El 92,2% de los niños alérgicos a la proteína de leche de vaca que han recibido el tratamiento de desensibilización mediante inducción de tolerancia oral específica (SOTI en sus siglas en inglés) en el Hospital de Torrecárdenas de Almería han conseguido tolerar este alimento: es uno de los principales datos que se dieron a conocer en la charla informativa sobre alergias alimentarias organizada por la Asociación Andaluza de Alergia a Alimentos Avanzax con motivo de la Semana Mundial de la Alergia, que se celebra entre el 13 y el 19 de abril de 2015.
En la charla informativa, celebrada en la sede del Colegio Oficial de Veterinarios de Almería, intervinieron los doctores José María Batlles y Rafael Galera, de la UGC de Pediatría del Complejo Hospitalario Torrecárdenas. El doctor Galera explicó a los asistentes –familias de niños alérgicos y profesionales sanitarios- cuáles son las principales dudas que tienen los pacientes de alergia a alimentos y resolvió esas preguntas. Por su parte, el doctor Batlles dió a conocer en profundidad cómo se realiza el tratamiento de desensibilización a niños alérgicos a la proteína de leche de vaca en el Hospital Torrecárdenas y mostró los resultados que están obteniendo con este tratamiento, que se aplica desde octubre de 2012 y que actualmente es la única vía posible de cura para estos niños.
El doctor Batlles explicó a los asistentes cómo se realiza la desensibilización, que consiste en conseguir tolerancia del sistema inmunológico al alérgeno (en este caso la proteína de leche de vaca) reduciendo los mecanismos inmunológicos para lograr una tolerancia al alimento que causa las reacciones. Para ello se dan de manera controlada, primero en hospital y después en el domicilio, cantidades mínimas del alérgeno que se van a aumentando de forma progresiva hasta alcanzar la dosis máxima tolerada, que es de 200 ml. El proceso puede durar entre 16 y 30 semanas, aunque depende de la evolución de cada paciente, y éste, una vez que culmine el proceso de desensiblización, debe tomar la cantidad máxima que tolera (que es personalizada) toda la vida para no perder esa tolerancia y no volver a tener reacciones.
Para José María Batlles, “merece la pena intentar este tratamiento”, que está indicado para niños mayores de cinco años y con riesgo de tener reacciones graves como mínimas cantidades de leche, para los cuales el pronóstico de superación espontánea de la alergia no es alentador y por tanto, la desensibilizacion se convierte en su mejor vía de curación. En este sentido, desveló que en dos años y medio de realización del SOTI en el Hospital Torrecárdenas 25 de los 27 niños y niñas tratados toleran la leche de vaca, en diferentes dosis, por lo que el porcentaje de éxito se sitúa en el 92,2%. El 77,7% de los pacientes tolera la dosis máxima, de 200 ml, uno tolera 115 ml. y tres toleran un yogurt, que equivale a 125 ml. de leche. Dos niños tuvieron que dejar el tratamiento por desarrollar esofagitis eosinofílica, una patología relacionada con mecanismos de alergia IgE no mediada que implica la inflamación y lesión del esófago.
El doctor Batlles explicó que antes de realizar el SOTI o desensibilización se informa a los padres del niño alérgico de todos los pasos a seguir, posibles riesgos de reacciones y cómo tratarlas. Los niños que reciben el tratamiento se dividen en dos grupos: los que no presentan anafilaxia (una reacción grave que afecta al mismo tiempo a dos o más órganos y que puede llegar a ser letal) y con valores de menos de 100 kU/L de caseína y los que sí han tenido anafalixia antes y tienen valores superiores. En cada uno de ellos la pauta de aumento de la cantidad de leche que se administra es distinta, siendo de mayor duración en el segundo caso, hasta 40 semanas, y de un mínimo de 11 en el primer grupo.
José María Batlles detalló que los niños que toleran 5 ml de leche de vaca ya toleran trazas (restos del alimento), por lo que pueden comer galletas, cereales, patatas fritas, gusanitos, etc. Si toleran 20 ml de leche ya pueden comer alimentos que los contengan como ingredientes, y cuando alcanzan 60 ml pueden comer dieta normal. Además, el especialista recordó los principales riesgos de reacción (el 90% son leves, como picor de labios o lengua) y cómo actuar, haciendo hincapié en la importancia de poner adrenalina autoinyectable en caso de anafilaxia.
Por su parte, Rafael Galera abordó las principales dudas que tiene las familias de niños con alergia a alimentos, explicando la diferencia entre alergia e intolerancia (la primera desencadena un mecanismo inmunológico y tiene consecuencias más graves), cómo se diagnostica la alergia (qué tipo de pruebas se hacen, como los análisis de sangre y en piel –prick test-, las pruebas de provocación y qué indican); cuáles son los síntomas de la alergia y su gravedad o cómo actuar en caso de reacción alérgica. También habló sobre las alergias no IgE mediadas, en las que los mecanismos de respuesta alérgica implican a otras células defensivas y que suelen dar resultados negativos en los análisis, mientras que sí hay síntomas de alergia.
También señaló que no hay que evitar alimentos que aunque den positivo en las pruebas de alergia no produzcan síntomas, para no sensibilizarse ante esos alimentos y ofreció datos estadísticos sobre curación de las alergias: el 85% de los niños con alergia a la leche se curan antes de los tres años y el 50% antes de los cinco años. En niños que presentan a edades más tardías alergias pescado, marisco, frutos secos y frutas el pronóstico de curación es peor.
Asimismo, indicó que no se debe retrasar la introducción de alimentos en niños alérgicos (con la excepción de la ternera en algunos niños alérgicos a la proteína de leche de vaca) y que no está demostrado que evitar alimentos durante el embarazo o la lactancia pueda prevenir la alergia alimentaria en los siguientes hijos si uno ya es alérgico. Además, destacó que la información para los pacientes recién diagnosticados es muy importante para llevar al día con seguridad y normalidad en las personas y familias afectadas.