Comenzó con una seguiriya muy bien ejecutada, aunque luego hizo una arboreá con aires de Huelva de una belleza singular, y algo poco usual en un recital flamenco. También estuvo magistral por bulerías y por tangos. Jesús Méndez estuvo magistral y sobre todo hizo unos martinetes que los cerró con el pregón de los caramelos de Macandé. Dedicó un cante a José, hijo de Tomatito que se encontraba entre el público. Precisamente minutos antes del concierto el jovencísimo José ya había estado en los camerinos tocando la guitarra. En una noche tan flamenca, sonó a las mil maravillas el violín de Bernardo Parrilla, un artista que ha acompañado a los más grandes.
Fue una noche maravillosa con micho sabor flamenco y con un Moraíto que atraviesa un momento profesional excepcional. Es un artista con experiencia y con mucha clase y eso lo demuestra cada vez que se sube al escenario. En Almería volvió a dejar constancia de su profesionalidad.