La madurez de Capuleto, en el Auditorio de Roquetas

La viuda del artista estuvo en la apertura de la muestra.

‘Capuleto. Vivir la pintura (obras 1973-2004)’ es la muestra que desde el pasado viernes se puede contemplar en el Auditorio de Roquetas de Mar y donde se pueden ver obras de la etapa de madurez del artista almeriense.

La muestra ‘Capuleto. Vivir La Pintura’, nace de la colaboración de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Roquetas, la Diputación, la Fundación Casa Ibáñez, la familia del artista y 24 coleccionistas privados y que ha permitido realizar una puesta en valor de la figura del pintor almeriense Francisco Capulino-Pérez Lanuza, ‘Capuleto’.

Su obra de 1936 a 1969 se pudo visitar en una exposición en el Patio de Luces de la Diputación y el Teatro Auditorio de Roquetas recoge ahora una recopilación de obras pintadas por ‘Capuleto’ desde el año 1973 hasta 2004, prácticamente en el final de sus días.

Juan Manuel Martín, comisario de la exposición, explicaba que la muestra que se expone en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar permite “descubrir la última etapa creativa del artista, la de su plena madurez. Todo ello a través de obras que hablan de sus obsesiones, sus preferencias y su amor a la pintura como necesidad vital”.

“Esta exposición recogen las obras de la madurez del artista, tras su regreso de Venezuela. Todo ello a través de obras que nos hablan de su amor a la pintura como lenguaje esencial con el que transmitir sus sentimientos y pensamientos más íntimos” señalaba Martín Robles, que subrayó que “Capuleto es el artista más interesante del grupo Indaliano. Se marcó no vivir de la pintura y eso hizo que tuviera mucha más libertad para afrontar el arte y su forma de pintar”.

Un conjunto de obras entre las que se destacan algunas como las tres de las que el artista expusiese en la IV Bienal de Sao Paulo (“Desnudo”, “Naturaleza Muerta” y “Gato y mesa de mármol”); algunos de sus grandes formatos (“La siesta” o “Taller con fondo amarillo”) y obras de su última etapa creativa (“Retrato de J.J.J.”, “Hombre en su laberinto”, “Calaveras y botella” o “Retrato de W. Estayini, sobre fondo dorado”).

También se puede ver un conjunto de los pequeños formatos que formaron parte de la última exposición individual celebrada en vida por el artista en la Galería Argar en 1995 (“Autorretrato con paleta”, “Monseñor” o “Hombre con pelo blanco”); o algunos de los dibujos a carboncillo expuestos (“Apunte para retrato de Lucía” o “Apunte de loco”).

En definitiva, una selección que permitirá al visitante identificar algunos de los temas recurrentes (escenas y elementos cotidianos, calaveras, bodegones de carnicería, el estudio del pintor y figuras en interiores) y las diferentes etapas creativas de un artista cuya exploración del medio y la profesión sería continua.

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