Defensa creó hace pocos meses el Mando Conjunto que coordinará las acciones de las fuerzas armadas frente a los ciberataques, “una amenaza actual, real y en crecimiento para los intereses nacionales”. Hoy se ha hablado de ello en el seminario sobre seguridad y defensa organizado por la UAL, la Asociación de la Prensa de Almería y la Brileg.
La ciberguerra ya no puede considerarse ciencia ficción sino algo muy real que ha desplazado los conflictos bélicos a la Red y que tiene en las tecnologías de la información su escenario principal. Los hackers demuestran que con el uso de armas cibernéticas se puede conseguir cualquier cosa y que incluso sin misiles ni aviones los daños a las infraestructuras de cualquier ciudad a través de ciberataques pueden ser gravísimos. Así lo ha señalado hoy en la UAL el comandante del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) Fernando Gordo, que ha explicado que las “vulnerabilidades” son muchas y que es casi “imposible ponerle puertas al campo”.
Ha sido en el Seminario sobre Seguridad y Defensa organizado conjuntamente por la Universidad de Almería, la Asociación de la Prensa y la Brileg, que ha abordado en cuatro conferencias los distintos escenarios en los que las fuerzas armadas españolas tienen puesta toda su atención en la actualidad: el Sahel, por su inestabilidad y la creciente presencia de Al-Qaeda, el terrorismo islamista y la piratería en el Cuerno de África, el uso de armas NQB (nucleares, químicas y biológicas) y la ciberguerra. “Son temas muy actuales, que preocupan por lo que pueden suponer de amenaza para la seguridad y la defensa de nuestro país”, señalaba antes de comenzar el teniente coronel José de Meer, jefe de Estado Mayor de la Brileg.
La ciberdefensa, ha afirmado el comandante Gordo, ocupará un lugar importante en la actividad de las fuerzas armadas en el futuro, de forma similar a como ya ocurre en otros países que cuentan con organismos similares, estando a la cabeza de todos ellos el US Cyber Command, creado por el Pentágono en 2009 frente a lo que Washington ha definido como el “campo de batalla del futuro”. Estas amenazas incluyen el ciberterrorismo, el cibercrimen, el ciberactivismo y el ciberespionaje. Y su coste es enorme, ya que los expertos calculan que los ataques que sufre España le cuestan en torno a 19.000 millones de euros al año, un 1,6% del PIB. La mayoría, en robos de propiedad industrial e intelectual y en ciberespionaje a las administraciones.
Para luchar contra ello, el Ministerio de Defensa creó hace pocos meses el Mando Conjunto de Ciberdefensa, que dirigirá y coordinará las acciones de las fuerzas armadas frente a los ciberataques, “una amenaza actual, real y en crecimiento para los intereses nacionales”. Su misión, como expuso el comandante Gordo, uno de los mayores expertos nacionales militares en este campo, será el planeamiento y la ejecución de las acciones relativas a la ciberdefensa militar en las redes y sistemas de información y telecomunicaciones de las fuerzas armadas, así como contribuir a la respuesta adecuada en el ciberespacio ante amenazas o agresiones que puedan afectar a la defensa nacional.
La inestabilidad en el Sahel y la piratería en el Cuerno de África
Sobre la evolución que pueden tener los conflictos abiertos en la zona del Sahel, una extensísima franja de terreno de 5.400 kilómetros de largo y más de 1.000 de ancho que recorre diez países y que divide África en dos –el desierto al norte y el trópico al sur-, el teniente coronel Luis Cepeda explicaba que buena parte dependerá de cómo se gestionen en el futuro los problemas que acosan ahora a la región. Porque a la explotación de la enorme riqueza que ofrece el subsuelo africano (con importantes yacimientos de petróleo, gas natural, uranio, oro o coltán) por parte de compañías extranjeras mientras la población autóctona malvive en condiciones de miseria extrema, se unen los movimientos migratorios que se producen hacia Europa y la cada vez mayor presencia de fuerzas yihadistas en algunos de esos países, principalmente en Mali.
Por otra parte, el Cuerno de África, una zona de enorme importancia geoestratégica para Europa y, en particular, para España, lleva desde hace décadas sumida en una profunda inestabilidad que adquiere su máxima expresión en la situación caótica de Somalia, paradigma de estado fallido. La región, puerta del tráfico marítimo entre el Océano Índico y el Mar Rojo, acapara un 20% del tráfico comercial marítimo mundial y es una de las zonas principales de acción de la flota pesquera oceánica española, que captura unas 200.000 toneladas por temporada, casi el 50% de la demanda de la industria conservera española.
Pero es también escenario de piratas, que se calcula obtienen al año entre siete y 12.000 millones de dólares como botín del rescate de los pesqueros apresados en la zona. Precisamente, para luchar contra la piratería está en curso la operación militar EU-Navfor Somalia (también llamada operación Atalanta), al tiempo que tropas europeas –entre ellas también españolas- adiestran, en el marco de otra operación, la UNT Somalia, a soldados somalíes en Uganda. “Mi impresión es que el terrorismo yihadista y la piratería se habrán resuelto en quince años por la acción y la presión de los países occidentales, pero que el resto de los problemas permanecerá”, apuntaba Antonio Armada, teniente coronel, jefe de la VII Bandera. Entre esos problemas, la constante violación de los derechos humanos más fundamentales y los mayores índices de desnutrición del planeta. Se calcula que en países como Etiopía, Eritrea, Djibuti y Somalia han muerto de hambre más de dos millones de personas en los últimos años.
Uso de armas NQB
Respecto al uso de armas NQB, hace pocos meses la comunidad internacional vivió con zozobra la posible intervención de Estados Unidos en Siria después de que se denunciara el uso de este tipo de armamento contra la población civil por parte del régimen de Bashar Al Assad. Hoy, el capitán Óscar Moradas, jefe de la Compañía de Defensa NQB de la Brileg, ha expuesto las diferencias entre unos tipos de armas y otras, pero todas ellas con un potente efecto mortífero sobre la población.
Entre las biológicas destaca el ántrax, pero también la viruela (Estados Unidos y Rusia mantienen activas al menos dos cepas, que se sepa), la tularemia o el virus de la peste, resistente hasta a veinte grados bajo cero. De las armas químicas, la más persistente es una llamada VX, seguida del tabun, la iperita, el gas sarín (que fue utilizado por el grupo La Verdad Suprema en el metro de Tokio en 1995 provocando 12 muertos y más de 900 heridos), el cloro y el cianuro.
En cuanto a las armas nucleares, además de potencias como Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, otros países como India, Pakistán o Corea del Norte han aumentado su arsenal nuclear, pero quien se lleva la palma es Israel. Con el programa más secreto del mundo, se cree que los israelíes tienen más de 2.000 ojivas, fabricadas con uranio procedente de Sudáfrica.
De todos estos temas se seguirá hablando en la segunda sesión de este seminario, que tendrá lugar el próximo 23 de noviembre con un ejercicio práctico en la base de la Legión en Viator. El seminario cuenta con 110 inscritos, la cifra más alta de todas las ediciones celebradas.