El abordaje del paciente con intolerancia a la lactosa ha sido el tema protagonista de una conferencia celebrada en el Colegio de Farmacéuticos. Y es que la detección de la intolerancia a la lactosa ha sido muy complicada hasta hace poco, debido a que los desórdenes intestinales que provoca pueden parecer similares a los que presentan algunas patologías. Sin embargo, y tal y como señaló durante la charla el especialista en aparato digestivo, José Francisco Suárez, “es una alteración bastante frecuente que en Almería puede llegar a superar el 40% de la población, mientras que en el norte del país podemos estar hablando del orden de un 15 o 20%”.
El doctor Suárez, como médico de la Unidad de Exploraciones Funcionales Digestivas del Hospital Torrecárdenas, recuerda que “lo normal no es tolerar la lactosa, eso quizá sea lo anormal. Lo que pasa es que el ser humano desde que es ganadero ha incorporado la lactosa a su alimentación y así genéticamente ha habido mutaciones para que se mantenga la lactosa hasta edades adultas, incluso hasta la muerte”. Así lo ha explicado durante la jornada que contó con el patrocinio de los laboratorios Salvat, en la que participaron casi un centenar de profesionales de la farmacia.
“El farmacéutico y el médico tenemos muchas cosas en común. De todas, la más importante es el paciente, que quiere respuestas a una sintomatología muy frecuente y que da muchas vueltas para que le hagan un diagnóstico. El farmacéutico puede ayudarle a reconocer la intolerancia, orientarlo en el manejo de la lactasa, así como marcar pautas dietéticas y realizar derivaciones al especialista para que le hagan pruebas”, asevera Suárez Crespo.
Los expertos son conscientes de que el desarrollo y manifestación de la intolerancia a la lactosa es, sobre todo, muy molesto. “Hay una intolerancia muy grave que es la alactasia que viene desde es el nacimiento, ya que genera grandes problemas de nutrición, pero lo normal es que aparezca a partir de los 2 o 5 años, aunque se manifieste más tarde. No hay casos en los que los pacientes desarrollen la tolerancia a una edad muy tardía, sino que se va a incrementando hasta que se percibe”.
Una vez que la alteración vive con el paciente, no hay más solución que “aprender a adaptarse y para ello la lactasa juega un papel fundamental, más aún cuando tenemos que comer fuera del hogar. La intolerancia se hace más complicada cuando se asocia a otros desórdenes digestivos como es el intestino irritable, que hace que la sintomatología sea más intensa”.
Ante esta situación lo mejor es seguir una dieta individualizada y regulada, ya que los extremos pueden desencadenar consecuencias peores. “Hay pacientes que se lo toman tan a la tremenda, que suprimen todo, incluso fármacos que contienen lactosa, cuando la cantidad es tan pequeña que no suelen producir ningún síntoma” y añade, “ante todo hay que regular que no se provoquen carencias y desórdenes alimenticios”, concluye.