Aunque sean insectos, las abejas tienen una vida social muy desarrollada. Lo último que se ha descubierto de ellas es que son capaces de marcar con señales químicas las flores peligrosas donde previamente habían sido atacadas, para que sean evitadas por el resto de la comunidad.
El descubrimiento ha sido realizado por investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas, ubicada en Almería, en colaboración con un equipo de la Universidad de Tours (Francia), que han hecho un experimento para estudiar si las abejas son capaces de marcar con señales químicas evasivas las flores en las que han sido atacadas.
Ya se sabía que estos insectos eran capaces de avisar a sus compañeros en caso de que un depredador se acercara en exceso a su colmena, y emprender un ataque conjunto, pero los científicos no se imaginaban el nivel de desarrollo de las abejas, que han demostrado ser uno de los insectos más sociales.
Para ello, simularon un ataque de un depredador y observaron si estas avisaban a sus abejas hermanas del peligro de libar en esa planta.
“Hasta el momento, no estaba claro el papel que pueden jugar las feromonas evasivas de alarma –feromonas que provocan una respuesta de escape cuando los insectos visitan las flores– en las abejas sociales. Nuestro resultados indican que, a diferencia de las abejas solitarias, las abejas sociales usan este tipo de señales a nivel de flor para señalizar a sus hermanas del peligro de la presencia de un depredador cercano”, declara a SINC Ana L. Llandres, de la Universidad de Tours, investigadora principal del estudio que publica la revista Animal Behaviour.
Para determinar si las abejas sociales y las solitarias respondían a estas señales olfativas de alarma, hicieron un experimento con individuas de ambos tipos de distintos países: Australia, China, España y Singapur.
En algunas plantas simularon el ataque de un depredador atrapándolas con unas pinzas, mientras que en otras, que se utilizaron como flores control, no hubo tal ataque.
“Las abejas solitarias respondieron de manera similar ante las flores atacadas por un depredador y las control, sin embargo, las abejas sociales respondieron de manera muy diferente –explica L. Llandres–. A pesar de que se aproximaron a ambas flores, la probabilidad de que se posaran en las flores control fue mucho mayor”.
Los científicos también detectaron que la probabilidad de que las abejas sociales rechazaran las flores era mucho mayor si en la flor se había simulado el ataque de un depredador previamente.
Este estudio apoya la idea de que la sociabilidad de las especies de abejas está asociada con la evolución de las señales de alarma.