La imagen del modelo agrícola almeriense en Estados Unidos varía según el conocimiento de cada experto pero “lo que más sorprende es que es un modelo donde la riqueza está compartida, cuya producción está aún en manos de familias y no de empresas grandes, con 35.000 has de producción”, así lo afirma Cynthia Giagnocavo, profesora e investigadora de la Universidad de Almería y codirectora de la Cátedra Coexphal-UAL, de horticultura, estudios cooperativos y desarrollo sostenible, cuyo objetivo es mejorar el sector e impulsar la I+D+i en la universidad.
Cynthia explica que “tenemos un sistema en Europa y en muchos países, donde la producción agrícola la realizan familias o empresas pequeñas, por lo que es necesario saber cómo podemos competir con las grandes empresas o tener nuestra parte de valor de esta cadena”. Por eso, un proyecto muy importante que incluye el uso de Big Data, es el denominado ‘Internet Food and Farm’, IoF2020 cuyo presupuesto es de 30 millones de euros y se va a realizar en colaboración con la Universidad holandesa Wageningen.
En este proyecto, que tendrá una duración de cuatro años, la UAL y Coexphal se encargarán de la parte de horticultura. El objetivo es la investigación y el fomento de una implementación del Internet de las cosas (Internet of things, IoT) a gran escala en el dominio de la actividad agrícola y la alimentación europea. IoT es un poderoso conductor que tiene el potencial de transformar el domino completo de la agricultura y la alimentación en pequeñas redes de objetos conectados que son sensibles al contexto y se pueden identificar, detectar y controlar remotamente.
Se trata de mejorar la sostenibilidad y la producción, mediante la obtención de conclusiones a raíz de toda la información que se dispone sobre mercados, clima, producción, condición de suelo, y agua, etc. El proyecto resulta de la colaboración entre el grupo de investigación liderado por el profesor Manuel Berenguel (ARM) y la Cátedra Coexphal. También participan empresas como Telefónica, Orange, Phillips. “Con estos sistemas de información podemos añadir valor a cada parte de la producción agroalimentaria para equilibrar la cadena. Hemos de añadir más valor, trabajando más en bioeconomía y teniendo más relación con el consumidor para que sepa lo que está haciendo aquí”, insiste la investigadora.
Son varios los proyectos que está desarrollando, tanto de ámbito europeo, nacional como andaluz. Uno de ellos finalizado ya es Euroempleo, que ha versado sobre la mejora del empleo en el sector cooperativo, así como la inclusión social. Como resultado de éste, se ha elaborado una guía de buenas prácticas para optimizar las condiciones de los trabajadores.
El segundo proyecto, EU COOP Campus, se ha destinado a entender las habilidades que necesitan los directivos que gestionan cooperativas para así mejorar su trabajo. “Los resultados se han presentado en Bruselas con bastante éxito pero se quiere continuar con más acciones para impulsar la formación dentro de las cooperativas a través de cursos y eventos”, asegura Giagnocavo.
Por otro lado, está el proyecto INT.RE.COOP sobre diferentes modelos de negocio de las cooperativas en doce países, con intercambios entre investigadores para que compartan cómo funcionan éstos en cada país.
Sin olvidar, el proyecto ‘C-BIRD’, de intercambio entre industria y académica, centrado en cómo organizar un modelo de economía sostenible, estudiando el papel de todos los actores, no solo cooperativas sino también empresas y entidades del clúster que han apoyado este desarrollo, como Cajamar, Coexphal, PYMES y empresas multinacionales. “Por eso Almería es tan interesante, ya que en los años 50 era de una manera y ahora está muy desarrollada”, asegura la investigadora. Por último, se encuentra el proyecto ‘NEW CROPS’ sobre formación e innovación.