Un informe realizado por la Fundación Cajamar desvela que el sector biotecnológico es pequeño, cuenta con una insuficiente participación de capital riesgo, mientras que las inversiones públicas son insuficientes, y necesita fomentar acuerdos de colaboración para el desarrollo de productos específicos.
El nuevo informe monográfico del Instituto de Estudios de la Fundación Cajamar analiza la situación actual del sector biotecnológico en España, un ámbito de conocimiento estratégico que puede ser objeto de aplicación en múltiples actividades productivas. Sin embargo, los avances más innovadores que esta tecnología brinda, agrupados bajo el concepto de ingeniería genética, no son percibidos ni valorados de igual manera por la sociedad. En este campo destacan las empresas que desarrollan soluciones informáticas para la visualización e interpretación de muestras biológicas, las que son fabricantes de instrumental para compañías biotecnológicas y las que son productoras de proteínas para corporaciones farmacéuticas.
Los objetivos del estudio han sido identificar las empresas más relevantes que operan en el mercado por distintas orientaciones sectoriales (salud humana, animal, agricultura, alimentación, tecnologías para el control alimentario, aplicaciones biotecnológicas dirigidas a la producción de energía, biorremedación y biodetergencia). Presentar los productos más representativos en fase de desarrollo o lanzados recientemente. Detallar los hechos de interés acontecidos en los últimos años.
El informe, que parte del concepto de biotecnología, muestra la evolución de la oferta, su distribución territorial por comunidades autónomas y la situación del mercado por orientaciones sectoriales. En España, el tejido empresarial en este campo se clasifica según si su actividad se centra en I+D+i en biotecnología representando ésta su principal o única unidad estratégica de negocio, o bien si realiza actividades industriales, de servicios y comerciales relacionadas con la biotecnología. En los últimos años, el segmento de empresas dedicadas propiamente a la biotecnología ha mostrado un ritmo de crecimiento muy superior respecto a aquellas otras con intereses en este campo, a pesar de ser éstas son mayoría en el cómputo global.
Entre las principales conclusiones alcanzadas cabe destacar que el sector biotecnológico español es relativamente pequeño, tanto en número de empresas como en el tamaño de las mismas, aunque Barcelona, Madrid y Vizcaya cuentan con parques científicos donde se encuentran instaladas importantes compañías biotecnológicas vinculadas al área médica. La principal debilidad reside en la insuficiente participación del capital riesgo como una de las principales vías para obtener financiación. Tradicionalmente, han sido fondos e inversores generalistas los que han contribuido a impulsar el sector biotecnológico español. Una segunda fuente de financiación procede del gasto público en I+D+i. Los recursos destinados a este tipo de actividades aunque resultan ser aún insuficientes, han mostrado una tendencia ascendente en los últimos años. Con objeto de impulsar la competitividad, resulta conveniente fomentar acuerdos de colaboración o jointventures para el desarrollo de productos específicos.