Los teléfonos móviles ha cambiado la sociedad: abren la puerta a un mundo de comunicación infinito, facilitan la relación con administraciones y entidades bancarias, y también facilitan estar conectado con los seres queridos. Sin embargo, la atracción que generan estos dispositivos puede llevar a un uso abusivo. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de Almería define los tres perfiles más comunes de adicción al móvil y determinan cuándo su uso empieza a ser preocupante.
A pesar de que no existe un diagnóstico oficial de ‘adicción al teléfono móvil’, el uso problemático del mismo “afecta cada vez a un sector mayor de la población, convirtiéndose en una conducta disruptiva que puede afectar a la salud mental y a la funcionalidad diaria”. Un uso excesivo y los signos de dependencia parecen relacionarse con la impulsividad, un marcador presente en todas las conductas adictivas.
Sobre esa base han trabajado las investigadoras Pilar Flores y Ana Sánchez-Kuhn, del Grupo de Investigación CTS-280 ‘Neurociencia Clínica y Experimental’, de la Universidad de Almería, en colaboración con Ana María Ruíz-Ruano y Jorge López, de la Universidad de Granada.
Cuándo el uso del móvil empieza a ser preocupante
En su estudio, las investigadoras de la Universidad de Almería empieza a ser preocupante cuando se superan las cuatro horas al día. Así, han realizado una clasificación y en lo más alto está el perfil que muestra adicción al teléfono móvil, que lo usa una media de 6 horas diarias y que muestra altos niveles de urgencia negativa y positiva, entendida como tendencia a actuar impulsivamente cuando se experimentan emociones intensamente negativas o positivas, respectivamente, y de falta de premeditación.
El segundo perfil es el que aún no muestra signos de adicción al teléfono móvil, aunque lo usa también una media excesiva de 5,5 horas al día y sí muestra un alto grado de pérdida de control en su uso.
Finalmente está el grupo que no muestra adicción, ni niveles altos de impulsividad, y cuyo uso diario está en torno a las 4 horas.
Estos resultados sugieren, por lo tanto, “una clasificación de la adicción al teléfono móvil, problemática que ya se está abordando a nivel experimental y clínico porque está constituyendo un problema en la sociedad y de salud mental”. Los autores del trabajo han apuntado que “el abordaje de la problemática desde un punto de vista no binario, sino de conjunto de datos basado en características individuales de la personalidad, puede contribuir al diseño de programas de prevención e intervención más precisos y eficaces”.
Qué aplicación pueden tener los perfiles de adicción al móvil
Las autoras de esta investigación consideran que puede suponer una aportación que beneficie a la salud pública, sabiendo que “el móvil siempre lo tenemos cerca”, que “tratamos de tenerlo cargado, comprobamos su estado asiduamente y rastreamos nuevas notificaciones, ya que es una herramienta de información, ocio, intercambio social, trabajo y salud, y hasta nos ayuda en las tareas del hogar”, pero que “los reforzadores que ofrece, y su aparición intermitente, han contribuido a desarrollar lo que parecen ser conductas adictivas”.
Los autores han detallado que “la impulsividad” a la que hacen referencia “es la tendencia a actuar de forma rápida y con poca premeditación, lo que lleva a tomar decisiones apresuradas sin considerar las posibles consecuencias”. Puesto que los trastornos psicológicos están fuertemente influenciados por características individuales, han querido estudiar los subgrupos que hay en ese uso problemático del teléfono móvil y esa impulsividad.
La tendencia actual de la psicopatología trata de ilustrar en el marco del RDoC (Research Domain Criteria) los distintos subgrupos que existen en la población en base a distintas dimensiones relevantes para la salud mental. En este sentido, han estudiado los subgrupos que hay en el uso problemático del teléfono móvil y ver qué dimensiones de la impulsividad caracterizaban a esta conducta candidata a convertirse en una adicción conductual.
Este trabajo se enmarca en el proyecto ‘Conceptualización Transdiagnóstica del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo desde los Criterios de Investigación por Dominios’, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, Los resultados del mismo han visto la luz en la Editorial Socidrogalcohol bajo el título ‘Del uso no problemático a la adicción al móvil: Perfiles de impulsividad’. Sobre una población de estudio de 412 adultos, con una media de edad de casi 32 años, el equipo de investigación ha encontrado tres perfiles diferentes según sus rasgos de impulsividad. Estas agrupaciones las han hecho mediante un análisis estadístico de clústeres, que consiste en agrupar datos en conjuntos según sus características comunes.