de los proyectos de investigación “Nanometalogenia de metales críticos de alto valor tecnológico” liderado por el Dr. José María González Jiménez (CSIC) y “A la sombra del gigante: el potencial de las provincias metalogenéticas «menores» de México” liderado por el Dr. Antoni Camprubí (UNAM). Ello, junto con la colaboración fundamental de los investigadores Dr. Eric Morales Casique y Dr. Eduardo González Partida (institutos de Geología y de Geociencias de la UNAM, respectivamente).
En la investigación se ha utilizado una combinación de métodos analíticos tradicionales (como la microscopía óptica de luz transmitida/reflejada, microscopía electrónica de barrido y el análisis por microsonda electrónica) con técnicas avanzadas para el análisis in situ de inclusiones fluidas y sólidas atrapadas en cristales de cuarzo (microscopía electrónica de transmisión de alta resolución). Estos trabajos se han realizado con instrumental disponible en el IACT, el Centro de Instrumentación Científica de la Universidad de Granada (CIC) y el Laboratorio de Microscopías Avanzadas del Instituto de Nanociencias de Aragón (Universidad de Zaragoza).