Sobreexplotación, pérdida de hábitat, contaminación, llegada de especies invasoras o aumento de temperaturas debido al cambio climático son algunas de las amenazas que hacen de la biodiversidad del Mar Mediterráneo esté fuertemente amenazada. Así se desprende de un trabajo coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha revisado las estimaciones de la biodiversidad de la zona, así como su distribución espacial y temporal y los riesgos que la acechan, al tiempo que habla del Mar de Alborán como una de las zonas más ricas en biodiversidad marina.
“Probablemente estas amenazas crecerán en un futuro, especialmente las asociadas al cambio climático y la degradación de hábitat” explica Marta Coll, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar y coordinadora del estudio sobre el Mediterráneo. El trabajo, que se publica esta semana en un número especial de la revista Plos One, forma parte del proyecto Censo de Vida Marina, constituido por una red global de investigadores que persigue caracterizar la biodiversidad de los océanos, así como su distribución y abundancia, para lo que lo ha dividido en 25 zonas de estudio.
Los investigadores del Censo han elaborado una tabla en la que se asignan diferentes puntuaciones según el grado de amenaza: el Mediterráneo resulta ser el ecosistema más amenazado, seguido de cerca por el Golfo de México y la plataforma continental de China. En general, los mares más cerrados son los más amenazados.
El Mediterráneo es, además, la región con mayor número de especies invasoras, 637, aproximadamente un 4% de todas las que habitan la zona. La siguiente en la lista, la zona europea del Océano Atlántico, tiene 245. Los investigadores piensan que la mayoría de estas especies proceden del Mar Rojo y entraron al Mediterráneo a través del canal de Suez.
El trabajo también pone de manifiesto que el Mediterráneo es uno de los mares con más diversidad marina del planeta. De hecho, es el cuarto en la lista tras las aguas australianas, japonesas y chinas y cuenta con unas 17.000 especies marinas descritas hasta la fecha. Asimismo, tiene zonas de elevada concentración de especies con importancia ecológica, como el estrecho de Gibraltar, el Mar de Alborán, el mediterráneo español y la zona africana asociada, y el norte de los mares Adriático y Egeo. Estas regiones muestran también una alta concentración de especies en peligro, amenazadas y vulnerables.
Aún así, “el conocimiento total sobre las especies del Mediterráneo y sus patrones de distribución son incompletos, ya que quedan muchas especies por descubrir y el conocimiento que tenemos sobre las descritas es limitado. Las estimaciones de la comunidad bacteriana están infravaloradas y gran parte del mar profundo y de las regiones del sur y del este permanecen prácticamente inexploradas”, explica Coll. De hecho, la proporción de especies no descritas para el Mediterráneo profundo se estima en un 75%, según un segundo estudio dedicado especialmente a esta zona. En general, los expertos calculan que por cada especie que se conoce quedan otras cuatro por descubrir.
Ambos trabajos, al igual que todos los publicados en este último número de Plos One y englobados en el proyecto Censo de Vida Marina, han combinado el análisis de datos bibliográficos con la opinión y el conocimiento de expertos para actualizar las estimaciones sobre la biodiversidad marina, al tiempo que se han revisado y actualizado numerosos listados de especies.
Así, la visión de conjunto elaborada por el Censo de Vida Marina aporta además datos curiosos, como que los crustáceos son, de media, la especie más presente en el océano o que el organismo más omnipresente es un pez llamado Chauliodus sloani, presente en más de un cuarto de las aguas mundiales. Otras especies muy repartidas son las algas microscópicas y los protozoos y, por otro lado, las que realizan largas migraciones, como mamíferos marinos y aves costeras.