Denuncian la invisibilización de activistas como los cristianos progresistas en la lucha por la autonomía andaluza

Javier Contreras es el autor del estudio, publicado en la revista de Historia Contemporánea Hispania Nova. 

Una investigación de la Universidad de Granada denuncia la falta de protagonismo de los movimientos activistas ajenos a las instituciones, a la hora de analizar el surgimiento autonomía andaluza. Según este estudio, las investigaciones realizadas hasta la hora se han llevado a cabo tradicionalmente desde una perspectiva institucional, que no da protagonismo a determinados movimientos cívicos. Esta es la tesis que defiende el investigador Javier Contreras Becerra, un punto de partida para un estudio que trata de explicar cómo se construyó la identidad andaluza y qué condiciones posibilitaron que la población de Andalucía se movilizara por la autonomía.

En la investigación, publicada en la revista de Historia Contemporánea Hispania Nova, se identifican algunas de las acciones y discursos que anticiparon la postura de los partidos políticos en apoyo a la autonomía e influyeron en la movilización popular a favor del autogobierno.

El artículo esboza un mapa de los colectivos andalucistas y revela la importante función de cristianos progresistas para la consecución de la autonomía. Después, se centra en la asociación Solidaridad Andaluza, por la duración de su actividad, su expansión por el territorio andaluz y su repercusión en el proceso autonómico.

Solidaridad Andaluza surgió en Granada en 1975 como iniciativa de miembros de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y del Movimiento de No Violencia de Granada, quienes tras sufrir detenciones por participar en una protesta contra el paro decidieron fundar una asociación cultural independiente con la finalidad de “colaborar con todos los andaluces para el cambio profundo en nuestra tierra”.

“Andalucía, nuestro orgullo, nuestro problema, nuestra responsabilidad” sería el lema de Solidaridad Andaluza en sus inicios, conscientes de la perspectiva teórica y militante que había entendido la realidad andaluza como “problema”, según expone Contreras Becerra. La identidad andaluza se habría construido en torno a la conciencia de la desigualdad y del agravio comparativo con respecto a otros territorios del Estado.

De esta manera, numerosos estudios a partir de la segunda mitad de los años sesenta ya habían denunciado la situación socioeconómica andaluza, unas reivindicaciones que continuaron la década posterior con la proliferación de textos acerca del “subdesarrollo andaluz”, la “opresión cultural ejercida sobre los andaluces”, la propiedad de la tierra o la relación entre latifundismo y emigración. Junto con el desempleo, este último aspecto constituía uno de los problemas más acuciantes para Andalucía.

Así, entre 1950 y 1975, la emigración desde Andalucía a otros territorios de España o al extranjero supuso la salida de 1.747.000 personas, mientras que en 1981 la tasa de paro en la región era superior a la existente en el resto de España.

Solidaridad Andaluza aspiraba a incidir en esos dos problemas a través de la difusión de información crítica que movilizara a la población. Pero “para que se genere una movilización, debe existir un sentimiento de pertenencia, una identidad colectiva, un nosotros, y la percepción de una situación como injusta”, escribe el investigador de la UGR.

Para promover esa movilización social a favor de la autonomía y de la cultura popular andaluza, los miembros de la asociación consideraron que “debían realizar una identificación de los problemas y de sus responsables”, apunta Contreras. Diferenciar, por ejemplo, la situación de Andalucía del discurso de desarrollismo económico promocionado por el régimen franquista. De esta manera, su labor ayudaría a crear conciencia sobre las desigualdades socioeconómicas entre Andalucía y otros territorios, según el artículo.

Teniendo presente este objetivo, emplearon un enfoque pedagógico elaborando tanto publicaciones como montajes audiovisuales. Además contaron con la colaboración de maestros rurales y párrocos que cedían espacio para charlas y proyecciones. Asociaciones de vecinos, culturales y juveniles, así como sindicatos, parroquias y partidos políticos acogían los materiales elaborados por Solidaridad Andaluza. 

Finalmente, la asociación se implicó en la campaña del sí en el referéndum del 28 de febrero de 1980 a la vía del artículo 151 de la Constitución para conseguir la autonomía. Parece que fue en la segunda mitad de los años ochenta, tras la Ley de Reforma Agraria Andaluza, una lucha en la que Solidaridad Andaluza se había implicado, cuando el colectivo se disolvió, aunque no se sabe con certeza.

La investigación de Javier Contreras Becerra está vinculada a su tesis doctoral, en el marco del Programa de Doctorado en Historia y Artes, perteneciente a la Escuela Internacional de Posgrado de la Universidad de Granada. 

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