El Jefe de Estudios de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, coronel Laboire, ha sido ponente en el curso de verano sobre seguridad en la orilla sur del Mediterráneo, y ha puesto de manifiesto la implicación del yihadismo con el crimen organizado en la región del Sahel.
El Coronel Mario Laborie desctacó ayer que el radicalismo islámico, el tráfico ilícito y el crimen organizado están tan profundamente imbricados en el Sahel que es difícil saber “dónde acaba uno y empieza otro”. En su lucha, ha dicho, está siendo fundamental la presión que ejercen los países occidentales y el papel desempeñado por Marruecos, que está sirviendo de último freno al yihadismo. Además, el reino alahuita está actuando como filtro a las rutas de traficantes de seres humanos o de la droga, que tendrían el campo mucho más libre si no fuera por la acción de la policía y el ejército marroquí, ha explicado en los cursos de verano de la UAL el Jefe de Estudios de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra. Laborie ha sido uno de los ponentes en el seminario sobre seguridad en la orilla sur del Mediterráneo, que ha comenzado hoy en Aguadulce.
El Coronel Laborie, que ha hablado de las operaciones militares en la zona en las que participan efectivos del ejército español, ha insistido en la idea de que la seguridad no puede entenderse solo desde un punto de vista militar o policial, sino en la conjunción de las llamadas “Tres Des”: defensa, diplomacia y desarrollo. “El origen fundamental de los procesos de radicalización que se están produciendo en estos países hay que buscarlo en la pobreza y en el subdesarrollo. Si eso no se ataja, si no se lucha contra la corrupción endémica, la falta de gobernanza eficaz, la seguridad humana y alimenticia, será muy difícil solucionar los problemas que plantean estos grupos radicales”, ha afirmado.
En el Sahel, una enorme franja de terreno de gran complejidad geográfica y humana, la debilidad de los estados ha abierto oportunidades al crimen organizado, al tráfico ilícito y a grupos radicales islamistas, entre ellos los yihadistas. El origen de estos últimos surge cuando el conflicto en Argelia desborda sus límites por la presión del gobierno de Argel y el antiguo Grupo Islámico Armado se transforma en el Ejército Salafista para la Predicación y el Combate, que termina derivando en Al Qaeda en el Magreb islámico entre 2006 y 2007.
El Sahel, un escenario inquietante
El Sahel es el escenario que más preocupa a las Fuerzas Armadas españolas, especialmente países como Malí, lugar donde operan y se adiestran grupos yihadistas.
Así lo señalaba ayer el General de División Juan Antonio Moliner González, director del Gabinete técnico de la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa, que ha participado en el curso de verano “La orilla sur del Mediterráneo y el Sahel: un espacio avanzado para la seguridad”. Las amenazas, sin embargo, ha dicho, no proceden solo del yihadismo, sino del tráfico ilegal de drogas, armas y seres humanos del que se nutre el radicalismo islámico y que afectan directamente a Europa y a nuestro país por la cercanía geográfica.
En la actualidad, militares españoles participan en cinco misiones bilaterales de la Unión Europea en la zona. La presencia militar no significa, decía hoy el General Moliner, que no haya “sensibilización” y no se estén realizando importantes esfuerzos en cooperación para ayudar a que la población autóctona mejore sus condiciones de vida.
En el Sahel hay en marcha dos misiones de apoyo a Francia en Mali, con un destacamento aéreo y medio centenar de militares que intervienen en acciones logísticas y de tipo aéreo. De forma parecida se opera en la República Centro Africana, aunque esta vez los militares españoles tengan la sede en Gabón. Además de ello, están las misiones comandadas por la Unión Europea de refuerzo a las fuerzas armadas malienses y la EuroFor en la RCA, en desarrollo actualmente, y otra más de apoyo en Mali a la espera de que la Unión Africana se haga cargo de la seguridad en la zona.