El el 34% del océano es inaccesible a especies que migran por causas climáticas. El cambio global se ha demostrado como una de las grandes amenazas para al biodiversidad, debido a su capacidad para reorganizar los sistemas naturales.
Esta y otras conclusiones se desprenden de un trabajo internacional con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) centrado en la reorganización de la diversidad de las especies. Los científicos, que publican sus resultados en Nature, han empleado la velocidad del cambio climático para derivar la trayectoria de los nichos climáticos de 1960 a 2009 y hasta el año 2100.
Los nichos climáticos se definen como el conjunto de condiciones bióticas y abióticas con las cuales una especie es capaz de mantener estable su población. Según el estudio, las costas actúan de barreras que impiden el paso a las trayectorias de los nichos, mientras que las áreas templadas locales las atraen. Este proceso acaba en la creación de áreas que actúan como fuente de especies que migran con el cambio climático, áreas que funcionan como corredores por los que se desplazan en sus migraciones climáticas, y áreas que actúan como sumideros, donde quedan atrapadas.
Según los datos rastreados entre 1960 y 2009, el 34% del océano es un área fuente y, por tanto, resulta inaccesible a las especies que migran por causas climáticas. Por otro lado, las áreas sumidero, donde las condiciones climáticas locales desaparecen, suponen el 1% del océano.
“Basándonos en esta aproximación hemos inferido los cambios en la distribución de las especies y hemos obtenido mapas regionales de la dirección y el ritmo esperado de las especies migratorias por causas climáticas. También sugerimos qué zonas sufrirán una pérdida de biodiversidad”, explica el investigador del CSIC Carlos Duarte. “Con ello es posible diseñar corredores que permitan las migraciones climáticas y anticipar cómo tendrán que reorganizarse las actuales áreas protegidas para que sigan desempeñando su función”, agrega.
La pérdida de especies tanto en áreas fuente como en áreas de hundimiento podría verse acelerada con el cambio climático. Las zonas con climas nuevos o aquellas que los han perdido sufrirán un mayor calentamiento. El trabajo ofrece un método rápido y global para cuantificar y mapear patrones de nichos termales cambiantes y marca cuáles son las regiones del planeta que podrían estar en riesgo por los efectos de las barreras a los migradores climáticos.