Antonio López Díaz es, junto con Francisco Alcaraz, el único artista vivo del movimiento Indaliano, que revolucionaron la pintura hecha en esta provincia y fueron el primer grupo artístico nacido y desarrollado en este territorio. Ahora, López Días muestra algunos de sus mejores trabajos reunidos bajo el título de ‘Sol sobre los años’, que desde el próximo jueves se podrá ver en el Centro de Arte Museo de Almería (CAMA).
López Díaz estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Almería, pasando poco tiempo después a trabajar en el taller del fundador de los Indalianos, Jesús de Perceval. En compañía de ellos o bien de manera individual participa en decenas de muestras realizadas en Almería y otras ciudades españolas, expone su obra en el Museo Nacional de Arte Moderno de Madrid en 1947, siendo seleccionado por Eugenio d’Ors para participar en el VI Salón de los Once, que se celebraría un año después.
En 1953 marcha a Brasil y centra su actividad en la decoración integral de iglesias, la escultura religiosa y urbana y la pintura mural. Participa en 1962 en la importante Bienal Hispanoamericana de Sâo Paulo. Regresa a España en 1964, dedicándose profesionalmente a la creación de un taller industrial de decoración. En los años 80 marcha de nuevo a Brasil, de donde recibe el encargo de realizar una serie de murales de gran tamaño para diversas instituciones públicas y privadas. Regresado de nuevo a España, se instala definitivamente en Almería, donde existen igualmente muestras de su labor escultórica para espacios públicos tanto en la ciudad como en algunos pueblos de la provincia.
La exposición Sol sobre los años tiene como objetivo desarrollar una muestra del recorrido artístico de Antonio López Díaz desde sus obras de los años 50 hasta las últimas creaciones informalistas y abstractas de su última época. Asimismo se puede contemplar una breve muestra de su labor escultórica a través de una serie de pequeños bronces que reflejan su absoluta maestría con los volúmenes.
La que podríamos llamar “primera etapa” de la obra pictórica de López Díaz es básicamente figurativa, siendo el retrato y en general la representación de la figura humana el eje central de su trabajo; si bien hay además muestras de paisajes y escenas costumbristas. Su pincelada es rica en matices, mediterránea, luminosa y de textura poco empastada. A partir de los años 90, con su serie denominada “Sugerencias”, se inicia una segunda etapa en su pintura en la que rompe con el arte figurativo y se adentra en la abstracción. En este caso el cambio de registro es total, aunque permanece en las obras de esta época una paleta colorista e impregnada de esa luz tan característica del mediterranismo que acompañó siempre la estética de los indalianos.