Pilar Quirosa-Cheyrouze no es nada nueva en el arte de escribir. Con casi una quincena de títulos a sus espaldas, esta almeriense nacida en Tetuán ha hecho de la literatura una buena manera de acercarse a la realidad y de entenderla desde un punto de vista crítico. Inmersa en un nuevo proceso de creación de lo que será su nueva novela, el viernes llega al Salón de Plenos de Diputación para presentar el último libro que ha sacado al mercado, ‘El faro de Nerea’, un conjunto de 61 relatos en los que la autora tira de casos concretos para dar su particular visión del mundo que nos rodea.
En El Faro de Nerea presenta un conjunto de relatos, ¿resulta más asequible este formato literario para la sociedad de hoy en día llena de prisas?
Los microrrelatos se adaptan al lector mejor que una novela por esa misma fórmula de concreción que reporta un espacio definido. Puedes terminar un relato, enlazarlo con otro, o detenerse en un momento dado. Es un pequeño microcosmos. En el Faro de Nerea hay 61 relatos, algunos de ellos, dos en concreto, tienen características hiperbreves, en la más pura estética monterrossiana.
La obra, en cierto modo, se define como una recreación crítica de la realidad, ¿qué se encontrará el lector?
Ciertamente, muchos de los relatos de El Faro de Nerea contemplan esta finalidad. Es necesario ser crítico con la realidad que nos rodea. Y es una forma de entender el mundo, o intentar recrearlo, dentro de su definición o, desgraciadamente, por la falta de valores, su indefinición. Los pequeños y los grandes dramas pertenecen al hombre.
La narración de El Faro de Nerea es ágil y compuesta por pinceladas, ¿es más sencillo contar un historia de esta forma o resulta más directo?
Es importante la agilidad, es cierto. Las pinceladas han sido elegidas con este fin, para recorrer un tiempo preciso, un paisaje, una etapa. Puede que más que sencillo, resulte preciso a la hora de escribir sobre un tema determinado y, en cualquier caso, se trata de tener una relación sentimental con la palabra, la precisión que tiene el lenguaje.
Muchas veces, los libros de relatos no son más que una novela estructurada de otra forma, ¿ocurre lo mismo en El Faro de Nerea?
El relato que da título al libro, El Faro de Nerea, dedicado al cineasta William Diertele, podría ser una novela, indudablemente podría ser un germen. Otros relatos son más compactos, no tienen un final abierto. De cualquier forma, el análisis crítico sobre los valores de la sociedad actual da campo para ello.
¿Quién es Nerea? ¿Dónde está el faro?
Nerea es un bonito nombre, y el faro es la necesidad de alumbrar el interior del ser humano.
Su próximo libro, ‘Tiempo de espigas’, es un análisis de la pérdida de valores en la sociedad actual, ¿qué espera de esta juventud?
Tiempo de espigas va a recorrer, mediante el juego literario y los cauces de la reflexión, los caminos de una novela. En ella, sin duda, van a quedar patentes las contradicciones del ser humano, la dureza de una realidad que lucha contra los atropellos y sobresaltos. Se trata de una verdad ficcionada. En ella trabajo en la actualidad y está previsto que vea la luz en 2.011.
¿Qué espera de El Faro de Nerea?
Hay muchos elementos literarios que juegan con la ironía y la crítica social en El Faro de Nerea. Pero también hay muchos caminos abiertos a la sensibilidad y a la esperanza de un mañana más solidario con las emociones. Espero que alguno de los relatos mueva a la reflexión.
